La vida misma como protagonista, en un Oeste en construcción
DATOS GENERALES
Título
original: Vows
1.ª ed.: Jove,
abril de 1988
Subgénero:
histórica
1.ª ed. En
España
Traductora:
Ana Silvia
Fecha Edición:
3/2001
Publicación:
Punto de lectura
Colección: Romántica,
29
SINOPSIS
Emily Walcott es una jovencita voluntariosa y
temperamental, pero también una hija obediente y dispuesta a acatar el futuro que
sus padres han decidido para ella. Su vida en Sheridan transcurre plácidamente
entre la herrería de su padre y los libros de veterinaria, carrera a la que
dedica toda su pasión. Charles, amigo de la infancia y futuro esposo, no parece
despertar en ella más que un sentimiento de afecto fraternal.
Tom Jeffcoat, un joven emprendedor y apuesto, llega
a la población con el fin de instalar una herrería, convirtiéndose así en
competidor del señor Walcott. Su sola presencia provoca en Emily verdadero
fastidio. Ambos librarán una feroz batalla en la que el rechazo acabará dando
lugar a una pasión desenfrenada que les arrojará a un abismo insondable. Tan
insondable como sus propios sentimientos.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Sí,
está en mi lista de las mil mejores novelas románticas, en el puesto 239 del año 2017, pero sobre todo por
lo muy apreciada que es en España. Ha estado repetidamente entre las más
valoradas de El rincón de la novela romántica, incluyendo su ajuar de la
lectora romántica. En aquella página, ya desaparecida, de Autoras en la sombra,
estaba en la lista de las cien mejores, en el puesto 24, allá por el año 2012.
Fuera, puedo mencionar que la incluyeron entre las mejores novelas románticas
en la lista que hizo RomanceNovels.Me, la 35. A finales de los noventa, cuanto
The Romance Reader hizo una encuesta entre sus lectores, hubo quien la puso
como su novela favorita.
CRÍTICA
Esta novela se
ambiente en Sheridan (Wyoming), a finales del siglo XIX, cuando era una ciudad
que estaba despegando, allá en el Oeste, en medio de las montañas Rocosas.
Allí llega Thomas
Jeffcoat, un veinteañero con ganas de comerse el mundo… esto, buscarse la vida
construyendo una herrería y un establo para caballos. Oye, cada uno tiene sus sueños, y los de los protagonistas de LaVyrle Spencer son vulgares como la vida misma.
Desde el mismo
día de su llegada, choca con Emily, una jovencita a la que confunde con un
chico, pues viste ropas masculinas, y es hija del dueño de –hasta la fecha–
único establo de la ciudad.
Lo de Emily
son los animales. Estudia veterinaria por correspondencia. Aparte de eso tiene
un noviete, Charles, que se vino con la familia de Emily desde el Este, y que
solo espera el momento en que se comprometan y se casen.
Emily le da
largas porque no está segura de que sea eso lo que quiere, aunque tiene un
enorme cariño por Charles. Casi como un hermano. No despierta en ella ninguna
pasión. Pero todo el mundo cuenta con que se casen.
Y sí, chicas,
como esta es una de Spencer, no te pone las cosas emocionalmente
fáciles. Charles es un encanto de hombre, que pronto se convertirá en el mejor
amigo de Thomas Jeffcoat, con lo que si el final feliz es de Tom y Emily
juntos, sabes que aquí va a haber drama o, al menos, sentimientos profundamente
heridos.
La
animadversión entre Emily y Tom es pública, todos saben que se llevan como el
perro y el gato. Lo que ignoran, incluso ellos mismos al principio, es que en
el fondo sienten una gran atracción mutua.
Para ellos
será una sorpresa ir descubriendo que el otro le atrae, que despierta
sentimientos de respeto, a veces admiración y, al final, amor.
Un amor de lo
más inconveniente, teniendo en cuenta, como ya he dicho, que Emily tiene novio,
que este es el mejor amigo de Tom y encima resulta ser una persona estupenda.
