En agosto de 2017 se cumplieron cuarenta años de la publicación de Captive Bride, la primera novela de
Johanna Lindsey, y aprovecho para hablar hoy de ella.
Fue un superventas inmediato, el comienzo de una carrera exitosa que aún
sigue a día de hoy.
Es viejuna y se le nota. Pero mucho, mucho, mucho: síndrome de Estocolmo,
“héroe” violento y delincuente, “heroína” víctima a la que vapulean hasta
acabar convirtiéndose en un perfecto felpudo.
Si alguna vez os preguntáis por qué la novela romántica tiene tan mala
fama, pensad que durante mucho tiempo eran novelas así.
En mi opinión, sólo puede interesar si quieres conocer un poco la historia
del género y te gusta eso de andar haciendo lo que yo llamo “arqueología
romántica”.
DATOS GENERALES
Título
original: Captive Bride
Género: histórica, 1883
Fecha de publicación original en inglés:
agosto de 1977
SINOPSIS (de la contraportada)
Las
estrellas brillan en la noche del desierto, todo es perfecto para el amor. Sin
embargo, el terror acecha a Christina,
que en un acto caprichoso y temerario ha insistido en acompañar a su hermano
desde Londres hasta El Cairo.
Ahora es
prisionera de ese desconocido.
Raptada y
llevada al galope tendido sobre su veloz caballo hasta el campamento escondido.
Christina se ha jurado a sí misma que jamás será su esclava. Pero pronto
comprobará que él se ha convertido en su dueño.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Estadísticamente,
yo la tengo incluida entre las dos mil mejores novelas. En El rincón de la
novela romántica en 2010 tengo apuntado que estaba la 62 entre las mejores. En
el Top 1000 que apareció en Book Binge (pero no sé exactamente cuál es el
origen de esta lista) alcanzó el puesto 149. Por último, cuando en cierta
ocasión los lectores de The Romance Reader eligieron sus novelas favoritas, un lector,
o lectora, dijo que esta era su novela favorita.
CRÍTICA
No soy de poner gifs en mis críticas, pero no
encuentro otra forma de explicar cómo me pasé con esta novela:
O sea, eye
rolling.
Pero no un par de veces, en todo el libro, no.
Un par de veces por capítulo como mínimo.
Así que tendría que escribir mi crítica en plan
y luego
y más
La joven inglesa Christina Wakefield vive feliz con su
hermano en una mansión, durante la época victoriana. Le gusta cabalgar, leer,…
Agradece ir de visita a Londres. Se distrae, compra ropa nueva, y se entretiene
un poco. Aunque ella donde quiere estar es en el campo.
En la capital, su belleza y encanto llaman la atención.
Pero no flirtea, deja claro que no está en el mercado matrimonial. Uno de los
que se sienten atraídos por su belleza es Philip Caxton, un tipo alto,
atractivo y moreno. Tal cual la ve, la desea y le propone matrimonio, al día siguiente de conocerla, a lo que
ella le contesta que no, gracias.
Lógico. Son dos desconocidos, ella no quiere casarse
ahora con nadie y está en su derecho de decir que no, ¿no?
Pues no.
A su hermano lo destinan a El Cairo, y Christina
decide acompañarlo. No por capricho, sino porque quiere seguir con su único pariente,
al que más estima y cuya compañía aprecia.
A poco de llegar, la secuestran, se la llevan por el
desierto a más de tres días de galopada. El raptor es el pretendiente con el
que no se ha querido casar: Philip. Christina deja claro que no está conforme,
quiere irse a su casa, y ni loca quiere acostarse con este delincuente.
A él le cabrea e incluso le parece que ella es
“perversa” por no acceder a acostarse con él.
La amenaza, la intimida (diciendo por ejemplo, que le va
a dar de latigazos delante de todos), le da azotes en el culo una y otra vez, como
si fuera un niño rebelde (ojo: como se hacía antes, que ahora ya no se puede,
que es delito de maltrato doméstico con víctima niño).
