viernes, 1 de abril de 2022

50 años de… “La llama y la flor”, de Kathleen Woodiwiss

 

Arqueología romántica: bodicerippeando


 

DATOS GENERALES

Título original: The flame and the flower

Género: histórica / 1799

Fecha de publicación original: 4/1972

Parte de una serie: Birmingham #1

 

En España (1.ª edición, creo)

ISBN 13: 978-84-7442-189-7

Traductora: Lidia Porta

Fecha edición: 6/1980

Publicación: Asesoría Técnica de Ediciones

538 págs., rústica

 

SINOPSIS (de La casa del libro

Una mujer a merced de los caprichos del destino.

Un intento de violación marca para siempre la vida de Heather. Al verse acosada por su agresor, lo hiere de muerte. Horrorizada, huye y empieza a vagar por las calles de Londres. Acaba en un barco, donde el capitán, confundiéndola con una prostituta, abusa de ella.

Al cabo de un tiempo, Heather descubre que está# embarazada, y el capitán del barco accede a reparar la deshonra tomándola por esposa. Poco a poco, el inicial recelo entre ambos da paso al afecto y madura el germen del amor. Sin embargo, el pasado acecha, presto a asestar un golpe brutal a sus sueños.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Sí, la incluí en mi lista de Las mil mejores novelas románticas, versión de 2017, en el puesto 127, y sigue por allá arriba. La han incluido en muchas listas, como las cien mejores novelas románticas de The Romance Reader, en el año 1999, allí tenía el puesto 15. Apareció en dos Top 100 de All About Romance, el de 1998, n.º 35, y en 2000, n.º 76. También en los top 1000 de Book Binge (está la 2) y RomanceNovels.Me (la 17), o en la lista de The Best Romance Novels Ever Written (ProWritingAid), la 19. Cuando en 1997 All About Romance hizo su crítica de All-Time Reader Favorites, allí estaba, la 26. El rincón de la novela romántica también sacó una lista de cien mejores, allá por el año 2010 (ya deberían intentar otra, ¿no?) y ahí apareció, la 92. Pero es que hasta Jack Moreno, cuando en su blog sacó una lista de lo que consideraba las 70 mejores novelas románticas, también mencionó esta. Tiene crítica de DIK A en All About Romance, es un Guilty Pleasures Purest Delight, un romance.io all time favorites… vamos, que es la favorita de mucha gente.

 

CRÍTICA

¡¡¡🍰🍸🌟50 años 🍰🍸🌟!!! 

Este mes de abril se cumple medio siglo de la publicación de The flame and the flower. A este clásico se achaca la creación del género romántico en su forma moderna.

A la huérfana Heather la cuidan (es un decir) sus tíos. Su tía, sobre todo, la trata fatal. Cuando la ofrecen la oportunidad de ir a Londres a trabajar, Heather no se lo piensa dos veces.

Las cosas no son como parecen y acabará en manos de un tipo que intenta violarla. Ella se defiende como puede y sale huyendo.

Será eso de huir del fuego para caer en las brasas

Porque un par de marineros la cogen y se la llevan a su capitán, como un regalo.

Brandon Birmingham, un tipo guapo y con parné, pero de mal carácter. Como cree que Heather es una prostituta, la viola sin miramientos. Luego, cuando descubre que era virgen, de buena familia, y encima se queda embarazada, pues no le queda otra cosa que casarse con ella.

Sí, hay tantas cosas malas en ese planteamiento que me abstengo de comentar más.

Brandon se la lleva a su barco a Norteamérica. Allí vivirán en una mansión que, aunque está en el Sur, no tiene esclavos sino trabajadores asalariados.

La llama y la flor es el paradigma de la llamada old skool. 

El «ideal platónico del bodice ripper» dicen Wendell-Tan en Beyond heaving bosoms. En este tipo de novela, propia de los años setenta y ochenta, tenía una serie de características que vemos aquí. Para empezar, la notable diferencia de edad entre los protagonistas, Heather de 17 años, Brandon de 35, ¡más del doble!, menudo asaltacunas.

