domingo, 1 de julio de 2018

RETO RITA 2.0: SANDRA BROWN (1): «Rainwater»


La autora que más tiempo lleva conmigo

El Reto Rita 2.0, me lleva este mes a una autora que se instaló entre mis favoritas en los noventa… y ahí sigue.
Conté cómo conocí la obra de esta autora en el artículo que le dediqué allá en el año 2015: una novelita genérica que compré en una librería de segunda mano en Barcelona, donde yo vivía por entonces.
El flechazo fue instantáneo, y seguí comprando y leyendo, poco a poco, toda su bibliografía. Me acompañó en mis primeros años de trabajo, mis embarazos, la crianza de mis churumbeles, momentos felices y momentos de pérdida personal.
Con sus mujeres distantes pero cariñosas, sus hombres papel de lija, sus tramas retorcidas con sorprendentes giros…Suspense más de intriga que casquería.
Desde el año pasado estoy reseñando todos y cada uno de sus libros. Pasan de setenta. Así que no me quedan muchos para este mes de Sandra Brown.
Mis favoritas de la autora ya las he comentado en el blog y las recuerdo ahora. De su época harlequinera, Tentación (1988)  y luego tres de suspense romántico llenas de excesos y drama: Odio en el paraíso (1988),  Imagen en el espejo (1990) y Sedas de Francia (1992).
La otra de 5 estrellas de Sandra Brown es Lethal, de la que hablaré este mes.
Estoy en el tramo final de mi Reto Sandra Brown. Prácticamente sólo me quedan sus últimas novelas de suspense. Así que, de nuevo, el Reto Rita 2.0 no será de una novela, sino de varias, y todas de los últimos años. Con ello inauguro el mes de Sandra Brown en mi blog.

DATOS GENERALES

Título original: Rainwater
Subgénero: histórica (1934) / sentimental
Fecha de publicación original en inglés: 11/2009

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

SINOPSIS
Ella Barron está decidida a que ni siquiera los destrozos causados por el Dust Bowl afectarán la ordenada vida que ha construido para ella y su hijo con necesidades especiales, Solly, quien vive en un mundo propio en el que ni ella puede entrar. Consciente de que la gente siente pena, o desconfianza, por él, Ella se mantiene distante de su pequeña comunidad, pero su nuevo inquilino, David Rainwater, entra en su vida – y la cambia para siempre. Conforme la desesperación económica crea amargas inquietudes sociales, en la ciudad, y las granjas de los alrededores, Ella se descubre confiando en los suaves consejos del señor Rainwater, y la férrea decisión de sus convicciones. Pero la tensión crece en el calor del verano, hasta que una violenta noche todo en lo que creen será puesto a prueba.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, porque aparece en mi lista de libros, más allá del puesto mil quinientos, gracias a que tuvo buenas críticas en All About Romance y por la exigente Wendy, the Superlibrarian. Además, para Romantic Times fue de 4 ½ estrellas y un Top Pick! Pero también no porque,… bueno, como veréis a continuación, no es novela romántica.

CRÍTICA

Empiezo mi mes de Sandra Brown justo con una novela en la que los enamorados no tienen su final feliz, tal como yo lo entiendo (enamorados, vivos, juntos). Como es algo que el lector sabe desde el principio, no destripo nada.

Desde hacía años esta novela languidecía en mis baldas. Sí, en papel. Sabía que era un poco tristona y deprimente. Dos veces me puse a leerla, y las dos la dejé, no me enganchó.

Aproveché un viaje de trabajo a Madrid para decir que tenía que leerla, ¡ya! Para julio de 2018, tenía que estar leída, sí o sí.

¿Y cómo acabé?

Pues estaba yo en Nuevos Ministerios, para coger el metro a la T4, cuando llegué al final de la novela, y allí mismo se me hizo un nudo en la garganta, una bola impresionante que casi (casi) me hizo echarme a llorar allí mismo. Con mi maletita, rodeada de desconocidos.

(Pero soy estoica chicarrona del Norte y superé el mal trago.)

La novela se ambienta en Tejas, 1934. El Dust Bowl fue un fenómeno meteorológico de terrible sequía que agravó los efectos de la Gran Depresión en esa zona. Algo tremendo que Sandra Brown, originaria de allí (nació en 1948 en Waco) debe recordar de su infancia, si no directamente, a través de los relatos de sus mayores, pues al parecer esta novela se basa en las experiencias de su abuelo.

Solo así me explico por qué quiso escribir este libro.

En 2009, Brown ya había publicado su novela de suspense romántico anual, Smash Cut, de la que hablé el pasado mes de abril. Esto es claramente un proyecto personal, diferente.

Ella, la protagonista, es una mujer sola con su hijo retrasado, que lleva una casa de huéspedes. El médico le lleva como cliente a un pariente suyo, guapo y educado, un caballero sureño que, desgraciadamente, está muy enfermo, y no tardará en morir.