La coge, la besa a la fuerza, la desnuda, la tira en
la cama y empieza a toquitear por todas partes. Ella dice que no, que no y que
no. Y entonces él dice, como sorprendido ¿cómo que no? Pues NO. No es no. Ah, pues paro entonces, porque
no te voy a violar. A ver, llegados a ese punto ha cometido ya un par de
delitos: secuestro y agresión sexual. Pero se ve que lo de la violación, casi
que no.
Eso llegará después, y te lo cuentan de una manera
fantasiosa: él empieza el asalto contra la expresa voluntad de ella, pero
luego, en un momento determinado (concreta y literalmente: cuando empieza a
penetrarla lentamente) es cuando le da por preguntar si sigue o no.
Y ella dice que bueno, que vale, total, de perdidos al
río.
Ya sabéis ese tópico archimanido de que el cerebro
dice no, pero el cuerpo dice sí. Ella lo odia, no quiere estar con él. Pero en
cuanto empieza a meterle mano, Christina le encuentra el gusto. Sigue siendo
violación, porque Christina en ningún momento
es libre de decir que no.
No me andaré por las ramas: es un libro asquerosamente
machista. Ella es una víctima y él un delincuente. No es sólo que la secuestre
y la obligue a someterse sexualmente, es que ella no puede decir lo que piensa,
no puede contradecirlo en público, ni preguntarle por esto o aquello que ella
no entiende, tiene que quedarse en la tienda todo el día tranquilita y
cosiendo. Philip llega a hablar de ella como un animal al que él tiene que
“domar”:
“Todavía me
rechaza, pero no necesitaré mucho tiempo para domarla”.
Eye-rolling y rechinar de dientes.
Hay escenas y reflexiones
repugnantes como la siguiente:
“A Philip le complacían esos encuentros matutinos [o sea, prefería violarla por la mañana] porque así no necesitaba perseguir a Christina por toda la tienda y contrarrestar sus golpes y puntapiés. Por la mañana, le sujetaba los brazos antes de que ella despertase del todo y supiese qué estaba ocurriendo”.
Supongo que esta novela fue,
en su momento, la puesta al día de El árabe (The Sheik, 1919) de E. M. Hull.
Sigue el mismo modelo de joven inglesa independiente que es secuestrada por un
jeque medio árabe-medio inglés porque ya se sabe que la fantasía de lo exótico
es tolerable sólo hasta cierto punto. Si te secuestra un señor moro, no puede
ser moro-moro, sino solo “moro-a-medias”.
¿Por qué las lectoras de la
generación anterior a la mía se bebían este tipo de historias como el agua? Una
vez leí que es relativamente frecuente la fantasía sexual de violación, aunque eso
no significa que quieras que te ocurra en la realidad. Como quien fantasea con
ser un heroico soldado que salva a su patria en guerra: en realidad ni quieres
que tu país esté en un conflicto armado ni mucho menos jugarte el cuello.
En Dangerous men and adventurous women (1992) Susan Elizabeth Phillips
dijo, en su artículo “The Romance and the Empowerment of Women”, algo así como
que en la novela romántica el varón dominante se convierte en el catalizador del
apoderamiento (o, como se dice ahora “empoderamiento”) de la mujer. Ella no es
tan fuerte ni tan grande, sabia o madura, como él, y a pesar de todo, ella le
opone su inteligencia y coraje. Y con eso es suficiente para derrotarlo y que
gane ella. Es una fantasía reconfortante
para cualquier lectora agotada, sobrecargada y ansiosa.
O sea, la teoría es que
cuanto más vulnerable sea la heroína, mayor es el triunfo sobre el macho al que
consigue rendir con sus encantos, su entereza y valentía.
Lo que tú digas.
Pero, a día de hoy, es
simplemente insultante.
Philip Caxton, otro nombre
para el muro de la vergüenza, junto a Clayton Westmoreland.
Valoración
personal: infumable,
1
Se
la recomendaría a: nadie,
salvo que te gusten las cosas viejas y machistas.
Otras
críticas de la novela:
En El rincón de la novela romántica, encontramos tres
críticas, dos negativas y una positiva.