Lo que más caracterizaba a estas historias y de ahí su nombre, la violencia, especialmente sexual. Aquí la viola, pero no una de esas cosas que si quieres mirarlo de perfil pues piensas que igual bueno no se justifica pero se explica porque él estaba borracho, o ella es tan tímida y no acierta a decir que no. 

No, qué va, no es eso. Ella se lo dice clarito:

¿Es que no tienes conciencia? ¿Acaso no importa que yo no quiera estar aquí?

A lo que aquí esta prenda de hombre, le suelta:

No lo deseas ahora, mi amor, pero lo hará más adelante.

Para entonces llevaba ya… según mi cuenta, tres violaciones.

Y sigue, ¿eh?

—No te opongas —murmuró—. Disfrútalo.

O sea, chica, que el problema es tuyo por resistirte. En fin, no me digáis que esta joya no merece la pena. Eran novelas de las que se decía que «la violación formaba parte del cortejo», pero es que esto pasa de castaño oscuro. Añádele la intimidación:

Podría deshacerme de una fulana como tú sin que nadie se diera cuenta. .. Ándate con ojo y quizás sobrevivas.

Es así al principio y también cientos de páginas más allá, intimidando e insultando: 

No tengo ni el tiempo ni el humor para tener que estar aprobando todos tus caprichos. Te ruego ejercites tu cabeza de chorlito…
¿Cómo puedo acercarme a esa zorra…? (ojo, que se refiere ya a su esposa)
Tomó mi semilla en su interior, traicionándome (¿Qué quiere decir, que se quedó embarazada a propósito cuando él la violó?)
¿Tienen los esposos la suerte de contar con zorras tan seductoras como mujeres? ¿Son las demás mujeres tan hermosas y deseosas de complacer a sus maridos?
No era mi intención volver a tomarte por la fuerza... pero si debo hacerlo, lo haré.

Aunque al principio se defiende, Heather pronto se convierte en un perfecto felpudo:

—Oh, Brandon, lo siento —se disculpó sumisa—. He sido muy mezquina al pensar mal de ti.

Sí, claro, ¿por qué vas a pensar mal de él, si solo te ha violado, intimidado, amenazado…? (modo ironía on).

No puede faltar el gran malentendido (big mis), que es básicamente que cada uno piensa que el otro no lo desea y tienen demasiado orgullo para preguntarlo.

Para Jayne Ann Krentz (Dangerous men and adventurous women) el secreto atractivo de los héroes alfa es que eran a un tiempo héroes y villanos:

El héroe en un romance es el mayor desafío que la heroína debe enfrentarse y conquistar… El héroe debe ser en parte un villano, o no sería un gran desafío para una mujer fuerte.

La idea es que solo tiene mérito conquistar a un hombre amenazador y violento que tiene todas las ventajas (la fuerza, el dinero, la posición social…). Por eso abundaban este tipo de protagonistas. El más odioso quizá sea Clayton Westmoreland de Tú eres mi amor. En Beyond heaving bosoms los meten a los dos en la misma categoría de protagonistas, la de los 

Alphole Heroes We’d Like to Slap Around Some.

Por supuesto, tanto Heather como Brandon son muy atractivos físicamente, objeto de deseo de todo hombre o mujer que se cruza por su camino. Él tiene parné (comercio, barco, plantación, molino…) y ella, pedigrí, porque es de buena familia.

Le tengo mucho cariño a Kathleen Woodiwiss, porque con ella descubrí la novela romántica. Pero francamente muchos de sus libros no han envejecido bien. Creo que se salvarían Cenizas al viento, Shanna, Una rosa en invierno y, quizá, Para siempre en tus brazos.

El resto, entiendo que hay que tomárselos como una antigualla. Las críticas son extremadas: o la adoran o la odian. No hay término medio. Para mí,… Creo que estoy un poco mayor para estas cosas.

Como primera novela, es admirable. Porque lo que es la narración en sí, me parece muy llevadera. Me ha costado terminarla, pero creo que si te va este tipo de novela, puede ser una lectura... agradable.

Valoración personal: no merece la pena, salvo interés histórico, 2

Se la recomendaría a: fans de la arqueología romántica

Otras críticas de la novela:

En español:

Dos críticas en El rincón de la novela romántica, una la pone 9,5/10 y la otra la considera imprescindible. 

