Le
puede pasar a cualquiera
DATOS
GENERALES
Título
original: Strut
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación original en inglés:
julio de 2022
Parte de una serie: Style #2
Páginas: 422
NO
TRADUCIDA AL ESPAÑOL
SINOPSIS (según
Amazon)
Granjero de Nueva Zelanda se convierte en modelo de moda
de Nueva York.
¿Cuento de
hadas? Quizás. Pero no ha sido fácil. Un año en esta ciudad loca, trabajando
duro para sobrevivir en una industria despiadada donde el sexo vende y los
límites se cruzan con demasiada facilidad.
Un año y un
reconfortante océano lejos de Hunter
Donovan: un error sexi y humillante que no voy a repetir. La distancia es
buena. La distancia es segura.
Pero ahora
Hunter está de vuelta. En Nueva York En mi vida. En todos esos sentimientos
traicioneros que no han ido a ninguna parte. Pero cuando mi mundo de repente se
derrumba y tengo que reconstruirme y luchar por mi carrera, ¿Estará Hunter allí
cuando lo necesite? ¿Tendremos lo que se necesita para superar esto, juntos?
Nota: Este
libro contiene temas de acoso sexual y agresión sexual.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica?
Acaba de salir, como quien dice. De momento, la tengo en torno al puesto 6.000 de mi lista, gracias a crítica DIK A- y 5 estrellas en Xtreme delusions. Creo que la gente la recordará al final del año. Por lo que va a ser bastante apreciada.
CRÍTICA
Ya sabéis que me gusta Jay Hogan. Me parece que es de
lo mejor que puedes encontrar en KU, con sus male/male romances ambientados en Nueva Zelanda.
Solo que ahora ha dejado las antípodas y ha decidido
ambientar esta historia en Nueva York.
Ya dije al comentar la anterior, que salían escenas
con un modelo y un fotógrafo que más bien parecían un anticipo de la siguiente.
O sea, de esta. Y así es.
Alec Williamson (22) lleva un año trabajando de modelo
en la Gran Manzana. Tiene ese look de «novio guapo» que siempre funciona. Y le
echa algo más a sus recorridos por la pasarela, y a las sesiones de estudio,
tiene ese nosequé, personalidad, que añade a su atractivo.
Por eso se ve que va a tener futuro en esto. Pero de
momento, sigue viviendo en esas condiciones un poco apretadas de los modelos en
auge. Porque das una patada y salen cientos de chicos guapos. Las agencias solo
tienen que captarlos y venderlos como carne barata.
Creo que lo mejor del libro, o lo más atractivo para
mí, ha sido conocer esas condiciones de trabajo, cómo uno montón de chicos
monos tienen que compartir piso porque vivir allí es muy caro. Y ojo, que es un
apartamento de tres habitaciones en el que viven nueve modelos. Es la agencia la que les pone piso y les proporciona cosas,
incrementándose la deuda continuamente. Porque lo que les facilita se lo cobran
de los honorarios, con lo cual incluso cuando trabajan, siguen endeudados hasta
las cejas con la agencia.
(A mí me recordó mucho a lo que pasan las mujeres
prostituidas, en esa deuda permanente con el club que jamás saldarán porque se
incrementa con «multas» y les cobran hasta por respirar).
Luego, muchos desfiles no los cobran. Hay cosas que
trabajan gratis, les darán ropa de diseño como freebies. O sea, que muchas veces ni les pagan.
Todo por conseguir un buen contrato, una campaña
exitosa o ya no te digo si consiguen ser imagen de una marca.
Para lo cual tienen que tener muchas tragaderas, ser
tipos responsable, poner buena cara, no hacerse fama de difíciles porque
entonces no los contrata nadie.
Para redondear ingresos, Alec trabaja en un bar, qué
se le va a hacer. Las propinas pagan la comida.
