domingo, 10 de septiembre de 2017

Crítica: “Tentación”, de Sandra Brown

Tópico harlequinero: de enemigos a amantes
 
Bantam, 1996


DATOS GENERALES

Título original: Adam’s Fall
Subgénero: contemporánea/Genérica
Fecha de publicación original en inglés: mayo de 1988
Serie: Loveswept (LS) - 252

Parte de un dúo: 2.º Mason Sisters (hermanas Mason)

1.ª ed. en España:

Título: Tentación
Traductor: Bruno Menéndez Rodríguez
Fecha: 06/2007
Editorial: Talismán

SINOPSIS

En los últimos años, Lilah Mason ha visto a su hermana encontrar el amor, casarse, y tener hijos, mientras que ella está más que contenta con canalizar sus energías en su carrera. Fisioterapeuta con un ánimo incansable e inmensa compasión, es una de las mejores en su campo. Pero cuando Lilah asume un nuevo paciente, no es la vida de éste lo único que se transforma.
Nunca ha tenido peor paciente que Adam Cavanaugh, que la desafía a cada paso. Aun así, está decidida a ayudarle a recuperar la vida que ha perdido. Lo que ella no ve, hasta que es demasiado tarde, es que mientras ella está ganándola batalla de Adam, está perdiendo su corazón,… pues Adam le hace cuestionarse sus más íntimas creencias sobre los hombres, el amor, y principalmente sobre ella misma. Ahora, cuando su deber profesional y sus apasionados deseos chocan, debe elegir el camino correcto para los dos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No, pero ellos se lo pierden, porque para mí es la mejor de las novelitas genéricas de los ochenta que escribió Sandra Brown, y no es que se mantenga, es que cada vez que la releo siguen saltando las chispas.
(No, no soy en absoluto imparcial).

CRÍTICA

La semana pasada hablé de Fantasía, el primero de las “hermanas Mason”, hoy hablo del segundo, aunque entre medias publicó Tidings of Great Joy, de enero de 1988.
Me ganó desde el principio. Adam Cavanaugh, el protagonista, escalaba los Alpes cuando el ascenso acaba en desastre. ¿Cómo no voy a adorar una novela que aunque sea de refilón te habla de subir montañas y cruzar glaciares y tragedias montañeras?
A este magnate hotelero le vimos como jefe y amigo de la protagonista Elizabeth Burke en el libro anterior. Ya tuvo un par de escenas en las que chocaba con Lilah, que le trataba con todo el descaro del mundo. ¡A él, un millonario poco acostumbrado a que nadie le discutiera nada! Es enemistad a primera vista.
Cuando el multimillonario Cavanaugh, un hombre vital, atlético y todopoderoso se ve reducido a una cama, está del peor humor del mundo. Afortunadamente, su lesión medular es recuperable,… siempre que siga una estricta rehabilitación fisioterapéutica. Su mal carácter aleja a todo el mundo. Uno tras otro, los fisios lo dejan, porque es un paciente sencillamente imposible.
Elizabeth, socia y amiga de Adam, recurre entonces a su hermana Lilah, una sanitaria verdaderamente talentosa. Nada importan sus objeciones, principalmente que
a) los hombres jóvenes deportistas como Adam son los peores pacientes del mundo y
b) se llevan como el perro y el gato, se han detestado desde el minuto uno.
Pero no hay nada como un poco de chantaje emocional (Elizabeth está embarazada), un montón de pasta y la promesa de que Adam no podrá despedirla para que Lilah acabe en Hawái, donde reside Adam, para echar una mano. Es una profesional y toda la hostilidad del mundo no conseguirá que se eche atrás en este desafío.
¿Veis el planteamiento enemies-to-lovers? ¡Cómo no voy a adorar esta novela, si es uno de mis tópicos favoritos!
Obviamente, cuando Adam la ve llegar, no reacciona bien:
-¿Qué coño estás haciendo aquí?

- Hago lo que sea por visitar a mis amigos enfermos. Es una de mis virtudes.

- Tú no tienes ninguna virtud. Dudo que tengas ningún amigo. Y si los tienes, dudo que seas tan consciente como para visitarlos cuando están enfermos.

