Coge al capitán Wentworth, hazle
gay
y te saldrá más o menos esto.
DATOS GENERALES
Título original: It Takes Two
to Tumble
Subgénero: histórica /
Regencia
Fecha de publicación
original en inglés: diciembre 2017
Serie: Seducing the
Sedgwicks #1
NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL
SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Algunas de las cosas favoritas de Ben
Sedgwick:
·
Ayudar a sus parroquianos
·
Las crías de animales
·
Flirtear descaradamente
con el guapo capitán Phillip Dacre
Después de recibir una educación de lo menos convencional, Ben está
satisfecho con la vida tranquila y predecible de un vicario rural, libre de
luchas o agitación. Cuando le piden que cuide a los tres salvajes hijos de un
capitán ausente, acepta con renuencia, pero inmediatamente se enamora de estos
gamberros. Y cuando su severo, pero gloriosamente guapo padre llega, Ben se
siente tentado de tal manera que acaba dudando de todo.
Algunas de las cosas favoritas de Phillip
Dacre:
·
Su barco
·
Que la gente haga
precisamente lo que se le ordena
·
Tocar al irresistible
vicario siempre que pueda.
Phillip está deseando largarse de las orillas de Inglaterra y volver a su barco,
lejos del dolor que lo acosa. Pero sus hijos han espantado a toda una serie de
tutores e institutrices, y debe arreglar las cosas. La inesperada presencia del
alegre y adorable vicario da un vuelco a su vida y ahora parece que no puede
vivir sin las sonrisas de Ben o sus devastadores besos.
En medio de niños fugados, una trama de chantaje a la familia de Ben y
tortuosas noches de placer, Ben y Phillip deben decidir si una vida segura
merece la pena si eso significa perder justo lo que les hace sentir vivos.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica?
Salió hace unos meses y aún pronto para decirlo, pero a mí me parece
que sí. Estaría, al menos de momento entre las diez mil mejores novelas
románticas, gracias a que Jay, una de las personas que publica críticas en
Joyfully Jay, una de mis páginas de referencia en novelas románticas LGBTQ+, la
ha incluido entre sus mejores novelas del año 2017. Además, tiene uno de esos
tópicos que tanto gustan de «enemigos a amantes».
CRÍTICA
Definitivamente, Cat Sebastian se
está convirtiendo en una de mis autoras favoritas, porque me estoy leyendo todo
lo que publica. Escribe novela romántica histórica de la Regencia, sólo que con personajes gais. Y la publica Avon, lo que
suele ser garantía de calidad.
Sebastian es tan competente
escribiendo que una cosa lleva a la otra y cuando te quieres dar cuenta, la
novela ha acabado, los protas están juntos y felices y posiblemente pasado
mañana no recuerdes ni sus nombres.
El capitán Dacre vuelve a casa para pasar los dos meses hasta que reparen su barco,
el Patroclus (no, el nombre no
significa nada, ¡anda ya!). Su esposa murió, y a sus hijos los ve poco.
Sigue un poco deprimido porque murió
su teniente, con el que tuvo una relación discreta a la que no fue capaz de
poner un nombre hasta que fue demasiado tarde.
No se siente cómodo en tierra. Y
menos cuando descubre que sus hijos son
inquietos y traviesos. Al principio no sabe bien cómo tratarlos. Le ayudará
Ben Sedgwick, el vicario, a quien han encargado cuidar de los críos después de
que tutores, institutrices y escuelas diversas no hayan hecho vida de ellos.
Ben está comprometido para casarse. No
desea otra cosa que vivir en este pueblo tranquilo, casarse, formar una familia
y dedicar su vida a ayudar a los demás. Es un hombre sencillo y alegre. Alice,
su prometida y mejor amiga, lo tiene bien calado:
Alice le dijo que tenía la sensibilidad estética de un niño: le gustaba el verano, los cachorros y los pasteles de frutas.
Sí, alguna vez tiene fantasías con
hombres, pero así como muy vagas, nada concreto. Nunca ha sentido la necesidad
de llevar a la realidad sus deseos con un hombre en particular.
Hasta que Phillip, el capitán Dacre, tan sombrío como luminoso es Ben, entra
en su vida. Entonces empieza a plantearse cosas, qué podría estar faltando en
su vida.
La paz, eso lo sabía Ben, era una serie de pequeñas cosas, cada una de ellas insignificantes pero juntas marcando hitos en su vida: sus parroquianos sabían que cuando estuvieran enfermos, él los visitaría, que cuando pasaran necesidad, encontraría la forma de ayudarlos. No se había dado cuenta de que esta otra clase de amor, la clase que sentía por Phillip, tenía tanto en común con caer de un acantilado. No podía dejar de amar a Phillip como no podía parar la gravedad.
Al final del libro, los dos habrán
cambiado, tomado decisiones que alterarán sus vidas para siempre, son más sabios
y sí, más felices, que al principio.
