domingo, 19 de enero de 2020

Crítica: “Rojo, blanco y sangre azul”, de Casey McQuiston


Unos frenemies de antología

DATOS GENERALES

Título original: Red, white & royal blue
Subgénero: contemporánea / juvenil / NA
Fecha de publicación original en inglés: junio de 2019

En España:
Traductora: María Cristina Martín Sanz
RBA Libros, 10/2019
Colección: Ficción ya

SINOPSIS (de La casa del libro)

EL VERDADERO AMOR NO SIEMPRE ES DIPLOMÁTICO
Alex Claremont-Díaz, el hijo milenial de la presidenta de los Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Henry, el hijo de la reina de Inglaterra. Así que, cuando la prensa sensacionalista se hace con una fotografía que refleja un altercado entre Alex y Henry, las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se enfrían. Ambos países trazan un plan para paliar los daños. Lo que empieza como una falsa amistad, publicada en Instagram, se va transformando en algo más profundo de lo que Alex y Henry podrían haber imaginado.
¿PUEDE EL AMOR CAMBIAR EL MUNDO?

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?
Pues sí, ha tenido un ascenso meteórico y ahora la tengo la 136 de mi base de datos, gracias a las críticas fabulosas que ha tenido (en Latte nights reviews, Malin, Natasha is a Book Junkie o Smexy Books por ejemplo, y starred reviews en Kirkus Reviews y Publishers Weekly), y muchísima gente la ha incluido en sus listas de lo mejor del año (Charlotte y Evelyn en All About Romance, Library Journal, Book Page, Adrian Lian en Amazon, The Nerd Daily y Angela de Smexy Books, así como en Publishers Weekly o ML Lenker –ew.com–). Además, ganó el premio Goodreads Choice, al mejor romance y mejor debut y fue finalista en el #readRchat. En el año 2019 fue uno de los superventas favoritos de Barnes & Noble, ganó al mejor romance en Entertainment Weekly.


CRÍTICA

A Alex, hijo de la presidenta de los EE. UU., le cae gordísimo Henry, un príncipe británico. Cuando su hostilidad rebasa lo admisible, por el bien de las relaciones públicas transatlánticas, tienen que fingir una amistad.
Descubrirán cosas en común y se harán más o menos amigos.
Un beso apasionado les hará plantearse muchas cosas. A partir de ahí, exploran su atracción física, y, cuando aparecen los sentimientos, la cosa se complica más. La madre de Alex se encamina a la reelección y Henry, sin ser el heredero, está en la línea de sucesión al trono británico.
¿Cómo van a conseguir mantener lo suyo en secreto?
Y si esto se convierte en amor, ¿cómo van a salir del armario los dos?
¿Qué tipo de futuro podrían tener?
¿Su sexualidad les impedirá seguir pisando moqueta…?
Un argumento parecido tienen His royal secret y His royal favorite, del año 2016, que, lo reconozco, me parecieron mucho mejores que Rojo, blanco y sangre azul.
La edad de los protagonistas es más bien NA: 21 años Alex y 23 años Henry. Pero el estilo es más juvenil: no recurre la autora a la primera persona dual y en cuanto a las escenas sexuales, son explícitas pero no entran en los detalles habituales de una romántica estándar adulta.
Aunque se cuente en tercera persona, sigue la perspectiva de Alex. Henry resulta más misterioso: tú no sabes qué piensa o siente, sobre todo al principio. Así se produce una de esas situaciones maravillosas en las que tú intuyes que lo que siente Henry no es exactamente lo que cree Alex.
La dinámica emocional es, más o menos, de enemigos a amigos a amantes a enamorados.
La parte romántica es fabulosa. Sabe mantener muy bien la tensión entre ellos, el conflicto interno de conocerse uno mismo, aceptar al otro, y ver cómo encaja todo eso en el momento bastante inadecuado.
Entre eso y el estilo de escritura, muy ágil, metiendo de vez en cuando conversaciones tipo WhatsApp o correos electrónicos o tuits, acaba enganchando muy fácil y es difícil dejarlo a un lado. Y eso que me pareció que sobraba más de una escena.
Por eso, en lo que es estrictamente la novela romántica, me parece un auténtico cinco estrellas. No me extraña que entusiasme, especialmente si eres milenial y te consideras progresista.
Ahora, cuando yo empecé a leer la novela hubo un momento en que pensé que iba a pasarme como con The bride test,  que entusiasmó el año pasado y a mí me dejó fría. Me dije: «¡vaya, otro chasco…!».Pero no, la cosa remontó y me ha parecido estupenda.
¿Qué problemas he tenido?
A ver, se nota que se ha escrito por el cabreo de perder unas elecciones su candidata. Como Trump salió en 2016, se han inventado una historia paralela en la que, en tales elecciones, ganó una mujer, divorciada de un hispano, con dos hijos de eso que ellos llaman «de color» (¡Por Diorrrr, si hasta a Banderas lo consideran «de color»…! Qué obsesión Pantone®). Encima que se enamora de un royal gay.
Esto le lleva a escribir de una forma conscientemente coyuntural. Inunda la novela con referencias contemporáneas, qué digo contemporáneas, del último minuto, de esas que en cinco años no entenderemos, porque ya no nos acordaremos de quiénes eran los aludidos.
Los personajes opinan sobre absolutamente todo, y lo tienen todo clarísimo, y muy en blanco y negro. Nosotros, somos fabulosos y estamos en posesión de la verdad. Los otros, los contrarios, son todos malos, hipócritas y corruptos. Me sonó demasiado a propaganda demonizadora del opositor político.
Hay cosas que no encajaban y es abusar mucho de la credulidad del lector.
A veces sonaba como esas novelas de fantasía juvenil en que un grupito de adolescentes salvan el planeta.
Alex, que parece no haber dado un palo al agua en su vida (fuera de la política) y que forma parte de la casta de Washington (ambos progenitores se dedican a esto) quiere ser congresista ya, nada más salir de la universidad, para «mejorar las condiciones del pueblo». 
Alex, su hermana y su amiga Nora resultan muy críos para sus veintipocos años. Más de una vez tuve que mirar y asegurarme de su edad. Beben como cosacos, y parecen creer en chorraditas como el zodiaco o cristalitos.
Alex y Henry sobrevuelan tantas veces el Atlántico en avión privado que su huella de carbono debe equivaler a la de toda la provincia de Hebei.
Llegó un momento en que pensé que, si los políticos demócratas de verdad tienen esa actitud tan «sobrada» e incoherente, no me extraña que haya mucha gente normal y corriente que, sin ser conservadora, no los vote.
De cómo presenta la monarquía, ni hablamos. No creo que entienda bien cómo funciona. Llama a Henry «príncipe de Gales» o «príncipe de Inglaterra» (brrrrr) y «heredero» cuando está, si lo he entendido bien, en tercer lugar de la línea de sucesión al trono así que no, no ostenta ninguno de esos títulos.
Una monarquía parlamentaria es un símbolo escrupulosamente apolítico, su única función es representativa y de defensa de la normalidad constitucional. En esta novela, más de un momento políticamente delicado se resolvía al margen del gobierno sin consulta ni mención al primer ministro y hay una escena al final en la que no voy a entrar por no destripar, pero es bastante improbable a poco sentido común que tuviera Henry.
(Recomiendo la magnífica película noruega Kongens Nei (La decisión del rey, 2016)  para empezar a entender lo que es un monarca constitucional, lo que le legitima y para qué está, y cómo puede cumplir ese papel mejor que nadie.)
Pero vamos, en lo que es estrictamente el romance, resulta totalmente recomendable. Si la vas a leer, mejor ahora que dentro de unos años, cuando muchas cosas que menciona queden desfasadas.
La leí en inglés, así que no sé cómo andará la traducción.

Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: la generación Y y milenials de corazón.

Otras críticas de la novela:

Como esta novela la han vendido más en plan juvenil, en español las críticas que he encontrado no son de las páginas habituales de romántica.
Mi universo literario writer la considera imprescindible y solo se queja de que los capítulos son demasiado largos. 😕
El buhito lector le da cinco buhitos y dice «¡Lo amé!». 
Para Another Little book que, a pesar de su título escribe en español, ha sido una novela ideal, no puede ser más tierna. 
Paso al inglés, donde sí que se ha comentado en las páginas de romántica habituales.
Smexy Books, una A
Natasha is a Book Junkie le da seis estrellas
5 tazas de café merece para Latte Nights Reviews

Curiosamente, las páginas de más solera han sido menos entusiastas: All About Romance (una B+),  Smart Bitches Trashy Books (C-)  y Dear Author (crítica a dos voces, Sirius: D / Janine: DNF). 

Lo traigo a colación para comprender, que según cómo lo veas, puede ser una fantasía escapista para milenials progres (sí, ya sé que suena muy Jiménez Losantos, pero confío en que me entendáis lo que quiero decir) o una sólida historia de amor con personajes bien definidos, angustiados por sus circunstancias personales. Yo me quedo con lo último.

6 comentarios:

  1. Me al concedieron en Netgalley y le hice reseña en Goodreads, pero no en el blog. Le di tres estrellas (o tres y media, no recuerdo bien) porque, aunque la historia de amor entre los dos me encantó, todo el ambiente electoral me pareció demasiado abundante y me sacaba de la historia (además de que todo me parecía como de ciencia ficción XD). Pero vamos, que es muy cuqui y entretenido.
    Una reseña estupenda, como siempre.
    Besotes!

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    1. Me he pasado por Goodreads a mirarlo y sí, le diste 3,5 estrellitas. Yo, dándole vueltas, creo que le sobra la parte de novela de tesis conyuntural. La parte romántica me ha parecido magnífica. Aunque no he dejado de pensar –como me pasa otras veces– que igual es porque no soy el público para esta novela.

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  2. Me alegro que digas que remonta porque voy por la página 135 y hasta ahora tampoco es que me entusiasme. Lo dejaría en un "pues vale".

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    1. Uy, qué mal rollo... Espero que tengas una buena experiencia al final. Ya ves que disfruté de la parte romántica y me sobró farfolla política. Espero que pueda mejorar tu experiencia. Si no, ya nos contarás, soy de esa gente rara a quien le gusta conocer opiniones diferentes a las propias.

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  3. ¡Hola!
    Me ha gustado mucho tu crítica y coincido en algunos comentarios. Por fin me decidí a leer esta... americanada para electores escocidos de aquella época a modo de cuento chino, porque hay situaciones que no se las cree ni su tía la del pueblo.
    No sé qué pensar, tiene argumentos más comprometidos que una comedia romántica de chichi mosca, algo que pongo en valor, pero en mi opinión con con un contenido muy dispar. El romance aparece y desaparece como el Guadiana.
    En líneas generales me ha gustado, de entrada me enganchó pero me costó posicionar a cada personaje secundario entre el pajote político. La cuadrilla de sabiondos que forman la cuchipanda me daba igual, sin embargo Rafael Luna me encantó y creo se merece un libro aparte que nos cuente su historia con más detalle.
    A ratos la lectura se me ha hecho incómoda porque me chirría el tipo de mensaje que transmite el sermón político y el sistema electoral norteamericano me interesó entre cero y nada, además me hacía desconectar de la relación sentimental de los protagonistas, que me parece buenísima y la he disfrutado mucho.
    Yo también prefiero la parte romántica, la del autoconocimiento y esos conflictos internos que te mantienen en vilo sin saber cómo se resolverá la papeleta. Para mí gusto hay párrafos con expresiones muy empalagosas que se me hicieron bola y otras partes que se me antojaron pesaditas.
    En lo que se refiere a la monarquía creo que no se lo toma en serio jaja, que cosas más absurdas me he tragado, madre mía, y que distorsionado todo.Es posible que aquí don Federico también dijera aquello de "Manolete, si no sabes torera pa' qué te metes", y otras lindezas.
    Pero mira, he echado un par de días la mar de entretenida leyendo esta milonga.
    Un 😘

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    1. Me encanta que te haya gustado mi crítica.
      Con esta novela hay que quedarse con lo romántico y pasar de lo político que es un sinsentido. Esto de que unos críos de 20 años que no han dado un palo al agua se crean que lo saben todo sobre cómo mejorar la vida de la gente es puro wokeísmo, se diría ahora.
      Me parece que en este mundo tan polarizado predomina cada vez más productos comerciales (novelas, contenidos en redes, películas o series...) no para todos, sino para los políticamente afines.
      Me llama la atención, porque la novela romántica siempre procuraba ser neutral, que no hubiera ningún protagonista ni muy de izquierdas ni muy de derechas. Si salía un político, ni siquiera sabías a qué partido pertenecía.
      Para mí, como lectora, no me presta, pero si lo hacen es porque les renta.

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