Ella y David Rainwater se tratarán, a lo largo del libro, a la manera propia de aquella época. Respetuosa, educada, distante, aunque tú veas (o notes) sutilmente, que cada uno encuentra algo especial en el otro. Que se gustan, vaya.

El hijo de Ella padece lo que ahora sería algún trastorno del espectro autista, pero claro que en aquella época se llamaba de otra forma. Como Rainwater tiene más tiempo que la atareada madre de la criatura, le presta más atención al niño, y empieza a descubrir cosas especiales en Solly.

No tengo muy clara una imagen para esta madre coraje. He visto en FDB que una lectora le pone la cara de Kate Winslet; yo no lo veo. Pero al adorable Rainwater sí lo veía nítido, como un Gregory Peck de joven: sólido, honesto, íntegro, fuerte en su serena dignidad. En blanco y negro, sí. 

Esta es una novela en blanco y negro.

Lo mejor de Rainwater es lo vívidamente que te reconstruye aquella época de Las uvas de la ira. Vas viendo la pobreza, la gente que se ha quedado sin empleo o sin casa, y malvive en un campamento o shantytown en las afueras de la ciudad. También el racismo brutal y sin ambages, una ideología natural, asumida como lo lógico, de toda la sociedad blanca contra los negros. Y los efectos de la Gran Depresión y en particular, uno de los programas del gobierno de Roosevelt para intentar paliarlo en la gente que tenía ganado en aquella época, reses que se estaban muriendo de hambre y sed.

El tono general resulta sentimental, con momentos dramáticos, pero no arrebatados sino más bien, tristones, resignados a que el ser humano es así.

En momentos tan malos no solo aparece lo peor del espíritu humano, sino también lo mejor. Encarnan ese lado positivo, hasta heroico, en un plan cotidianamente heroico, las pequeñas caridades que hace Ella, la forma en que Rainwater o el predicador Calvin, intentan ayudar a los más desfavorecidos.

Que no sea novela romántica no significa que no haya romance. Lo hay. Ella y Rainwater se enamorarán y tendrán su pedacito de felicidad personal en medio de un mundo descarnado. Todo muy sutil, muy dulce, pero con su puntito de pasión cuando hace falta. Una de esas historias de amor muy resultonas sin necesidad de que haya pompa externa, o riqueza o mucha hojarasca. Es la lección aprendida de autoras como LaVyrle Spencer: puedes contar una gran historia de amor sin excesos ni proliferación de escenas sexis.

Contenidamente romántica, diría yo que es.

Como esta novela la escribe una autora ya muy fogueada, no pierdes el tiempo en info-dump que distraiga, no. Brown no monta un soporífero tostón de aspiraciones literarias. No, no y no.

Brown es, ante todo, una narradora, una cuentacuentos, y sabe relatar esta historia a través de diálogos ágiles, descripciones las justas, con algún giro inesperado en la trama, retratando a un personaje con cuatro pinceladas bien dadas,…

Lo que en manos de otro autor sería un peñazo, con Sandra Brown se hace  ameno, llevadero y, al final, conmovedor.

Una novela fácil de leer y que te llegará al corazoncito, si es que eres capaz de sobrellevar el hecho de que la vida no siempre es justa, que los amantes no siempre se casan y comen perdices.

Así que, con todas esas advertencias sobre lo que cabe esperar, para que nadie se llame a engaño, esta novela sentimental me parece recomendable, porque es una pequeña joyita capaz de llevarte a otro mundo diferente.

Porque, y con esto acabo, para mí es un ejemplo de que el worldbuilding no se circunscribe a las novelas paranormales o de ciencia ficción. Una buena novela es capaz de transportarte a otro mundo diferente, que ha existido de verdad, un momento y un lugar en la historia reales pero que para ti –o para mí, mujer española del siglo XXI– resulta tan ajeno como si fuera otra galaxia.
Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de lo sentimental.

Otras críticas de la novela:
No he encontrados críticas en español de esta novela. SI alguien conoce alguna, siéntase libre, como siempre, de enlazar abajo. Se lo agradeceré.
Maggie Boyd escribió crítica de A- para All About Romance.
Ya dije que Wendy, la Super Bibliotecaria, le dio una A cuando habló de esta novela.
Gracias a la crítica de Wendy, descubro un blog llamado Nobody asked me, que habla de esta novela. La considera devastadora, diferente, sin estar segura de cómo se siente después de haberla leído.
4/5 le dan en Rhapsody in Books Weblog y lo mismo  Reading on a Rainy Day.
Por último, tiene reseña en Historical Novels Society.

2 comentarios:

  1. Vaya, qué novela tan distinta en el universo de la Brown! La verdad es que no es el tipo de novelas que me suelen gustar leer pero de vez en cuando sí me gusta darme una sesión de llantina con una historia así, soy algo masoquista, así que me la apunto.
    Muchas gracias por la reseña y por añadirla al reto! Estoy segura de que va a sorprender a mucha gente

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    1. Sí, no tiene nada que ver con su producción habitual. Se ve claro que es un proyecto personal. A ver qué te parece si llegas a leerla algún día.

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