A Claudia (Libros de Romántica) no es la que más le gusta de la autora, pero no le decepcionó. 

Las narraciones de Sara la considera agridulce. 

Vamos a un puñadito de páginas en inglés. 

En All About Romance hay dos críticas de 1998, una que le pone una A y otra, firmada por Blythe Smith que la califica con una D

The Hope Chest Reviews, 3 ½ estrellas

Sarah, en Dear Author, le pone C- al contenido, una A por la influencia. 

Como es una novela que forma parte de la historia, tiene artículo en la Wikipedia… en inglés. 

 

Y ahora, un poco de historia, los bodice rippers.

Haciendo arqueología romántica, el contexto lo es todo.

Un artefacto aislado te parecerá más o menos bonito, o útil, pero si no sabes en dónde ha aparecido, a qué capa temporal pertenece, no llegas a comprender su sentido y qué significó en su momento.

Eso es lo que hay que hacer con esta novela, irnos al momento en que se publicó e intentar entender por qué fue todo un fenómeno superventas.

¡Claro que había romántica antes...!

Así, a bote pronto, recuerdo: novelitas genéricas de Mills & Boon, las encantadoras regencias de Georgette Heyer o las góticas de Mary Stewart, a quien se considera madre del suspense romántico. Había también tochos históricos protagonizados por mujeres que incluían romance: Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell (1936), Catalina, duquesa de Lancaster de Anya Seton (1954), Angélica, marquesa de los Ángeles de Anne Golon (1956) o Bond of Blood, de Roberta Gellis (1965).

Sí que hubo antes libros exitosos con sus referencias sexuales explícitas, hasta el punto de considerarlas pornográficas, como El árabe de E. M. Hull (1919) o Por siempre Ámbar de Kathleen Winsor (1944). Esa es la línea que exploró Kathleen Woodiwiss. Y por eso tuvo éxito, por el sexo que había, aunque fuera forzado.

Esa era la novedad y por eso tuvo éxito: el sexo. No le deis más vueltas. Las novelas románticas eran muy castas, los intercambios íntimos eran inexistentes o reducidos al mínimo. Y luego viene ella y habla, en The flame and the flower, de pechos, de aureolas asomando, de la piel, turgencias varoniles…



Era la época de la liberación femenina y la mera idea de que una mujer sintiera placer sexual era algo novedoso. Pero como no se veía del todo bien que lo buscaran activamente, se inventaban esto de la violación a manos de un tipo guapo y rico que se casaba con ellas. Queda feo, lo sé, pero estamos hablando de los años setenta, cuando todo era feo y cutre, hasta el cine.

(Bueno, quitando La guerra de las galaxias, pero no nos desviemos).

Como esta novela forma ya parte de la historia editorial, hablan de ella en la Wikipedia, en inglés. Os traduzco algunos detalles:

Como la mayor parte de editores en rústica, Avon elegía un libro cada mes que recibía más publicidad, y una tirada más grande… Con su publicación en abril de 1972 como un libro "Avon Spectacular", la novela fue la primera romántica en publicarse como un libro de tapa blanda original. Como los romances genéricos, se distribuyó en kioscos y otros puntos de venta masiva… La primera edición tuvo medio millón de copias. En 1978, había alcanzado cuarenta ediciones, y vendido más de cuatro millones y medio de ejemplares.

La portada, diseñada por la directora artística de Avon, Barbara Bertoli, estableció el modelo de las cubiertas de romance histórico sensual. La portada era un ejemplo de lo que se llamó "el look Avon" con un fondo grande de color sólido, letra grande y una pequeña ilustración.

El camino que abrió esta novela lo siguieron obras como Sweet Savage love de Rosemary Rogers, La amante cautiva de Shirlee Busbee, o La novia cautiva de Johanna Lindsey

Mucho se ha reflexionado desde entonces sobre este tipo de novelas.