Esa es la
parte mollar de esta novela, la que te tiene atrapada, pero no solo eso, esto
es un auténtico culebrón con otras historias paralelas.
Josephine, la
madre de Emily está muy enferma, y la familia ya no puede hacerse cargo de
todo. Así que la propia Josephine llamará en su ayuda, para que cuide a la casa
y quienes viven en ella, a su prima, Fannie, una de aquellas mujeres modernas
finiseculares, de las que montaban en bicicleta y luchaban por los derechos de
las mujeres. Y lo hace sabiendo a ciencia cierta que su prima Fannie siempre
estuvo enamorada de Edwin, el marido de Josephine y padre de Emily.
Pasan más
cosas, pero tampoco os voy a destripar el libro.
La novela está
muy bien escrita, describiéndote el paisaje y el paisanaje de Sheridan de una
forma muy vívida, de manera que tienes la impresión de que perfectamente pudo
haber gente así. Creo que Spencer habla en sus novelas de un entorno, el del
Oeste y el Medio Oeste estadounidense, que ella conoce bien, y eso le da una
naturalidad fabulosa a sus novelas.
Ahora, no
penséis que es un Oeste de cuatreros, indios y sheriffs sosteniendo duelos a
mediodía en Main Street, no. Es el
Oeste de gentes que avanzan hacia territorios que fueron de los indios
y ahora están siendo poblados, poco a poco, con colonos venidos del Este, unos
nacionales y otros inmigrantes de la Europa continental y fría, como por
ejemplo polacos. La ciudad que hay que diseñar desde cero, los negocios que hay
que montar, cómo colabora la comunidad en las construcciones colectivas, esas
cosas. La construcción de una nueva sociedad.
Los personajes
resultan atractivos en su complejidad totalmente humana. Las cosas que sienten
son perfectamente comprensibles, a veces hablan de ellas, otras no; se resisten
a aquello que puede hacerles daño, a ellos y a otros. La vida es muy perra, de
esa que muerde antes que ladra, y los malos momentos son la piedra de toque
para saber de qué está hecho cada uno.
Tampoco es que
sea una novela angustiosa. Hay muchos momentos de ligereza, y otros de vida
cotidiana amena, interesante de ver. Es solo que en alguna ocasión las cosas se
ponen cuesta arriba y sí, puede emocionarte hasta las lágrimas.
La parte
romántica está fenomenalmente desarrollada. Es uno de esos libros que te
permite ver cómo dos personas se conocen, chocan, intercambian miradas y
palabras hostiles, luego empiezan a verse de otro modo y la relación va pasito
a pasito cambiando hasta su final feliz.
Lo erótico ya
es harina de otro costal. Mucha tensión sexual no resuelta, algún beso
impetuoso e inesperado, pero nada más. Bueno, sí, al final hay sexo entre los
protas, pero ya cuando todo el drama está resuelto y argumentalmente
innecesario. Para cuando estos dos se meten en la cama, más que la culminación
de un anhelo largamente sentido, el lector está ya pensando en la siguiente
novela que va a leer.
Al final me
doy cuenta de que esta novela podría tener un halo un poco conservador,
cristiano, algo que habitualmente me echaría para atrás. Pero Spencer cuenta su
historia tan bien, y tiene tanta comprensión hacia las debilidades y
sentimientos humanos,… y, bueno, acepta claramente como parte indisoluble del
amor la parte sexual, que está a años luz de libros sermoneadores, sean en plan
gazmoño (una Macomber) o áspero y malencarado (tipo Robyn Carr).
Porque,
¡maravilla de las maravillas! incluso hay una mujer que interrumpió su embarazo
voluntariamente (con los torpes medios de la época), y no la castigan por eso,
ni la hacen desgraciada ni obsesionada con ello… Creo que es la primera vez, de
verdad, en 35 años leyendo novela romántica, que me encuentro con algo
semejante. Así que aquí serán todos cristianos pero sobre todo muy muy muy
humanos.