Ella chasquea la lengua y le suelta “Vaya, estamos de mal humor hoy”
Procurará echarla, por todos los medios posibles, se enfada, se queja, se niega a todo, le hace comentarios groseros… Pero Lilah es mucha Lilah. Se esforzará por sacarlo de la cama, porque use la silla de ruedas, inicie los ejercicios,… Cada pequeño progreso es el resultado de una batalla campal de voluntades.
Adam es un paciente de lo más negativo, que le dice que no pierda el tiempo, que nunca podrá hacer nada más que estar tirado en la cama y mirar al techo.

- ¿Quieres apostar, cariño? Te voy a hacer andar aunque muera en el intento. Aunque muramos los dos. Y mientras, nos vamos a llegar a odiar.

-Ya nos odiamos.
Sí, es una de esas novelas de esas “qué divertido es ver lo mal que se llevan algunos”.
Obviamente detrás de todo ello hay una intensa atracción que al final acaba saliendo en el momento más inoportuno gracias a que Lilah es una bocazas. Justo lo que Adam llevaba esperando, en realidad.
Pero claro, Lilah no se lo cree. Tiene cierto complejo porque su hermana Elizabeth es la mujer perfecta, un modelo inalcanzable. Sólo se siente buena en su trabajo, en su profesión de fisioterapeuta. Cree que lo de Adam es sólo el típico enamoramiento de un paciente agradecido.
Me encanta este libro, cada vez que lo abro no puedo evitar leerlo de un tirón. Para mí, es una de “enemigos a amantes” de las buenas. Hay comentarios que hace Lilah sobre su trabajo que suena totalmente real. Adam es un paciente picajoso, molesto, y con la gran inseguridad de si volverá a ser él mismo en el futuro. Los diálogos tienen su toque de humor, dando la impresión de que Sandra Brown se soltó el pelo.
Como me gusta tanto, me quedo ciega a sus defectos, a lo xenófobo paternalista respecto al criado oriental, a “la otra” que aparece como la típica mujer mala ambiciosa que sólo quiere los millones de Adam, y que este a veces se porte como un niño mimado.
Vio la luz en mayo de 1988, el mes en que también se publicó Odio en el paraíso, una de las mejores novelas de la autora para mi gusto. Se ve que estaba en estado de gracia. No, de verdad, es como si de verdad decidiera, “ahora me vais a oír, porque soy capaz de poner en las novelas drama, humor, y sensualidad sin perder el toque elegante, con heroínas fuertes de verdad y héroes que se agarran bien los machos, intensos, apasionados, a veces crueles (más con ellos mismos que con otros), pero sin perder nunca su humanidad”.
Reconozco que parte de mi disfrute de esta novela deriva que la leí en inglés, en original. No estoy segura de que la traducción española esté a la altura del toque humorístico.
He comprobado que la comedia es difícil de traducir. El sentido del humor es algo muy personal de cada escritor, y el traductor, por bueno que sea, no suele reflejar bien el chiste, el juego de palabras, la comedia de una determinada situación. Me pasa por ejemplo con Rachel Gibson o Susan Elizabeth Phillips, que son mucho más divertidas en original que en sus traducciones españolas. El toque humorístico de Sandra Brown, cuando lo tiene (que no es siempre) tampoco es fácil de traducir.
En el género harlequinero me parece difícil hacerlo mejor, es redonda dentro de ese subgénero, y por eso le pongo la máxima puntuación.
Porque sí, porque yo lo valgo y porque cada vez que cojo Adam’s Fall, no importa cómo me sienta, me levanta el ánimo.
Valoración personal: sobresaliente, 5.
 
Bantam, mayo 1988
Se la recomendaría a: los fans del “enemigos a amantes”.

Otras críticas de la novela:
Encontramos crítica en El rincón de la novela romántica de 4,5/5.
A "Cuento lo que leo", le gustó. En cambio, en el foro Ábrete libro, parece que no.

En Good Reads le dan una puntuación media de 3.73. Podemos leer el habitual resumen detallado de la trama, en Allreaders.
Finalmente, a "Avid Book Reader" le pareció bien, considera que es un romance antiguo que en realidad se sigue leyendo bien a pesar de lo anticuadas que se quedan las novelas románticas contemporáneas.
Como de costumbre, si alguien conoce alguna otra crítica de la novela, en inglés o español, siéntase libre de enlazar abajo.

2 comentarios:

  1. Bueno, bueno, con esa reseña tan entusiasta y ese tópico (mi favorito) me la tengo que leer sí o sí! Me leeré antes la primera porque ya sabes que me lo tengo que leer todo en orden pero ésta no se me escapará! Ya te contaré cuando la lea.
    Besotes!

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