Susan Elizabeth Phillips en Dangerous men and adventurous women recuerda que ellas eran jóvenes, feministas y sin embargo leían estos libros. No, no quemaban librerías, ni se indignaban por ellos. No veían contradicción entre el feminismo y las lecturas románticas.

¿Por qué? Son fantasías. No significan que tú quieras vivirlo, como recuerda el artículo de Daphne Clair en el mismo libro, en plan irónico diciendo que entonces podemos asumir que a los hombres, que son los consumidores de thrillers y las del Oeste, les gusta recibir palizas, tiros, apuñalamientos, ser arrastrados por caballos a galope o lanzados desde vehículos en marcha.

Laura Kinsale defiende la teoría de que no admiramos a las heroínas, ni queremos estar en su lugar. Son placeholders, sirven para preguntarnos qué haríamos nosotras en ese caso, pero no nos identificamos con ellas. Al contrario, a las heroínas las aceptamos o rechazados conforme a nuestros propios valores.

Doreen Owens Malek viene a decir que libros como Shanna, de Woodiwiss, son simplemente una diversión en las que la heroína triunfa al final.

Las novelas para mujeres no solían tener sexo y de repente tenían mucho, aunque en formato inicialmente violento. Luego ya, con su marido, la cosa les encantaba. Era una novedad entonces.

Afortunadamente, las violaciones, el sexo forzado, fueron desapareciendo de la novela romántica más o menos a principios de los noventa. Luego he vuelto a ver esas relaciones tóxicas y comportamientos abusivos, en subgéneros como el juvenil o el paranormal. Pero en contemporánea o histórica ahora se consideraría intolerable.

Por eso, medio siglo después, historias como la de Brandon y Heather nos suenan muy viejunas. Lo paradójico es que sonaban muy modernas en los setenta y han envejecido peor que las novelas blancas de Mary Stewart o Georgette Heyer, que tenían su encanto por otro lado, no en el del sexo. Y por eso seguimos leyéndolas con placer.

De todas formas, hay que hacer un homenaje a esta novela, con todos sus defectos, por muy políticamente incorrecta que ahora nos suene. Tenemos que entenderla desde la perspectiva de entonces. Y agradecer que iniciara un camino que nos ha llevado hasta aquí, cuando tenemos novelas románticas de todo tipo, para que podamos escoger las que más nos vaya.

Gracias, Kathleen, va por ti.


Kathleen, foto de Joan Bingham (1977), vía Wikimedia Commons.

7 comentarios:

  1. Como siempre, una entrada estupendísima!!
    En cuanto a la novela, comporto totalmente tu opinión, hay que leerla en el contexto que se publicó.
    Empecé a leer este tipo de historias (ahora me parece una relación totalmente tóxica) pero en los 80 eran las habituales, a esta mujer le debemos tanto, tanto, las lectoras de novela romántica histórica
    pero en su época quien más y quien menos, metía el sexo a través de este tipo de escenas: Johanna Lindsey, Shirlee Busbee, Jude Deveraux, Judith McNaught... y me dejo muchas
    en una sociedad en la que el disfrute de la mujer estaba mal visto, era la excusa perfecta para escribirlas.... y la horrorosa idea de que ella terminara enamorándose del violador... pues horrible...
    No sé si ciertas palabras corresponden a traducciones... pero, de pronto, se me viene un dicho de la época sobre la mujer... que no repetiré, pero hablaba de cómo tenía que ser en casa... y cómo en la cama. En fin.
    Las leía y estaba tan acostumbrada que no le daba importancia (ahora me horrorizo de mí misma) es un claro ejemplo de lo malo que es normalizar un maltrato (algo que como bien dices me preocupa muchísimo en la sociedad actual) no tan solo con ese tipo de relaciones tóxicas que ahora se vuelven a poner de moda, sino en la música, cine... etc.
    Por eso ahora me siento tan poco tentada a releer muchas de las novelas que, en su tiempo, leía una y otra vez... prefiero quedarme con el recuerdo de lo que fueron y lo que las disfruté que dejar que me entren ganas de quemarlas jajajaja
    Mirándolo fríamente, qué fuerte que una mujer, en el contexto que sea, sea capaz de hacernos querer que una mujer violada se enamore de su violador...
    Un besote

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    1. ¡Gracias por tus palabras! Mi trabajo me lleva escribir estas cosas, pero es que me gusta que queden chulas, redonditas.
      Creo que lo que dices de la traducción es muy posible, que lo de zorra en original sea algo no tan fuerte, ¿"vixen" quizá?
      No lo pienses mucho, todas lo leíamos sin pestañear, y ahora nos horroriza. Era otra época, lo malo es ver esto mismo en ciertos subgéneros. Es que yo creo que no lo veían como violación, por la concepción que había incluso en los códigos penales, como delitos contra el honor y no contra la libertad sexual, por eso quedaba exento de pena el que se casaba con la violada. Otros tiempos. Luego hay que tomárselo como pura fantasía, nada más.
      Y pocas se dejan releer, así que mejor guardarlas en el recuerdo. Ya lo digo que es curioso, que cosas más antiguas, como Georgette Heyer, aguantan perfectamente los años.

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  2. Genial la argumentación, Bona.
    Claro que sí, en romántica esta novela, la autora y otras por el estilo de aquellos años ocupan un lugar muy especial.
    Quizás, porque no las leí en su momento nunca me llevé bien con la old skool pero acepté sin más remedio(violencia sexual, verbal, sumisiones...) que, si quería conocer en serio el género romántico en plan moderno, no se puede medir el pasado con criterios actuales porque te das una buena leche. No obstante novelas como esta y Tú eres mi amor no las vuelvo a leer ni borracha, vamos. Hay que tener estómago.
    Un 😘

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    1. Lo del estado de embriaguez es una forma de hablar 😂
      Se me pasó comentar que coincido contigo en que es cierto que parte del NA tiende a relaciones poco sanas, algo he leído con este tipo de contenido que no me ha gustado. Me ha venido a la mente... Confieso que caigo en la más absoluta ignorancia nombrando el dark romance puesto que no lo he leído, solo lo conozco por comentarios y estoy segura que no es para mí, pero ahí está, un subgénero tan respetable como otro cualquiera.

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    2. ¡Tienes toda la razón! Se me había olvidado lo del dark romance, en efecto, lo poquito que he leído al respecto me ha desagradado mucho, y en más de una ocasión son violaciones porque se recurre a cosas como la privación de libertad de la heroína, la coacción y las amenazas para que acepte sexo con el malote de turno. Pensaba solo en juvenil, NA y paranormal, y me olvidé del dark romance.

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  3. Qué entrada más estupenda, Bona, sobre todo tu comentario final sobre los bodice rippers. Yo los leo enclavándolos en su contexto e intentando valorarlos por lo rompedores que fueron en su momento, porque si no, es complicadísimo disfrutar la lectura. Aún así, hay cosas muy complicadas de tragar por mucho que lo intentes, como los comportamientos de Brandon aquí (miedo me da leer Tú eres mi amor, con lo que me gusta la McNaught), pero entiendo que las lectoras de la época se quedaran ojipláticas leyendo ese sexo en un libro romántico. Woodiwiss al menos tenía una buena calidad literaria, no creo que se pueda decir lo mismo de muchas de las que se sumaron a la moda de la violación en página. Nos guste o no, es parte de la historia de la romántica y, sin perder la perspectiva, hay que darle su valor. Lo que sí encuentro mucho más complicado de justificar es esa nueva oleada de relaciones tóxicas que nos podemos encontrar en YA o NA, que son historias más cercanas, normales y dirigidas a un público que no está terminado de formar.
    Muchas gracias por dedicar tu tiempo a contarnos todo esto, es estupendo leerte.
    Besotes!

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    1. No lo podría decir mejor, suscribo lo que dices punto por punto. No hay que ser presentista, las cosas hay que entenderlas en su contexto histórico.
      ¿No has leído Tú eres mi amor? Pensé que sí, pero veo que la leyó Cassandra. La versión traducida al español creo que es la segunda, que McNaught aligeró en algunos aspectos. Yo creo que lo mejor es cogerla esperando que sea terrible, y así igual encuentras algo aprovechable.
      Soy feliz hablando de romántica, qué le vamos a hacer.

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