Lady Marian dedicó el artículo «“La novia cautiva”, de Johanna Lindsey –Abuso sexual y maltrato en el género romántico. Parte 1» con lo que ya os podéis hacer una idea
de cuál es el tono muy negativo de esta crítica, y para que no os gastéis los
cuartos, os pone una selección de frases ofensivas.
A la cama con… un libro dice que merece un Antigandy,
pero como es de 1977, lo dejan en 1 gandy.
Como de todo ha de haber en la vida, Regan es una fan
de Lindsey y se nota en su reseña que esta no le gusta demasiado, pero no se
atreve a decirlo.
Como esto es algo tan antiguo, no se encuentran muchas
críticas, así que siempre nos cabe recurrir a Good Reads, donde tiene 3.77.
Por último, en Romance in the Kasbah tenemos el artículo “Another Classic: Captive Bride by Johanna Lindsey” (febrero de 2012) breve pero clara, Philip es un sociópata.
Totalmente de acuerdo, pero es que las novelas de esta señora son todas del mismo corte. Dan grima. No están mal escritas pero la trama es infumable.Agresivo y no romántico.
ResponderEliminarYo leí más de ella allá en los 80 y los 90, y no me dejaron la menor huella en el recuerdo. Pero francamente, no las recordaba tan pero tan machistas.
EliminarLa lei hace...diablos, hace casi cuarenta anos, y vaya que estoy de acuerdo, con todo. Es *terrible* en todos los sentidos, y la verdad, yo nunca vi que Christina creciera o que en ningun momento tuviera poder sobre Philip. De principio a fin, todo es lo que el quiere, piensa, decide, y toma.
ResponderEliminarEntre la misoginia y el racismo, la novelita da asco.
Sí, esta novela es de lo peor.
EliminarP.D.: Mejor no hacemos cuentas cuándo la leímos por vez primera. Cada vez más a menudo me ocurre que cosas que me parece que pasaron hace un par de años, en realidad fueron hace 30-40 años.
Cuando empecé a leer novelas románticas encontré varias de esta autora, las leí descontenta (había empezado con Woodiwiss que es mejor) hasta que llegué a una innombrable en la que a la protagonista la secuestran, la drogan, la raptan, se la llevan a Rusia, la golpean y ella se enamora!!!!! mientras más avanzaba en el libro, menos lo podía creer. En general no soporto a las protagonistas tontas, pero esto me parecía increible, intragable, no había manera de aceptarlo. Lo mismo me paso con un libro de Shirlee Busbee, ni siquiera lo terminé y puse un reclamo en el Rincón de la Novela Romántico por tenerlo entre los 100 mejores. Si eran aceptable y los leían y les encantaba a las lectoras en 1980, eso no significa que tenemos que aceptarlo ahora. Hoy están fuera del género, creo yo. Saludos!
ResponderEliminarEn mi experiencia, en los 80 el problema es que no había otra cosa traducida. Woodiwiss es lo más rescatable de entonces, y no todas, más de una y de dos también incluyen el maltrato y la violación. Pero Lindsey, Busbee, Rosemary Rogers,... hacían este tipo de planteamientos. Por eso digo yo que sólo tiene interés para quien quiera hacer "arqueología" romántico, como un artefacto histórico, nada más.
Eliminar(Razón por las que a veces yo releo uno de estos "clásicos", porque me gusta ver de dónde viene el género y lo mucho que se ha transformado).
Cuando empezaron a traducir a Nora Roberts o Jayne Anne Krentz (creo que ya en lo 90, o me lo parece a mi porque es cuando las descubrí) la cosa empezó a cambiar algo.
Me parece brillante y muy recomendable los artículos que dedicó Lady Marian al Abuso sexual y maltrato en el género romántico (el enlace a uno está al final de mi crítica), el tercero se dedica a La amante cautiva que es el que tú mencionas como de los mejores del Rincón de la novela romántica, al menos estuvo entre los 100 mejores hasta 2014, ahora creo que ya no.
Bueno estamos hablando del siglo 19 em la antiguedad era comun violar y además alas esclavas
ResponderEliminarEs el eterno problema de la romántica histórica, tiene que mantener la fantasía romántica y al tiempo ser un poquito verosímil. Es un filo algo difícil de navegar.
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