viernes, 21 de julio de 2023

Crítica: “Black Lyon”, de Jude Deveraux


Ha envejecido así así


 

DATOS GENERALES

 

Título original: The Black Lyon

Subgénero: histórica / medieval (segunda mitad del s. XIII)

Fecha de publicación original en inglés: 1980

Parte de una serie: Montgomery / Taggart (Saga Montgomery) #1

 

En España

ISBN 13: 978-84-473-4867-1

Traductora: Clara Espósito Pahissa

1.ª ed., 4/2006

RBA Coleccionables

336 págs

SINOPSIS (de Lecturalia

Misteriosamente hermosa e inmensamente rico, el audaz conquistador inglés era conocido como Black Lyon por su ferocidad de león. Nadie podía competir con él, hasta que se enfrentó a Lyonene, una belleza de ojos verdes cuyo espíritu fogoso igualaba al de Black Lyon.

Lyonene soportó innumerables peligros para estar a su lado, hasta que un día las mentiras maliciosas la condujeron hacia un grave peligro. Solamente Black Lyon tenía el coraje para destruir la conspiración despiadada que les había separado y que había amenazado los lazos de amor que habían jurado no romper jamás.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Bueno, estaría en torno al puesto tres de mi lista, por tener una crítica de DIK A en All About Romance, además de ser una de esas novelas que Sarah MacLean recomienda. Apareció en el Top 1000 de Book Binge, la 38, y en la lista que hizo Regan Walker con los Best Bodice Ripper Historical Romances.

CRÍTICA

Jude Deveraux forma, con Julie Garwood y Jude McNaught, el Trío de Jotas de la romántica clásica. Se podría hacer cuarteto si añadimos Judy Cuevas / Judith Ivory. Claro que esta última es como el Andy Murray y el Big Three, está ahí pero… no, no es lo mismo. No es tan popular ni tiene tanto caché entre el público.

Esta se ambienta en la Edad Media, en tiempos de Eduardo I y su primera mujer, Leonor de Castilla, a la que no entiendo por qué llama Eleanora. Según leo en la Wiki en inglés, su nombre castellano, Leonor, se convirtió en Alienor o Alianor en Inglaterra, y Eleanor en inglés moderno.

A Ranulf de Warbrooke, conde de Malvoisin, todos conocen como The Black Lyon. Un guerrero que intimida y atemoriza, su fama le precede como un gran luchador, un tipo muy serio.

Su figura está envuelta en rumores y leyendas. Por ejemplo, que dio tan mala vida a su primera esposa, que la llevó a la muerte. O que solo se casará otra vez si alguna mujer le hace sonreír, algo que parece misión imposible.

Cuando se queda en el castillo de un barón, la hija de esa familia, la joven Lyonene, no le encuentra en absoluto feroz.

No, nada de eso. En cuanto se echan el ojo encima, se gustan. Cambian cuatro palabritas, se sonríen y deciden que son el uno para el otro. Black Lyon, risueño y feliz por haber encontrado semejante joya, una muchacha guapa, simpática, que le mira bien y a la que parece gustar por sí mismo, y no por su título o sus riquezas… nada, decide casarse con ella.

Lyonene, por supuesto, enamoradísima de él, dice que sí.

Lo que ocurre es que tienen que publicarse las amonestaciones. En esas semanas entre el compromiso y la boda, al Black Lyon le empiezan a entrar las dudas. Separado de ella, piensa un poco y recapacita. ¿No será ella tan engañosa e interesada como su antigua esposa...?

Mira que tiene un amigo que se lo dice, que «No puedes culpar a todas las mujeres de los defectos de una». Pues nada, para él todas son iguales.

Cuando llega para casarse, Lyonene no da crédito. ¿Dónde está aquel caballero tan majo que la enamoró? Ahora solo ve un tipo grandote que la mira enfurruñado.

Como podéis imaginaros, dada la fecha en que se publicó el libro, los primeros encuentros sexuales entre estos dos son un poco, eh, violentos, de consentimiento más bien poco, y de placer menos.

No queda ahí la violencia de este tipo. Llega un momento en que, frustrado él mismo por sus comeduras de coco, le suelta un guantazo que le parte el labio. Sí, todo un guerrero de 31 años soltándole el remo a una muchachita de 17.

Al 33 % de la historia, ya la ha violado dos veces y le ha partido el labio de un bofetón, ¡vaya «héroe»!