Sólo en un mundo de novela rosa pueden tener lugar estos amores tan felices en un mundo que, en realidad,
castigaba con la cárcel la sodomía.
Es complaciente, lo sé, pero en
cierto sentido reconfortante. Igual en tiempos terribles pudo haber gente que
tuviera estos momentos de felicidad, esas vidas únicas.
Leí este libro cuando
salió, hace meses, en un momento de
bajón, de esos en que sientes que nadie te aprecia, que no vales demasiado…
Y me animó, me reconfortó. El
momento malo pasó y volví a la normalidad de la gente que sí me aprecia, que me
manda inspirados mensajes de ánimo.
La familia de elección, uno de esos tópicos que aparecen de vez en cuando en romántica (sin ir más lejos, El hombre del espejo iba de eso) y con el que me identifico. Porque a veces la mejor familia no son tus
padres o tus hermanos, sino la que construyes a su alrededor, día a día, tu
pareja, tus amigos, hasta compañeros de trabajo que entienden, muchas veces
mejor que nadie, por lo que están pasando.
Y tus hijos, claro. Con las frikadas
que compartes y aquellas que no tienes ni idea de qué están hablando. ¿Quién es
ese Daryll que debería estar muerto hace unas temporadas?
Ellos son quienes comparten tus
momentos malos hasta que se pasan y vuelves a la normalidad de los días felices
y las sonrisas. Hay una parte de este
libro que me hizo especialmente recordar estas cosas. Es un comentario que
Ben, el vicario, le debió hacer en el pasado al hijo mayor de Phillip. Y que
luego el niño repite, muy serio, los niños son fantásticos para recordarte
estas cosas que dijiste y de las que tú ya ni te acuerdas.
A los momentos tristes, los llama «Brown studies».
Él dice que a veces nuestras mentes nos dicen las cosas más feas. Que todo lo que hacemos carece de sentido, que todos a los que conocemos estarían mejor sin nosotros – dudó. – Después de que Madre muriese tuve un buen número de Brown studies.
Qué forma más adecuada de describir
esos días tristes: nuestras mentes nos dicen las cosas más feas. Lo que
Sedgwick dijo, y se le quedó grabado al muchacho (tiene trece años).
Lo importante, dice el Sr. Sedgwick,
es recordar que durante los brown studies,
nuestras mentes no son particularmente
sinceras. Que si quieres saber la verdad, tendrás que esperar a que se
recupere la normalidad.
Valoración personal: buena, 3
Se la recomendaría a: amantes de una Regencia feliz en la
que todo es posible.
Otras críticas de la novela:
Sólo he visto críticas en inglés, y todas ponen esta novela por las nubes:
Dog-Eared Daydreams le da 5+ estrellas, y al final
refleja exactamente mi sentimiento al acabar de leer esta novela:
Y ahora siento curiosidad por lo que espera a Hartley Sedgwick y si comparte una historia con un tal Martin Easterbrook. Hasta que se publique el segundo libro de la serie en julio de 2018, sin embargo, simplemente me tengo que contentar con animar a todos a hacerse con It Takes Two to Tumble, que recibe 5+ estrellas y es una de mis favoritas de 2017. ♥
Joyfully Jay 4.75 estrellas.
OMG Reads, 4,5 estrellas.
En All About Romance le
hicieron crítica de B+.
Love in Panels! le
gustó mucho.
Sinopsis y un fragmento del libro,
en Happy Ever After (USA Today).
Siempre habia pensado que el publico de este tipo de novelas era el lgtb. Lo siento pero a mi no me atrae en absoluto esta temática. Soy rara? retrógrada ?.
ResponderEliminarHombre, para gustos, los colores. Si a ti este tipo de novela no te gusta, no te fuerces.
EliminarA mí no me mola lo paranormal, ni Julia Quinn, Julie Garwood o Diana Gabaldón, por ejemplo, y no por eso me considero rara.
Seguro que te sorprende saberlo, pero como todo en romántica, la mayor parte de quienes escriben y de quienes leemos novela rosa gay somos mujeres cishet.
A mi me recuerda un poco al manga yaoi (puedes verlo en la wikipedia), que es producto orientado a un público mayoritariamente femenino que narra los amores de dos chicos.
De hecho, hay quien se plantea si no será una forma de «ficción de explotación» (como la blaxploitation, pero en gay), pero yo no le doy muchas vueltas, me gusta leer una historia de amor, esté protagonizada por quien sea.
Tal como yo lo veo, que uno sea retrógrado o no, no depende de sus lecturas sino de sus creencias político-sociales.
Ay Bona!. La de cosas que he tenido que buscar en la wikipedia hoy!. "Cishet"; "manga yaoi"; "ficción de explotación". Yo que soy medio leida (evidentemente no soy totalmente leída), no habia oido ni leido jamás nada de esto!. Lo del manga yaoi sobre todo da paracuna tesis!!!
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