jueves, 16 de enero de 2020

Ochenta años de…“El dandi”, de Georgette Heyer


Una deliciosa Regencia tradicional


DATOS GENERALES

Título original: The Corinthian
Subgénero: histórica / Regencia
Fecha de publicación original en inglés: 1940
Páginas:

1.ª Edición en España (que yo sepa)
Traductora: Gemma Rovira Ortega
Fecha: 10/2009
Publicación: Publicaciones y Ediciones Salamandra S.A.
Páginas: 256

SINOPSIS (según la Casa del Libro)

A los veintinueve años, el acaudalado sir Richard Wyndham está a punto de someterse a los deseos de su familia y tomar una decisión postergada durante años: casarse.
Naturalmente, un acontecimiento de tal magnitud bien merece alargar la velada en el club —y el consumo de brandy— un poco más de lo habitual, por lo que, de regreso a casa por las oscuras calles del centro de Londres, cuando ve a una chica descolgándose de una ventana con una cuerda hecha de sábanas, sir Richard no sabe si se trata de algo real o de una visión producto de sus excesos. La duda se disipa en un instante cuando Penélope Creed, una jovencita que también huye de un inminente matrimonio impuesto, cae literalmente en sus brazos. Así, la oportuna coincidencia de intereses lleva a los protagonistas de tan azaroso encuentro a emprender una improvisada fuga, en la que el experto vividor y la joven rebelde compartirán un sinfín de aventuras y descubrirán en sí mismos sentimientos desconocidos para ellos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Bueno, entró en mi lista de las mil mejores novelas románticas de 2017, en el puesto 775; luego, en la edición de 2019, cayó y ya no estaba entre las mil mejores. Ahora anda por el puesto 1600, más o menos. Tuvo crítica de DIK A- en All About Romance. En la lista Top 1000 de Book Binge aparecía la 661. Y tiene uno de esos tópicos que tanto gusta de «disfraz».

CRÍTICA
1940, año que empezó con la guerra de broma o de mentirijillas, la drôle de guerre, o phoney war: Alemania y la Unión Soviética ya se habían repartido Polonia, pero Francia y el Reino Unido aún estaban intactos. Es el año que tan bien te cuenta Irène Némirovsky en su Suite francesa, novela totalmente recomendable para quien quiera tener una visión más íntima de aquel momento.
Luego, ya sabéis, la Alemania nazi le dio un empujoncito al frente occidental, pasó lo de Dunkerque y la esvástica acabó ondeando en la torre Eiffel
Ese año salió publicado en el Reino Unido esta novelita de Georgette Heyer. Quiero creer que distrajo un poco a aquella gente que vivía «Las horas más oscuras» (título de una peli ambientada en este año, también recomendable).
Sigue el esquema habitual de unir a una pizpireta jovencita con un señor un poco mayor que ella, algo canalla, estragado de la vida y cuyo corazoncito revive gracias a las monerías de la chica. Si Heyer lo repitió es porque funciona.
El bello dandi que da título a la obra es Sir Richard Wyndham. Es el típico vivalavirgen aristócrata, rico, que gusta del deporte de la época (libertino tipo corintio, luego cuento más), y de ir de punta en blanco, prestando particular atención a chalecos y sobre todo, cravats.
El cravat era ese pañuelo que se anudaban los señores en el cuello y que exigía mucho arte. Aquí un ejemplo de cravat de la Regencia:

CharlieHuang [CC BY 3.0]

Por cierto, que el dandi protagonista hasta ha logrado un nudo particular que lleva su nombre y que sus fans imitan: Wyndham Fall.
Richard ya tiene 29 años. Su familia le presiona para que se case. Hasta la fecha no lo ha hecho porque tiene su punto de romanticismo, querría que lo quisieran por sí mismo, y no por su fortuna.
Su familia le indica como novia a Melissa, auténtico iceberg de buena familia que no despierta el menor entusiasmo en Richard.
Una noche de juego y borrachera, Richard descubre a una muchacha huyendo de su casa. Es Penelope Creed, una huérfana heredera a la que su tía quiere casar con su nada atractivo sobrino. Se le ha ocurrido volver a su casa ancestral, donde un amigo de la infancia juró (hace cinco años) casarse con ella.
A sus diecisiete años, no hay nada que frene el entusiasmo de Pen. Con Richard, y disfrazada de muchacho, viajará a Somerset. Tendrán aventuras, y hasta habrá un asesinato. Todo muy entretenido y regado con más de una frase de ese sutil humor británico, que se basa en, simplemente, no tomarse nada demasiado en serio.
Fácil es ver aquí temas que vemos en muchas románticas de ahora. Reconoces perfectamente los prototipos de caballero libertino y jovencita encantadora que lo redime, algunos tópicos como este del disfraz que da lugar a algún malentendido delicioso (que, visto desde la tolerante perspectiva actual, tiene todavía más morbo, que no creo que la propia Heyer se diera cuenta), el romance «de carretera», las habitaciones compartidas o no, el Bow Street runner,… esas cosas. A mí me recordó un poco las de Jo Beverley o alguna de Putney.
Como veis, es un Regencia tradicional: estilo ligeramente divertido, personajes con más de una extravagancia y que se lee como la seda. Claro, no encontrarás sexo en ella, sino más bien aventuras, ligereza, pompas de jabón. El lenguaje es un poquito más complejo que el de las novelas románticas actuales, mucho más desgalichadas y básicas en el plano lingüístico. Georgette Heyer y las novelistas de la época –ya lo he dicho alguna otra vez – no bajaban el nivel, querían hacer libros buenos. Cuidaba mucho, por ejemplo, de la parte histórica, de que no hubiera errores.
Como suelo decir con estas viejuneces, puedes disfrutarlas si sabes lo que esperar. No, no hay sexo, y la tensión sexual te la imaginas tú más que otra cosa. Es más disfrutar cómo se conocen Pen y Richard, lo bien que encajan, cómo se van enamorando, y claro, tú sabes que eso de una muchacha de buena familia andando por ahí con un caballero no puede tener otro fin que un matrimonio entre ellos, para evitar que ella acabe socialmente arruinada, aunque Pen no sea consciente.
Fui leyéndola sin prisas, disfrutando de sus diálogos ingeniosos, metiéndome en ese otro mundo ideal, una Regencia que igual nunca fue así, salvo en nuestras novelas.
El título de la novela, The Corinthian, «el corintio», añade una denominación más para este prototipo de galán de romántica. Hay otras palabras inglesas que lo describen: rake, rascal, scoundrel, rogue… Según quien lo traduzca, puedes verlo como libertino, calavera, canalla, sinvergüenza, granuja, pícaro, dandi o mi favorito, vivalavirgen, que te da un poco ese toque desenfadado.
El matiz que introduce el término «corintio» es un dandi que es aficionado a los deportes. Es de esos que gustaba de dirigir sus caballos con habilidad y rapidez, incluso participando en carreras o apuestas; y el boxeo, que en aquella época se consideraba también propio de caballeros. Es el «dandi deportista». Así como las otras denominaciones las puedes encontrar en novelas románticas actuales, este otro de Corinthian solo lo he visto en la Heyer.
En resumen, un placer leer algo así, una discreta distracción que en algún momento te hace sonreír. Aunque exige, eso sí, un esfuerzo adicional para entender ese inglés tan propio de la época.
Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: quienes busquen una novela tranquila.

Otras críticas de la novela:

Como, a estas alturas, es una novela clásica, tiene página en la Wikipedia
Crishi, en El rincón de la novela romántica, la considera muy buena. 
La gata negra de bigotes blancos disfrutó, pero nos advierte que esto no tiene que ver con Austen, por mucho que se empeñen en venderte a la Heyer como su continuadora. 
Mis lecturas semanales la considera una lectura ligera, señalando lo divertido y lo absurdo de esta novela. 
Paso a las críticas en inglés.
Tor.com considera que, con esta obra, Heyer inauguró un nuevo género. Explica un poco el ambiente y la situación personal en la que estaba Heyer cuando publicó la novela. 
She Reads Novels también le hace una crítica positiva. 
DIK A- es la calificación que le dieron en All About Romance al audiolibro de esta novela, narrado por Georgina Sutton. 
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De rakes, scoundrels y otras malas hierbas

Aprovecho la aparición de este curioso término, corinthian, para recordar otros términos habituales en romántica: rake, rogue y scoundrel.
Hay términos menos frecuentes como este de Corinthian, rascal (=pillo, granuja, canalla) o dandy (= dandi). Pero me voy a fijar en los que encontramos aquí, en el género de la novela romántica.
Por ejemplo, rake (= vividor, calavera, libertino, disoluto) se usa en los títulos originales de Pecado y virtud (The rake o The rake and the reformer) de Mary Jo Putney y Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja (Nine rules to break when romancing a rake), de Sarah MacLean.
Rogue (= pícaro, granuja, canalla; deshonesto, corrupto) transmite más la idea de deshonesto y sin mérito. Es el término que prefirió la misma Sarah MacLean para Un canalla siempre es un canalla (A rogue by any other name) o Johanna Lindsey en Amable y tirano (Gentle rogue), incluso Deborah Simmons en lo que aquí se llamó El último dandi y en original era The last rogue. Hay una serie de Jo Beverley, que aquí se ha llamado Granujas, o Pícaros, que en original era Company of Rogues.
Y mirad qué curioso, la serie de MacLean de Un canalla… sin embargo recurre al tercero de los sustantivos, scoundrel (= canalla, sinvergüenza, bribón): Rules of Scoundrels (Las reglas de los canallas). Se refiere más a una persona de mala reputación, y sería sinónimo de rascal.
También Loretta Chase tiene su serie de Scoundrels, aquí traducida como Canallas, siendo su tercera novela, Abandonada a tus caricias, la que lleva ese término en su título original: Lord of Scoundrels. ¿Otro ejemplo? La histórica gay The soldier’s scoundrel de Cat Sebastian.
El rake por excelencia de nuestra cultura es el retratado por William Hogarth en su serie de grabados de 1735-1736: La vida de un libertino; ya en el siglo XX inspiró la ópera de Stravinski The rake’s progress (El progreso del libertino o La carrera del libertino).
En cuanto a scoundrel, no me resisto a recordar que así es como considera Leia a Han Solo; ella pretende que sea un insulto, pero a Han, ya lo sabemos, acaba gustándole la palabra. Es esta escena justo antes de «el beso».

En el doblaje español, tradujeron scoundrel como sinvergüenza.

2 comentarios:

  1. Me pones a Han Solo para terminar y ya se me olvida hasta mi nombre... XDDD
    Pues este año será en el que debute con Heyer, porque nunca la he leído y tengo muchas ganas. No sé si tengo esta novela apuntada pero, si no, la apuntaré, ya que tiene muy buena pinta.
    Estupenda reseña, como siempre. Y me ha encantado la explicación sobre rake/rogue/scoundrel! Más o menos los distinguía pero nunca está de más saber que lo hacía bien.
    Besotes!

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    1. Bueno, es que venga o no a cuento, Han siempre merece un sitio. Heyer o no te dice nada o te parece una delicia. Puedes probar cualquiera de las más apreciadas para ver si te va su estilo. Devil's cub, Venetia y Frederica son las que la gente aprecia más, pero yo me quedo con La indomable Sofía. Ya nos contarás.
      Lo de «rake/rogue/scoundrel» lo hice más que nada para mí misma, porque no me fío de que lo traduzcan bien. Por cierto que se me olvidó anotar mi Rogue favorito de los últimos años: Rogue One.

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