Una novela francamente detestable, y que tiene de romántica
lo que yo de monja
Título
original: Home Song
1.ª ed.:
Putnam, enero de 1995
Subgénero:
sentimental
1.ª ed. En
España
Traductora: Ana
María Rodríguez
Fecha: 1997
Editorial:
Plaza & Janés Editores, S. A.
Colección:
Cisne, 37/1
Tom y su
esposa Claire; profesores de un colegio en Minnesota, son un matrimonio
ejemplar. Sin embargo, su felicidad se verá turbada dramáticamente. La inesperada
aparición de Mónica, una ex amante de Tom, y su hijo Kent, desestabilizará su
perfecta existencia conyugal y afectará la vida de todos los involucrados. El
parecido del joven Kent con Tom es sorprendente, y para enrarecer aún más las
cosas, el joven traba una estrecha amistad con la hija de Tom y Claire...
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No.
CRÍTICA
Termino el mes
de LaVyrle Spencer con este libro que andaba por casa.
Veo la
etiqueta de Fnac Callao, con fecha 11/08/1997 y precio de 926 pesetas. ¿En
euros…? 5,57 €. De cuando Fnac tenía como un paraninfo en el que te podías
sentar y leer cómodamente.
No recordaba
nada; es de las que he leído como si fueran nuevas. Me ha resultado francamente horrenda.
Primero, esto
no es romántica, es sentimental. Ni siquiera es uno de esos tópicos «matrimonio
en crisis» que puedes entender más o menos. Es más bien, ¡teleflín! ¡Puro
teleflín!
(No, en serio,
literalmente, hasta hicieron una peli para televisión en el 96, aquí, el enlace a IMDB)
Tenemos a la
familia perfecta: papá Tom y mamá Claire, profesores de instituto, y sus dos
hijos, Robby y Chelsea. Llega un alumno nuevo, ¡y es clavadito a papá Tom!
Sí, tiene un
hijo de 17 años y no lo sabía. Ha sido educado por mamá soltera Mónica, de
quien Tom nunca supo nada más desde aquella única vez que follaron sin
protección.
Se llama Kent
Arens y es perfectamente perfecto: guapo y alto, con notazas y excelente en los
deportes, muy bien educado y respetuoso con sus mayores. O sea, el chico I-DE-AL.
Es un palo
descubrir de repente que tienes un hijo del que no sabías nada, pero es para
enorgullecerse de lo buen chaval que es.
No sabe si
tiene que hacerlo público o no. Pero cuando su hija Chelsea empieza a tontear
con Kent y parece que este le corresponde, la cosa no puede tenerse callada.
Unos intentan que el proceso no sea traumático, sino para bien. Tom intenta
hacer lo mejor para todos. Mónica, la madre soltera, también hace de tripas
corazón y aunque hasta la fecha ha sido la única persona en la vida familiar de
Kent, entiende que es positivo para su hijo tener ahora otra familia, medio
hermanos, incluso un abuelo, un padre que lo pueda apoyar.
Aquí la
desquiciada es la mujer de Tom, Claire, quien, a pesar de ser profesora de Kent lo
detesta y no es capaz de ser objetiva con él. Creo que esa falta de
profesionalidad es lo que más me indignó.
Es lógico que
esté cabreada de que su novio la engañara hace dieciocho años. Y le lleve un
tiempo aceptarlo. Pero vamos, sabía que su novio se tuvo que casar con ella
porque la dejó embarazada, que el amor surgió luego. Él le reconoce ahora que
se sintió atrapado, infeliz, y por eso tuvo un rollo de una noche. Han tenido
casi dos décadas de amor y confianza, que la boba de Claire está dispuesta a
tirarlo todo por la borda por sus intensos celos.
Aparte de
darle un tortazo a su marido (la violencia doméstica me parece detestable) se
le mete entre ceja y ceja que su marido tiene una aventura con Mónica, la madre
de su hijo, cosa que no hay absolutamente ningún motivo para tener. Se monta la
historia en la cabeza, y echa a su marido de casa sin intentar razonar como una
persona adulta.
De hecho, los hijos son los más normales. Kent, el tío
absolutamente inocente de todo, es el más adulto de todos. Chelsea y Robby se
resienten un poco, aunque es algo bastante normal, acaban imponiendo un poco de
sensatez a su madre, y eso que ella hace todo lo posible por volver a sus hijos
contra su padre y ¡mira lo que hizo a esta familia hace dieciocho años…!
De eso va la
historia, básicamente: una mujer que está a punto de arruinar su matrimonio y a
su familia, que incurre en una actitud poco profesional porque descubre que,
cuando aún no estaban casados, su novio le fue infiel una noche.
Repito: entra
dentro de lo normal la sorpresa, estar dolida, que se replantee cosas,… pero de
ahí a reaccionar violenta e histérica va un trecho muy grande. Ahonda en el tópico
femenino que más cuesta arriba se me hace, en la ficción y en la vida real: perdiendo
los papeles y convertida en un bicho.
Así que, como
veis, esto tiene muy poco de novela romántica.
Hay un tufillo
conservador sin paliativos. Te vienen a decir que la mejor familia es la de un
papá y una mamá, juntos y asumiendo cada uno los roles tradicionales. Aunque
los dos trabajan, la casa la lleva Claire, por supuesto.
Así que lo del
divorcio es impensable, pero no porque hayan redescubierto su amor y Claire asuma su insensatez, no, más me quedé con la impresión de que estos dos seguirán
juntos «porque es lo mejor para sus hijos» (unos teenagers ya, pero ¿qué me dices, Juan Perdices...?). ¡Menudo final feliz de mis ovarios…!
Para que no se
le ofendan las lectoras que sean madres solteras, te ponen a una madre soltera
perfecta, responsable, que ha educado a un hijo maravilloso, perfecto...Pero no te
dejan de decir que lo ideal sería que hubiera crecido con un papá a su lado.
Vamos, como
para mencionarle el colectivo LGBT, le daría un patatús.
Creo que hacía
tiempo que no veía a un personaje tan antipático en una novela romántica.
Me iba
cabreando con cada capítulo que pasaba. Más y más. Es de esos libros que me dan
ganas de estrellar contra la pared.
Discrepo de
quienes piensan que los lectores no debemos juzgar a los personajes de ficción…
¡Esto es romántica! Un género que habla de sentimientos, de personas, de cómo
nos comportamos unos con otros.
Si fuera una
novela negra, estaría valorando si el misterio está bien planteado y resuelto.
Si fuera una
novela histórica, estaría analizando si se reconstruye el pasado de forma
creíble.
Pero como es
romántica, en lo que me tengo que fijar es en las acciones, sentimientos e
interrelaciones de los personajes. Y los de la «protagonista» me resultaron
detestables.
Vaya forma más
decepcionante de cerrar el mes Spencer.
Valoración: muy antipático, 1 estrella.
Otras críticas de la novela
Como siempre
que no me gusta una novela, os recomiendo leer otras críticas, porque así veis
otras experiencias con el mismo libro, que pueden ser más positivas de la
misma.
Las dos
críticas de El rincón de la novela romántica, lo ponen como muy bueno.
Otra a la que
le gustó, el blog Libros que leo.
De maravilloso
para arriba, en Críticas, reseñas y opiniones de libros.
Paso al
inglés, en Publishers Weekly, una reseña.
Y a Three ladies and their babies, también les gustó.
Es evidente que
cada lector somos un mundo.
Gracias, gracias, gracias! Con el mismo fervor que adoro absolutamente Morning Glory, es con el que odio ésta novela. De genre romance no tiene ni el aroma, y tanto el conflicto entre Claire y Tom, como la "resolución" del mismo se me encajan en el hígado. Y peor, el tratamiento de Mónica, que para lo único que existe es ser mamá de Kent y niña de palos de Claire. AAAAAHHHH!!!!
ResponderEliminarDe veras, cada vez que me acuerdo me dan ganas de destripar la copia que yo leí (de la que me deshice de inmediato, con una rabia infinita)
De nada. Gracias a ti por dejar el comentario, para no sentirme tan sola en mi aborrecimiento de esta novela. Yo es que iba leyendo y se me estaba quedando la cara congelada, ¿pero esto qué es...? Ni romántica ni nada de nada.
EliminarUf, te entiendo perfectamente. Mal que me pese admito que está historia es de las que yo llamo flojas. Hace muchos años que la leí, pero viendo tus comentarios me he ido acordando del argumento. En las anotaciones que hice en su día sobre esta novela me encuentro con pequeños comentarios como "la protagonista me da muy mal rollo..." o "... mucho drama donde no hay cabida para ello", deduzco que me pareció una especie de melodrama forzado pero tendría que volver a leerla..., con sinceridad, me dan pereza las historias en actual de esta mujer.
ResponderEliminarLas novelas de Lavyrle me han parecido de un marcado acento sentimental, algunas son muy antiguas y tienen unos estereotipos muy marcados. Es frecuente que el foco de atención de sus argumentos resida en valores familiares muy convencionales, que chocan con los actuales. Hay mucha ternura pero no existe pasión entre los protagonistas, solo el reconocimiento mutuo y acomodado del cariño que perdura a lo largo del tiempo. Estas son mis impresiones generales.
A este tipo de novelas casi siempre les he puesto una pega, bien porque la parte amorosa se me quedaba corta o porque los protagonistas me resultaban rancios y algunos hasta poco definidos, pero al final, me terminaban gustando ya que la Spencer escribe muy bien y sus argumentos, de alguna manera, me parecían osados.
De las actuales prefiero las novelas cortitas porque giran más entorno a la pareja. Pero sobre todo prefiero sus novelas históricas, me resultan más creíbles y cómodas de leer.
Un saludo.
Añado que cuando comento mis impresiones generales me refiero solo a sus novelas contemporáneas porque, aunque las históricas también pillan un buen ramalazo en el sentido que comento, me parecen que tienen un peso y una calidad distinta. Son harina de otro costal.
EliminarGracias por compartir tus impresiones. Posiblemente sea lo que dices, que en contemporánea es así. Yo creo que no he leído ninguna contemporánea suya salvo esta, y ni ganas me han quedado de volver a intentarlo. En cambio, las históricas generalmente me han gustado. ¡Vaya contraste, ¿no?!
EliminarOpino lo mismo hay un gran contraste. Generalmente sus novelas actuales no me gustan y sus históricas las amo.
ResponderEliminarEsta no la he leído y ni quiero hacerlo si otras me han parecido malas esta me parece horrenda. Mujeres con ese tipo de actitudes se me hacen insoportables en novela romántica.