En resumen,
una novela histórica del Oeste muy bien contada, con personajes muy de carne y
hueso, con un desarrollo romántico modélico y con la vida misma como
protagonista.
Valoración: notable, 4 estrellas.
Otras críticas de la novela
Mariam, que
firma la crítica que aparece en El rincón de la novela romántica, dice una de
las cosas más bonitas que se pueden decir sobre un libro: «Estamos ante uno de
esos libros que mientras lees te descubres deseando que no acabe nunca, pero al
llegar a la última página, lo haces con una sonrisa en los labios».
En Mil Batallas la recomienda mucho. «Consta de 478 páginas y no le sobra ni le falta
ninguna. Deliciosa.».
Más tibia es
Adora Libros, a quien gustó, pero mucho menos que el otro que leyó de Spencer, Otoño en el corazón.
En El cuaderno de Ireth la recomiendan a «todos aquellos que disfruten de un romance bien
asentado (no de esos que aparecen así porque así sino de los que se van
afianzando poco a poco)».
Y me gustaría
poner alguna crítica en inglés, pero no lo he encontrado, así que me limitaré a
enlazar con Good Reads, donde tiene una valoración de 4.07 y Amazon, con 4.4 estrellas de media.
Esta novela es una preciosidad, y muy buen escrita. De lo mejor que he leido
ResponderEliminarA mí esta novela me sorprendió mucho. De las que más me ha impactado de la Spencer junto a Dos veces amada. Es que se desmarcan por completo de los patrones románticos por excelencia.
ResponderEliminarComo en tu crítica no has destripado la parte relacionada con la madre, yo tampoco voy a comentar nada que lo haga. Pero ya te digo que a mí, personalmente, es lo que más me dejó huella de esta novela después de un buen puñado de años leyendo novela romántica ... La naturalidad y la capacidad de Josephine para afrontar su destino me puso la piel de gallina. Esta parte me resultó intensa por no estar acostumbrada a leer en el género este tema. Y me gustó mucho la prima Frannie, hace más distinta aún la historia.
Las novelas del Oeste de esta autora son del tipo que comentas. Recuerdo que cuando las leía me recordaba en cierto modo la serie La casa de la pradera pero sin el martillo pilón del buen Dios.
Un saludo.
Qué interesante. A mi en general las novelas de Lavyrle me recuerdan a la casa de la pradera.
EliminarY tienes razón lo de madre de Emily por Dios que historia.
Pero creo que lo que más me impacto fue la tensión sexual que no he encontrado en otea novela y que me mantuvo en vilo. Definitivamente es una de mis novelas favoritas. Yo si le doy un 5.
Bueno, diré que a mí me aburrió soberanamente. Creo que la terminé leyendo en diagonal.
ResponderEliminarPor ahí me agarró en un mal momento. Quizá buscaba más pasión y que los personajes sean tan "comunes" (?) no me enganchó.
La tengo en papel, con la portada de la rosa de arriba.
Es más, me generó tal rechazo que no sé qué leer de Lavyrle para el reto.
Quizá no me gustan los culebrones.
Después de tu crítica Bona, no se si releerla o ir al psicólogo.
Puedes probar con las actuales de Lavyrle son más cortas y el estilo es diferente a mi no me han gustado tanto. Puede que esas te sirvan para el reto
EliminarChicas, muchas gracias por vuestros comentarios, que enriquecen mi blog. ¡Me encantan...! Me quedo con la impresión de que, simplemente, cada lector somos un mundo, y a veces conectamos con una historia y otras no. Y que no es el libro en si, sino nuestros gustos personales, el momento en el que estés,... Como a mi hay libros y hasta autoras que a la gente le encantan y a mi me aburren, he aceptado que no todos podemos pensar o sentir igual respecto a una determinada novela. Lo que quiero decir, @Anita, es: no vayas al psicólogo, puedes intentar releerla, pero si no te va, no te va.
ResponderEliminarTal cual! jajajajaja
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