Más tarde, llega a agarrarla de la muñeca tan fuerte que se le saltan las lágrimas por el dolor.

Lyonene, sin embargo, no desespera. Sabe que su enamorado está ahí, en algún lugar, y es solo cosa de ser virtuosa, y paciente, y hacerle ver que no tiene nada que temer de ella, para que al final él acabe rendido a sus pies. Que se enamoran, que se quieren, que desean un futuro juntos, ellos y los retoños que tengan…

Buena parte del argumento, sobre todo al final, ya no tiene mucha tensión romántica ni erótica. Entra más bien una trama de misterio en que la muchacha está en peligro. Una mala mujer empieza a enredar y Lyonene acaba tiendo que ser rescatada por su marido y compañía.

Tal como eran las novelas en los años ochenta, con el bodice ripper por bandera, nada de lo que hoy nos provoca un respingo nos hacía pestañear. Es la parte que peor ha envejecido.

Por lo demás, la historia está contada con maestría por Jude Deveraux. Sabe relatarte las cosas de manera que engancha, y deseas seguir leyendo a ver qué pasa después.

Los personajes están muy bien retratados, con personalidad propia, con sus dudas y debilidades. De contrapeso sirven las fortalezas y el coraje que se necesita para seguir adelante y salir de los líos en que se meten. O en los que otros los meten.

Como es habitual en las novelas old skool, hay diferencia de edad: Lyonene tiene 17 años y Black Lyon, 31. Ella es inocente y él ya ha corrido mundo e incluso ha tenido una esposa antes.

La ambientación también cumple. No sólo en lo que se refiere al atrezzo, los ropajes, las armas, sino también, diría yo, las ideas religiosas y ese poco aprecio a la vida humana en una época dura de vivir. 

Ahora, tampoco esperes nada seriamente histórico, porque esto es más bien ligero, en ese sentido. Me molestó un poco esa idea de que «no hay torturas incluso en Castilla…», como si en la península ibérica fueran más dados a la crueldad y la tortura. Creo que en esto la Edad Media inglesa da sobradas muestras de crueldad, y también en la Edad Moderna.

Ya dije al hablar de La duquesa que en los noventa leí unas cuantas de Deveraux. Aún las tengo por casa. Con el tiempo lo dejé, sobre todo cuando descubrí cosas como la Kleypas. Ahora, en la década de los veinte, vuelvo otra vez a aquello, al no encontrar en la histórica actual nada que me llame.

De aquel Trío de Jotas que mencioné al principio, Jude Deveraux es mi favorita. Hay algo en su estilo que me llama.

Por eso, creo yo, la violencia contra la mujer que ejerce en alguna ocasión el «héroe» no me saca tanto de la historia. Me parece una burrada, pero no me fastidia tanto el disfrute de la lectura.

La he leído en inglés, así que no sé qué tal estará la traducción.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: los aficionados a los bodice rippers.

Otras críticas de la novela:

En español, tenemos crítica en El rincón de la novela romántica, que la recomienda aunque admite que tiene alguna pega. 

La voz que vive en mi es de las que no recomienda el libro, dice que no vio amor ni nada que se le asemeje y leerlo le pareció una pérdida de tiempo, 2 sobre 5

Vero, en Mi rinconín de lectura, es de las que no disfrutó del libro (y da buenas razones para ello), poniéndole 1,5 estrellas sobre 5. 

Paso a lo que encuentro en inglés.

All About Romance, una DIK A en reseña escrita por invitada y publicada en 1996. 

Sweet Savage Flame, página dedicada a las novelas románticas viejunas, le da 4 ½ estrellas

Positiva también es la crítica de Regan Walker, aunque advierte que puedes esperar alguna escena bodice ripping y no busques nada seriamente histórico. 

2 comentarios:

  1. Hola!!
    Tengo alguna de esta mujer por casa, leídas cuando salieron y tenía más estómago para este tipo de relaciones «románticas». Ahora ni me acerco.
    Con las muchas opciones que hay, leer relaciones violentas no me apetece!!! Así que, al igual que otras autoras, es de las que no creo que relea mucho
    Un besote

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    1. No me extraña que no te apetezca leer relaciones violentas. Yo estoy rebuscando en histórica viejuna ya por pura desesperación ante mi falta de conexión con las cosas nuevas.

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