Que esa es otra, cómo comen, qué desolación. Mucha
proteína, los hidratos de carbono verbotten!
y si tienen una sesión de fotos, a pasar sed, para que con la deshidratación se
marque mejor el músculo.
Hunter Donovan (34) es un fotógrafo de moda,
neozelandés también, y tuvo su rollo de una noche con Alec.
Pero se portó como un auténtico cretino. Se enrollaron
y luego desapareció, sin decirle ni un «hasta luego, majo».
Eso es algo que ha dejado a Alec muy dolido. Porque
Alec no es un tipo de rollos intrascendentes, a él le gusta el romance, tener
novio… Hunter tuvo una mala experiencia y desde hace años tiene descartado lo
de emparejarse.
Cuando su trabajo lo lleva a Nueva York, se
reencuentra con Alec y entonces Hunter se da cuenta de que ha hecho el imbécil,
que Alec merece la pena. No solo es monísimo, es que tiene cerebro y es buena
gente, serio trabajando, centrado en lo suyo.
Alec desconfía, claro, porque no quiere arriesgar otra
vez su corazoncito.
Me encantan las historias de segundas oportunidades. Para que salgan bien, suelo decir que tienen que concurrir dos cosas:
1 Que aquello que les separó sea algo serio, para no perderles el respeto;
2 Que lo
hayan superado bien para que te creas su final feliz.
Aquí tienes que hacer un acto de fe. Hunter pasó de
Alec porque tenía miedo al compromiso. Así que se dedica todo el libro a
demostrar a Alec que está por él. Y mira que lo va a necesitar…
Aprendí con este libro que hay otro elemento en el que
fijarse en las segundas oportunidades: 3, ¿por qué no se han reunido antes? Hay un
momento en que Alec se lo dice:
Mira, Hunter, no importa lo que digas, no has venido a Nueva York en busca de una relación. Has tenido todo un año para encontrarme, escribirme, enviarme un mensaje de texto, cualquier cosa, pero no lo hiciste. Creo que eso lo dice todo.
Tiene razón. Le quita bastante romance el que
pretenda «te quiero desde hace años, no puedo vivir sin ti», ¡tío! haber hecho
algo. Así que tiene que haber algo más, que ese tiempo intermedio haya alguna
razón sólida para no haber intentado en ningún momento reconectar.
La cosa es que al final el pescado está vendido
bastante pronto. Empiezan como amigos, tienen citas, en algún momento hay sexo
y pronto quedan claro que son pareja, a los dos días, como quien dice.
Más de la mitad del libro ya están juntos, entonces se
dedica a otra cosa, un asunto de una agresión sexual. Cómo lo ve la sociedad cuando el agredido es un hombre, cómo se siente la víctima, qué se
puede hacer para superarlo, el papel de las redes
sociales, de la policía,…
Todo muy interesante, pero vaya, quizá no sea para todos los días. Es lo que tiene Jay Hogan, que es como Kennedy Ryan, si no mete melodrama, no es feliz.
Claro, tú que te lo vas oliendo ya desde
casi el principio del libro, estás ahí todo el rato con la angustia, el corazón
en un puño.
Por supuesto, en primera persona dual indistinguible.
Cuando estos dos están teniendo sexo, que lo tienen y mucho, no te enteras de
quien hace cada cosa, porque no sabes quién lo está contando.
Es una novela muy buena, que no os despisten mis tres
estrellas, es que comparo con otras de la misma autora que me gustaron más.
Valoración
personal: buena, 3
Se
la recomendaría a:
quienes gusten de las contemporáneas con su toque de drama.
Otras
críticas de la novela:
No he
encontrado críticas en español.
Xtreme Delusions, 5 corazones.
All About Romance, DIK A-.
Lelyana's Reviews, 5 estrellas, incluye extracto.
Love Bytes Reviews, 4.75 corazones.
BFD, incluye extracto, 4.5 estrellas.
Joyfully Jay, 4 estrellas.
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