lunes, 8 de agosto de 2022

Crítica: “Strut”, de Jay Hogan


Le puede pasar a cualquiera



DATOS GENERALES

Título original: Strut

Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: julio de 2022

Parte de una serie: Style #2

Páginas: 422

 

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

 

SINOPSIS (según Amazon)

Granjero de Nueva Zelanda se convierte en modelo de moda de Nueva York.

¿Cuento de hadas? Quizás. Pero no ha sido fácil. Un año en esta ciudad loca, trabajando duro para sobrevivir en una industria despiadada donde el sexo vende y los límites se cruzan con demasiada facilidad.

Un año y un reconfortante océano lejos de Hunter Donovan: un error sexi y humillante que no voy a repetir. La distancia es buena. La distancia es segura.

Pero ahora Hunter está de vuelta. En Nueva York En mi vida. En todos esos sentimientos traicioneros que no han ido a ninguna parte. Pero cuando mi mundo de repente se derrumba y tengo que reconstruirme y luchar por mi carrera, ¿Estará Hunter allí cuando lo necesite? ¿Tendremos lo que se necesita para superar esto, juntos?

Nota: Este libro contiene temas de acoso sexual y agresión sexual.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?

Acaba de salir, como quien dice. De momento, la tengo en torno al puesto 6.000 de mi lista, gracias a crítica DIK A- y 5 estrellas en Xtreme delusions. Creo que la gente la recordará al final del año. Por lo que va a ser bastante apreciada.

CRÍTICA

Ya sabéis que me gusta Jay Hogan. Me parece que es de lo mejor que puedes encontrar en KU, con sus male/male romances ambientados en Nueva Zelanda.

Solo que ahora ha dejado las antípodas y ha decidido ambientar esta historia en Nueva York.

Ya dije al comentar la anterior, que salían escenas con un modelo y un fotógrafo que más bien parecían un anticipo de la siguiente. O sea, de esta. Y así es.

Alec Williamson (22) lleva un año trabajando de modelo en la Gran Manzana. Tiene ese look de «novio guapo» que siempre funciona. Y le echa algo más a sus recorridos por la pasarela, y a las sesiones de estudio, tiene ese nosequé, personalidad, que añade a su atractivo.

Por eso se ve que va a tener futuro en esto. Pero de momento, sigue viviendo en esas condiciones un poco apretadas de los modelos en auge. Porque das una patada y salen cientos de chicos guapos. Las agencias solo tienen que captarlos y venderlos como carne barata.

Creo que lo mejor del libro, o lo más atractivo para mí, ha sido conocer esas condiciones de trabajo, cómo uno montón de chicos monos tienen que compartir piso porque vivir allí es muy caro. Y ojo, que es un apartamento de tres habitaciones en el que viven nueve modelos. Es la agencia la que les pone piso y les proporciona cosas, incrementándose la deuda continuamente. Porque lo que les facilita se lo cobran de los honorarios, con lo cual incluso cuando trabajan, siguen endeudados hasta las cejas con la agencia.

(A mí me recordó mucho a lo que pasan las mujeres prostituidas, en esa deuda permanente con el club que jamás saldarán porque se incrementa con «multas» y les cobran hasta por respirar).

Luego, muchos desfiles no los cobran. Hay cosas que trabajan gratis, les darán ropa de diseño como freebies. O sea, que muchas veces ni les pagan.

Todo por conseguir un buen contrato, una campaña exitosa o ya no te digo si consiguen ser imagen de una marca.

Para lo cual tienen que tener muchas tragaderas, ser tipos responsable, poner buena cara, no hacerse fama de difíciles porque entonces no los contrata nadie.

Para redondear ingresos, Alec trabaja en un bar, qué se le va a hacer. Las propinas pagan la comida.

Que esa es otra, cómo comen, qué desolación. Mucha proteína, los hidratos de carbono verbotten! y si tienen una sesión de fotos, a pasar sed, para que con la deshidratación se marque mejor el músculo.

Hunter Donovan (34) es un fotógrafo de moda, neozelandés también, y tuvo su rollo de una noche con Alec.

Pero se portó como un auténtico cretino. Se enrollaron y luego desapareció, sin decirle ni un «hasta luego, majo».

Eso es algo que ha dejado a Alec muy dolido. Porque Alec no es un tipo de rollos intrascendentes, a él le gusta el romance, tener novio… Hunter tuvo una mala experiencia y desde hace años tiene descartado lo de emparejarse.

Cuando su trabajo lo lleva a Nueva York, se reencuentra con Alec y entonces Hunter se da cuenta de que ha hecho el imbécil, que Alec merece la pena. No solo es monísimo, es que tiene cerebro y es buena gente, serio trabajando, centrado en lo suyo.

Alec desconfía, claro, porque no quiere arriesgar otra vez su corazoncito.

Me encantan las historias de segundas oportunidades. Para que salgan bien, suelo decir que tienen que concurrir dos cosas

1 Que aquello que les separó sea algo serio, para no perderles el respeto; 

2 Que lo hayan superado bien para que te creas su final feliz.

Aquí tienes que hacer un acto de fe. Hunter pasó de Alec porque tenía miedo al compromiso. Así que se dedica todo el libro a demostrar a Alec que está por él. Y mira que lo va a necesitar…

Aprendí con este libro que hay otro elemento en el que fijarse en las segundas oportunidades: 3, ¿por qué no se han reunido antes? Hay un momento en que Alec se lo dice:

Mira, Hunter, no importa lo que digas, no has venido a Nueva York en busca de una relación. Has tenido todo un año para encontrarme, escribirme, enviarme un mensaje de texto, cualquier cosa, pero no lo hiciste. Creo que eso lo dice todo.

Tiene razón. Le quita bastante romance el que pretenda «te quiero desde hace años, no puedo vivir sin ti», ¡tío! haber hecho algo. Así que tiene que haber algo más, que ese tiempo intermedio haya alguna razón sólida para no haber intentado en ningún momento reconectar.

La cosa es que al final el pescado está vendido bastante pronto. Empiezan como amigos, tienen citas, en algún momento hay sexo y pronto quedan claro que son pareja, a los dos días, como quien dice.

Más de la mitad del libro ya están juntos, entonces se dedica a otra cosa, un asunto de una agresión sexual. Cómo lo ve la sociedad cuando el agredido es un hombre, cómo se siente la víctima, qué se puede hacer para superarlo, el papel de las redes sociales, de la policía,…

Todo muy interesante, pero vaya, quizá no sea para todos los días. Es lo que tiene Jay Hogan, que es como Kennedy Ryan, si no mete melodrama, no es feliz. 

Claro, tú que te lo vas oliendo ya desde casi el principio del libro, estás ahí todo el rato con la angustia, el corazón en un puño.

Por supuesto, en primera persona dual indistinguible. Cuando estos dos están teniendo sexo, que lo tienen y mucho, no te enteras de quien hace cada cosa, porque no sabes quién lo está contando. 

Es una novela muy buena, que no os despisten mis tres estrellas, es que comparo con otras de la misma autora que me gustaron más.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: quienes gusten de las contemporáneas con su toque de drama.

Otras críticas de la novela:

No he encontrado críticas en español.

Xtreme Delusions, 5 corazones

All About Romance, DIK A-. 

Lelyana's Reviews, 5 estrellas, incluye extracto. 

Love Bytes Reviews, 4.75 corazones.

BFD, incluye extracto, 4.5 estrellas.

Joyfully Jay, 4 estrellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario