Entretenidísima comedia romántica de
dos abogados que no se soportan, pero no pueden evitar pensar el uno en el
otro.
¿A qué esperan las editoriales
españolas?
De verdad, que hay un público para
Julie James.
El mismo que Rachel Gibson o Susan
Elizabeth Phillips.
DATOS GENERALES
Título original: Practice Makes
Perfect
Fecha de
publicación original en inglés: 1009
Subgénero: contemporánea
Cuando entran en juego las leyes de la atracción…
Payton Kendall y J.D. Jameson son abogados que
saben lo que significa protestar. Feminista hasta la médula, Payton ha luchado
duro para triunfar en una profesión dominada por hombres. Nacido rico,
privilegiado y chulito, J.D. ha luchado por ignorarla. De cara a la galería,
son perfectamente educados. Tienen que serlo. Durante ocho años han mantenidos
las distancias y se han tolerado como compañeros de trabajo por una razón:
lograr ser socios de la empresa.
... No hay reglas.
Pero ahora puede pasar cualquier cosa cuando les piden que unan sus fuerzas
en un caso muy importante. Aunque al principio recelan, empiezan a apreciar la
dedicación del otro al Derecho… y las chispas entre ellos rápidamente se
vuelven atracción. Pero la conexión, cada vez más tórrida, entre ellos, no dura
mucho cuando descubren que sólo uno de ellos será nombrado socio. Ahora es una
guerra sin cuartel. Y la batalla de los sexos probablemente caliente las cosas
del cuello para abajo…
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Pues sí, estaría entre las mil mejores novelas románticas, allá por el
puesto quinientos y algo. No entró en la lista Top 100 de All About Romance de
2013, pero sí que estuvo entre “Lo mejor del resto” en el número 110. Además,
es una de esas novelas de las que siempre se acuerda la gente cuando se trata
de ciertos tópicos como, obviamente Best Enemies o “de enemigos a
amantes”.
También tiene un papel destacado la “amistad entre personas del mismo
sexo”. Payton cuenta con su amiga Laney como tabla de resonancia de sus dudas,
a pesar de que sus ideologías y forma de entender la vida sean tan diferentes. Y
Tyler, amigo de J. D., le da algunos consejos, entre ellos lo que los hombres
pueden aprender de Orgullo y prejuicio.
And last but not least, si de comedias estamos hablando, esta es
una de los Favorite Funnies de mucha gente.
CRÍTICA
Después de mucha
romántica histórica, me apetecía algo contemporáneo y con humor. Para eso,
nadie mejor que Julie James y una de sus novelas más recordadas.
Su
planteamiento es parecido a una de este año que me ha gustado mucho The Hating Game: una divertida historia
“de enemigos a amantes” en la oficina.
Sí, de esas que
Sarah Wendell dice que son “te odio pero no puedo dejar de pensar en ti,
¡maldita sea!”.
Payton y J.
D. llevan ocho años trabajando para una firma de Chicago. Casi el mismo tiempo
que llevan no soportándose. Ante terceros procuran ser educados, pero cuando no
hay público, se dicen (y hacen) unas lindezas que te quedas a cuadros.
El origen de
la enemistad no sale hasta muy avanzado el libro, y es tal chorrada que resulta
totalmente creíble. Pero lo que ha dado gasolina al odio es la diferencia
social e ideológica entre ambos.
Por un lado,
J. D. es abogado especialista en acciones colectivas. Procede de familia con
dinero, viste atildadito, socio de un selecto club de golf, un encanto para
tratar con gente de dinero… Más bien conservador y bastante sexista. De esos
que cree que la víctima del sistema es el hombre.
… Y pese a
todo, decepciona a su padre pijo.
Al otro lado
del ring tenemos a Payton,
especialista en discriminación laboral y por razón de género. Hija de madre
soltera hippie, creció educada en
valores mucho más progresistas. Sigue una dieta vegetariana, y se irrita
considerablemente ante los micromachismos de la vida cotidiana, esos que gente
como J. D. ni siquiera es consciente. Eso sí, su educación no le impide disfrutar
de las cosas caras que ahora que es abogada de éxito, se puede permitir.
… Para
horror de su reivindicativa madre, por cierto.
Así que se
dicen lindezas en plan (en mi traducción un poco chuchurría):
Ella a él: Gilipollas sexista y estirado, dueño de un poni,
amante del laissez-faire, que bebe
whisky escocés y del tipo “más vale que mi mujer se cambie el apellido por el
mío”.
Él a ella: Feminazi cabezota, siempre tocando los
huevos, conductora de un Prius, acomplejada, para ti “ama de casa” es la octava
palabrota.
(Se supone
que en inglés hay sólo siete palabrotas)
No quedan
sólo en palabras. Pasan a la acción saboteándose en comportamientos poco
profesionales.
En más de un
momento me dije, “joé, a ver cómo superan esto. Me hace alguien algo así en el
trabajo y en la puta vida voy a volver a dirigirle la palabra”.
La cosa se
complica cuando tienen que trabajar juntos a ver si consiguen un nuevo cliente
para la empresa. Peor aún, los dos compiten por ser socios de la empresa. A fin
de mes, uno promocionará y el otro irá a la calle.
El libro es
súper entretenido. Lo leí prácticamente de un tirón. El humor es bastante
entretenido.
La tensión
sexual está muy bien mantenida. No me convence tanto cómo lo resuelve, pero es
que en esto del sexo en la romántica es difícil acertar: o te pasas o no
llegas.
Como en la
siete y media, que diría don Mendo:
…que o te pasas o no llegas.
y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas ¡ay de ti si te pasas!
¡Si te pasas es peor!
Pues eso, las
escenas románticas en la novela romántica son como la siete y media: el no
llegar da dolor, pero si te pasas es peor.
Es una de
las razones por las que este libro se me ha quedado en 4 estrellas. Otra sería
la tensión romántica. De verdad que los primeros capítulos me parecía imposible
que estos dos estuvieran escondiendo el más mínimo sentimiento positivo por el
otro. Eso lo hacían mejor en The Hating
Game, me pareció que se intuía mejor que en el fondo ahí había sentimientos
amorosos. Y resolvía mejor la transición del “no te soporto” a “no puedo vivir
sin ti”.
En cambio,
me gusta más la ambientación en un mundo de abogados de Chicago que en una
empresa editorial de incógnita ubicación. Resulta muy interesante ver cómo
funcionan esos grandes bufetes, cómo andan todo el rato certificándose horas, y
la salvaje promoción interna; la altísima especialización de los abogados, honorarios
de veinte millones de dólares... Poco que ver con la realidad de la inmensa
mayoría de abogados españoles.
Hay aspectos
laborales en relación con el techo de cristal, que suenan tremendamente reales.
Aquí vemos la “solidaridad de vestuario”: los machitos juegan al fútbol, al
baloncesto o al golf, ahí hacen sus méritos “sociales” que añadir a sus
capacidades laborales. Nosotras eso lo tenemos cerrado; no nos interesa pero, aunque
quisiéramos, no podríamos. Yo no tengo acceso a jugar al fútbol con mis
colegas.
Hay una
escena particular del libro que provocó en mí una sonrisa agridulce porque me
ocurrió algo parecido. En el libro, hay que ir con un cliente a determinado
sitio. Como es trabajo, se supone que deben acompañarlo tanto J. D. como Payton.
Pero J. D. le dice que no puede, porque es un club “sólo para hombres”.
En mi caso
fue eso tan típico del norte de España como son los restaurantes exclusivos de caballeros.
Estás trabajando con tus colegas, que incluso te felicitan por lo bien que ha
salido todo, con el esfuerzo conjunto… pero luego ellos se van solitos al txoko.
No veas la
cara de pardilla que se te queda.
Resumiendo:
una comedia romántica que merece la pena probar, porque casi seguro que te
divierta bastante.
El inglés es
tirando a sencillito. La mayor dificultad son las referencias culturales. Por
poner un ejemplo de lo que traduje antes: trickle-down
economics, se convierte en español en laissez-faire
porque es propio del liberalismo económico, o lo que significa en los USA lo de
que conduzcas un Prius.
Feminazi, en cambio, viene así en el
original.
Ya sabéis,
el patriarcado no necesita llamarse por teléfono.
Valoración personal: notable,
4
Se la recomendaría a:
quienes gusten de novelas contemporáneas divertidas con su puntito de
reivindicación.
Otras críticas de la novela: