jueves, 7 de noviembre de 2024

Pausa

    En esta era del ruido, literal y figurado, cuando hay una desgracia, se aumentan los decibelios de forma insoportable. Un montón de gente cuenta historias que no sabes si son ciertas o no. O hacen elucubraciones cuanto más truculentas, mejor. Emitiendo opiniones sin demasiado fundamento. Deseosos de ser los primeros en dar imágenes del dolor.

    La vida ya es suficientemente dura para que nos la compliquen con opiniones lanzadas a la ligera y rumores dañinos no verificados.

    Yo solo me fío de los datos que los políticos no controlan, los que vienen de los técnicos: el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, y el Centro de Integración de Datos.

    Desaparecidos son los que estén denunciados, muertos son los que la policía científica y los forenses tienen delante para hacer autopsia e identificación. Decenas de policías, guardias civiles, forenses y personal auxiliar están trabajando calladamente y con rigor, conforme al protocolo de 2009 previsto para estos casos. Que, al menos, desde los juzgados las cosas se hagan correctamente, dentro de los medios con los que se cuentan.

    Datos del martes 5/11/2024:

    Desaparecidos: 89. Puede haber otros, no denunciados porque vivían solos, por ejemplo, o porque los familiares aún están aislados sin posibilidad de comunicarse con el exterior.

    Fallecidos: se han realizado 195 autopsias, de las cuales 133 se corresponden a personas ya identificadas, bien por huella dactilar, bien por ADN. Son, prácticamente, todos los cadáveres hallados hasta la fecha.

    80 se han entregado a sus familiares. Supongo que se hayan inscrito sus fallecimientos en el registro civil y que los juzgados hayan expedido las licencias de enterramiento correspondientes.

    Mientras los que siento más míos, sin serlo del todo, trabajan a destajo, afuera sigue el ruido, las paranoias, los gritos. Y el sufrimiento. Desaparecerá de las portadas, pero seguirá existiendo. No nos olvidéis, dicen. En Lorca y La Palma debieron decir lo mismo.

    Personalmente, necesito parar un momento y tomar aire. Por eso, durante unos días, no actualizaré mi blog.

    Ni siquiera durante la pandemia, y los estados de alarma que tuvieron a la gente encerrada en casa, dejé de escribir aquí. No suelo parar más que en vacaciones.

    ¿Por qué hacer un tiempo muerto ahora?

    Por la vileza.

    Porque durante la pandemia hubo negligencias, mentiras y ocultamientos. Sin embargo, mi impresión general fue más bien de deficiente gestión por gente incompetente a quien las cosas que les venían grandes.

    Ahora es distinto. Hay de eso, sí. Pero también un giro de tuerca más en esta infinita serie de infamias que se suceden en los últimos años.

    Oportunismo e instrumentalización del sufrimiento, hasta el punto del chantaje y el abandono criminal.

    Una cosa es ser un incapaz, un inútil, y otra diferente el ver en una desgracia una oportunidad política

    Pudiendo hacer, no se hace, para hundir al rival en el barro.

    No es que causen (o agraven) el mal adrede. Preferirían que no hubiera tanto daño y muerte, que queda mal. Pero si los hechos terribles no los puedes ocultar, vamos a contarlos de manera que nos beneficie a nosotros y haga quedar mal al otro. 

     A eso le llaman relato. Relato que les amplificarán los voceros de su cuerda, en redes, televisiones y radios. Y los suyos se la comprarán. ¿Los suyos? Su clientela, sus votantes, incomodados al ver el papel poco lucido de «sus» políticos, tendrán así algo que les permitirá seguir votándolos con la conciencia más o menos tranquila en las siguientes elecciones.

    De eso se trata ahora, por lo que se ve. Ya que hay muertos y destrucción, a ver cómo se los podemos achacar al otro. Que sea el otro partido el que se ahogue en el lodo infecto. Que la culpa de lo malo, de nuestro sufrimiento, siempre sea del otro.

    Esto es lo nuevo que me cuesta digerir y necesito unos días para procesar

    Que vivo en un país en el que la gente está dispuesta a creerse cualquier cosa para disculpar a sus políticos y seguir votándolos. Y en la gente incluyo a amigos, vecinos, parientes, la del gimnasio o el de la tienda. Me asombra escuchar a los que me rodean decir cosas que no se corresponden con la realidad que ellos mismos pueden ver y oír por sí mismos. 

    Los españoles, en general, somos solidarios y empáticos. Nos gusta el buen rollo y la fiesta, el vive y deja vivir. No nos vamos a hacer daño sin necesidad. Ni pasarlo mal. Dolidos nos preguntamos por qué nos ha pasado esto, por qué estamos pasándolo tan mal. Tiene que haber un culpable.

    Los políticos (y sus brazos mediáticos) dan una «explicación»: que la culpa no es suya, sino del otro.

    Así que nuestro sufrimiento se convierte en un arma más, un arma emocional contra el otro. Cuanto peor, mejor, siempre que eso «peor» se lo pueda achacar al de enfrente.

     En los próximos días y semanas seguirán llegando muertos a esas mesas de autopsia. Luego la cosa, me imagino, se ralentizará. Quizá en los próximos meses, de vez en cuando, aparezca algún nuevo cadáver en la Albufera, o en las playas, o en alta mar, y la gente se diga, ¡ah, esta debe ser una víctima de la dana!

    Sí, pero no solo de la dana.

viernes, 1 de noviembre de 2024

 

Toda mi solidaridad con las víctimas de una tragedia excepcional. 

Con aquellos que han perdido la vida, a parientes y otros seres queridos, a los trabajadores de emergencia, a las fuerzas y cuerpos de seguridad, a la UME y al resto de militares que hoy mismo acuden, a los particulares que están cogiendo sus cubos y sus palas y arriman el hombro, a quienes están ayudando desde la sociedad civil, a los que están donando, a los bomberos, a los que están trabajando en los juzgados de guardia, en las salas ante mortem, a los forenses, a la policía científica,...

Aquí se ve qué parte del Estado funciona (que sí, que la hay, que en el poder judicial hay protocolos y se están siguiendo) y qué parte no.

A aquellos que aún esperan a que les llegue agua, electricidad, víveres, a los que llevan horas o días con sus muertos al lado, sin que se de abasto.

Gracias a los que están donando, a los que ponen su trabajo voluntariamente, a los que forman parte de la ayuda y no del problema. A los que ayudan ahora y van a seguir ayudando en los días, semanas y meses que siguen.

Los españoles están a la altura, S. M. el Rey está a la altura, los juzgados, las fuerzas y cuerpos de seguridad, el ejército... Todos esos están a la altura. Dan la talla en momentos difíciles.

Los españoles que leeis esto sabéis perfectamente quienes no están a la altura. Guardadlo en la memoria, para poder darles puerta en cuanto podamos. Si no lo hacemos así, es que ya no tenemos remedio.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Crítica: “Long time gone”, de Lorelei James

 

Tío Pepe y tía Josefina se dedican a ello con pasión

 


DATOS GENERALES

 

Título original: Long Time Gone

Subgénero: contemporánea

1.ª publicación: LJLA, LLC, 6/2015

Parte de una serie: Rough Riders #16.5

Páginas: 172

ISBN13: 9781941869925 (eBook de Ridgeview Publishing)

 

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

 

SINOPSIS (según Fiction DB)

Por el amor verdadero, vale la pena esperar...

Calvin McKay no puede entender la carrera de su hermano gemelo hacia el altar, hasta que ve a la hermana menor de la novia. Pero ella es demasiado inocente para que él la persiga... y sin embargo, algo en ese pequeño tornado rubio hace que su sangre bombee y su corazón se retuerza.

Kimi West está acostumbrada a que los chicos la persigan, pero Cal McKay es un hombre, todo hombre, y sus besos ardientes no se parecen a nada que ella haya experimentado. Pero él es un ranchero, atado a la tierra, y ella no puede esperar a que llegue el día en que pueda escapar de Wyoming y ver mundo.

Después de que una tragedia hace que Kimi huya de su familia, Cal le da a Kimi un lugar donde quedarse (y tantas razones tentadoras para quedarse) mientras ella ordena sus planes. Ahora tendrá que decidir si la aventura que quiere es en una nueva frontera o allí mismo, al lado de Cal.


¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Pues para ser un relato corto, la verdad es que la tengo bastante arriba en mi base de datos, en torno al puesto tres mil. Le pone una A The Good, the Bad and the Unread; cinco estrellas le ponen Brunette (a la que sigo en Goodreads) y Simply Love Book Reviews. Además, es un Guilty Pleasures Purest Delight, y un favorito de todos los tiempos para romance.io.

 

CRÍTICA

Relato corto que se centra en una de las parejas de la vieja generación de los McKay y los West, en concreto Calvin y Kimi, los padres de Kade y Kane.

El problema que tuve inicialmente es que a estos personajes, durante más de una docena de novelas, los viste como tito Cal y tita Kimi, una pareja de mediana edad, los padres de Kane y Kade.

Claro, que te cuenten ahora su historia romántica de cuando eran muy jóvenes, queda raro. Ya lo he dicho otras veces, es de esos libros sobre «tío Pepe y tía Josefina», que para ellos será muy sexi, a ti te da cierta dentera verlo. 

Que los titos tendrán sexo y romance, claro, si no, ¿de dónde van a venir tus primos?, pero preferirías que se lo guardaran para ellos.

Luego si consigues superar eso, pues lo que ves es a unos chicos muy jóvenes que se conocen justo cuando sus hermanos se van a casar. Queda raro, porque los West y los McKay viven en el mismo sitio, y se odian desde hace generaciones, entonces, ¿cómo es posible que no se conozcan?

Pues la clave está en que Clara, la madre de las hermanas West, está muy enferma, y entonces de su educación se ha hecho cargo su tía Hulda, una ex monja que se casó con un exsacerdote, que las educa en Montana, estudiando en una escuela católica y trabajando como costureras, de manera que siempre van de punta en blanco, muy elegantes para lo que es la rural Wyoming.

La cosa es que cuando Carson McKay y Caro West se casan, se conocen sus hermanos, Calvin «Cal» McKay (24, mellizo de Carson) y Kimberly Jo «Kimi» West (16).

—Por favor, dime que esa es tu hermana.

—Eh, McKay, céntrate.

— ¿Qué?

—Sí, es mi hermana menor. Tiene dieciséis, ¿me oyes? Diez. Y. Seis.

Cal consiguió apartar la vista de aquella rubia llena de curvas, dándole a Carolyn una sonrisa malhumorada.

—Bueno, querida, no siempre va a tener dieciséis.

Lo suyo es atracción a primera vista.

—Por favor, dime que no eres mi futuro cuñado.

—No, no lo soy. Pero, cariño, estoy prácticamente seguro de que soy tu futuro esposo.

Eso nada más conocerse. Flirtean de manera descarada, la atracción evidente.

Claro, está el detalle de que ella es menor. Pero no lo será siempre... Su relación se desarrolla en episodios separados por tiempo en que cada uno está por su lado, él con su ganado y ella buscándose la vida por el mundo, inquieta, madurando.

Kimi siempre ha pensado que Wyoming no es para ella. Complica la situación la familia West, o sea, los padres de Kimi y Caro, que no solo no están contentos con que Caro se haya casado con el enemigo, sino que pretenden que Kimi se quede allí, como una criada, cuidadora, etc., renunciando a acabar su educación, impidiéndole volar.

Claro que Kimi es mucha Kimi. Será pequeña, menor, pero tiene mucho carácter, y bien claro lo que quiere hacer. Tendrá aliados. Su tía Hulda, claro. Y también Cal, que sabe que no puede ser, de momento, más que su amigo. Cuando llegue el momento de perder su virginidad, ella no tiene duda de que él es su chico, porque Cal es un hombre, no como esos chicos con los que ha tonteado.

Solo que Cal sabe que no puede atar a Kimi, que ella tiene que realizar sus sueños, para que nunca lo mire con resentimiento, así que le toca eso tan bonito pero tan jodido de que «Si amas a alguien déjalo libre. Si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue».

Cal y Kimi tienen sus momentos dulces, incluidas cartas cuando están separados. Toda esa parte de novela epistolar eleva el tono de la historia. Cuando toca que haya roce, son escenas sexis, muy McKay, con su punto raruno dentro de la cotidianidad. Su dirty talking resulta, ciertamente, muy crudo. Si lo traduces al español, queda muy descarnado, suena más bruto que en inglés.

También tiene ese tono tan cotidiano que suena muy auténtico, desde el punto de vista profundo de los personajes, sin llegar a ser primera persona. Os pongo un ejemplo de una reflexión de Cal sobre la boda de su hermano que te da todas las pistas del mundo sobre la sociedad en la que se mueven.

Hasta donde él sabía, la ceremonia sería un asunto pequeño y simple. Nada como la boda del colega de Cal, Joey. Tanta pompa y circunstancia… Algo así te lo puedes esperar para el presidente, la reina o el papa, no para un ranchero de ovejas de Hulett que se casa con una peluquera de Cheyenne. Pero el papá de la novia era propietario de la mayor tienda de ropa del Oeste de todo Wyoming y no reparó en gastos para la boda.

Una historieta más bien breve, a pesar de que abarca una historia de siete años. Resulta muy agradable. Se puede leer separada del resto de la serie. Puedes disfrutarla ya que se trata de una historia completa en sí misma, y no implica que sepas quién es quién, no te vas a perder por los vericuetos de las relaciones familiares.

Claro que, como se refiere a una generación anterior a la de los protagonistas de la mayoría de las novelas, quizá no sea representativa de los Rough Riders. Pero tiene todo el sentido del mundo cuando piensas que esta serie es una auténtica saga familiar, examinada desde varias perspectivas, también la de los mayores.

Creo que después de esto, ya solo me queda una historieta más de la serie.

Valoración personal: buena, 3 estrellas

Se la recomendaría a: quienes gusten de lo entrañable con sus momentos hot.

Otras críticas de la novela:

En español, no he encontrado nada. Y en inglés, muy poquito.

The Good, the Bad and the Unread, una A.

Simply Love Book Reviews 5 estrellas.

Como no he encontrado más, dejo a los sospechosos habituales.

Amazon.com, 4.6 estrellas.

Goodreads, 4.33 estrellas.

lunes, 28 de octubre de 2024

Crítica: “Fatal justice”, de Marie Force

 

Muy intrigante


 

Fatal Justice

 

Por MARIE FORCE Fecha: enero de 2011

 

Como ya he contado, me compré rebajadas las primeras entregas de la serie Fatal, suspense cortito de Marie Force.

Esta segunda novela larga de la serie me duró menos de veinticuatro horas. Empecé un día y lo acabé al siguiente, pim-pam, ¡así de «enganchante» es! 

Se trata de suspense romántico ligero, sobre una pareja que ya se formó en el primer libro, Fatal Affair. Ahora tiene los problemas de cómo seguir juntos con las exigencias de sus respectivos trabajos. Porque el amor no siempre es suficiente.

Nick Cappuano ha aceptado ser senador durante un año, hasta las próximas elecciones, y tiene que hacer su nuevo equipo, no defraudar al partido pero tampoco dejarse llevar por lo que dicen otros, sino por sus propias convicciones... Y tiene que aprender a sobrellevar la falta de horarios y los riesgos del trabajo de su novia.

Samantha «Sam» Holland ha ascendido a teniente. Ahora es ella la que dirige al grupo de investigadores, pero también se involucra, sigue pistas, practica interrogatorios, con su compañero Freddie, un cielo de hombre. Sigue obsesionada por saber quién fue el que disparó a su padre, y aquí se le amontonan más asesinatos, algunos de alto perfil... Y lo que ella tiene que aprender es a convivir con el perfil público de su novio, que ella, y lo que hace, su presente y su pasado, son de interés para la prensa, unos más serios y otros más cotillas, de esos que sólo rebuscan a ver si hay algo oscuro o negativo aunque sea de hace años.

Todo ello, aliñado con la némesis de Sam, un policía de asuntos internos empeñado en acabar con ella.

No siempre es fácil ser parte de una pareja, confiar en el otro, ser sincero. Por momentos, parece que van a poner fin a la relación, o bien él, o bien ella, tensos, como que ya no pueden con ello.

A diferencia de otras novelas románticas sobre parejas ya hechas, aquí sientes los riesgos y las dudas de los personajes sobre si realmente lo suyo irá adelante o no.

Insisto, no es que no se quieran o no se deseen, sino que, simplemente, tienen trabajos muy exigentes y el otro no siempre lleva bien lo que implican. Lo del primer libro fue todo muy rápido y muy ardoroso, sin acabar de conocerse o comprender del todo lo que implica ser pareja del otro.

Me parece que los altibajos de su relación están muy bien entremezclados con los episodios violentos y las investigaciones. Eso entretiene. Emocionalmente, no es lo mismo que las románticas que se dedican a conocerse y enamorarse, pero sí que mantiene interés porque las dificultades parecen realistas.

Además, la autora te lo cuenta a un ritmo trepidante, todo, ahora un homicidio, luego otro, a ver cómo esto se relaciona con aquello, una pista, otra, una persecución, hay de todo. Es un no parar. No hay descanso. Y relatado en tercera persona, qué gusto. Por todo esto te engancha.

Se quedaría en un satisfactorio tres estrellas, sobre todo por lo de ser pareja ya formada, pero le añado otra más por esa capacidad de agarrar al lector por el cogote y no dejarle respirar, recorriendo una montaña rusa de pura acción hasta el final.

Además, te deja así, esperando, a ver cómo sigue la historia, porque hay cabos sueltos...

Mi experiencia: notable, 4 estrellas.

 

Paperback / eBook / audio, 332 páginas

Carina Press (enero/2011)

Parte de una serie: Fatal #2

ISBN13: 9780373062546

 

Reading Reality, 4.5 estrellas.

 

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL, PERO SÍ AL ITALIANO (Justice), ALEMÁN (Verhängnis der Begierde / D.C. Affairs: Fatale Gier), NEERLANDÉS (Fatale Gevolgen), ESLOVENO (Usodna Pravica) Y ESTONIO (Saatuslik õigusemõistmine).

viernes, 25 de octubre de 2024

Crítica: “La bahía azul”, de Nora Roberts

 

Redundante cierre de la serie



DATOS GENERALES

 

Título original: Chesapeake Blue

Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2002

Editorial: Putnam

Serie: Quinn Brothers of Chesapeake Bay #4

Páginas: 368

ISBN13: 9780399149399

 

En España

Título: Bahía de Chesapeake IV. La bahía azul

ISBN 13: 978-84-663-1816-7

Traductora: Carmen Valle Simón

1.ª ed.: 2006, Punto de Lectura

Páginas: 448

Colección: Punto de lectura

 

SINOPSIS (según la contraportada)

Seth era un muchacho díscolo y retraído cuando a los diez años fue adoptado por Ray Quinn, viudo y casi un anciano. Con el paso del tiempo Seth se ha convertido en un pintor de prestigio y, tras una estancia en Europa, vuelve al pequeño pueblo costero donde sus hermanos-tíos, junto a sus esposas e hijos, regentan un negocio de construcción de veleros. Finalmente, en una casita blanca y azul, en la que nunca falta una hamaca en el porche y un perro en el jardín, Seth parece haber encontrado la paz con su peculiar familia adoptiva. Allí vive un apasionado amor con una joven…, hasta que su madre biológica se interpone de nuevo en su camino


¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Sí, entró en mi lista de las mil mejores novelas románticas, versión de 2017, en el puesto 461, y aún pasa el corte. Entró en el Top 100 de All About Romance de 2004, como la n.º 80. Cuando se publicó, obtuvo una mención honorable en la encuesta que All About Romance hacía anualmente entre sus lectores, en la categoría mejor novela contemporánea de 2002. Cuando NPR hizo una lista de las mejores cien novelas/series de Romántica, Chesapeake Bay estuvo incluida, así que tenemos que meter en esa distinción esta, junto con el resto de la serie. También la página Book Binge sacó en su momento su Top 1000 y allí apareció esta, la n.º 135. Además de eso, le dieron cinco estrellas tanto Addicted to romance como Aunt Rowena sez. Es una de esas novelas que consideran favoritas de todos los tiempos en la página romance.io, con el resto de la saga. Fue finalista al premio RITA, en la categoría contemporary single title, o sea, contemporánea no genérica. Ganó No place like home, de Barbara Samuel (Barbara O’Neal), una historia que, por la sinopsis, me suena un poco a women’s fiction.  


CRÍTICA

Nora Roberts dejó de ser mi favorita por esa manía suya de meter cosas paranormales en historias cotidianas. Creo que el giro se produjo con esta saga de la bahía de Chesapeake.

 (Ahora, para no ser de mis favoritas, he leído decenas de obras suyas).

Los dos primeros me encantaron, el tercero, Inner Harbor (Un puerto de abrigo), que leí en 2001, me decepcionó. Pasé de Chesapeake Blue cuando salió en 2002. Pero luego, en un viaje a Madrid en 2008, me compré el libro en español.

Fue... poco memorable: literal, no me acordaba de nada. Con deciros que creí que se había emparejado con Aubrey, la hija de Grace… Quedó en mi balda hasta que decidí releerlo después de Inner harbor en septiembre de 2024.

Es el romance de Seth, el niño que quedó a cargo de los Quinn: Cam, Ethan y Phillip.

Cameron, el gitano nervioso y de genio vivo; Ethan, el hombre de mar firme y paciente; Phillip, el ejecutivo elegante y de mente aguda. Todos le apoyaron y lucharon por él. Le salvaron.

Sus hermanos

Salió tres años después del tercero de la saga, aunque en cronología interna se supone que han pasado dieciocho años, con Seth cercano a la treintena. Entre medias publicó La Nora «The Quinns’ Christmas» (diciembre de 2000) relato corto originalmente publicado como un Waldenbooks Report Exclusive. No lo he leído, ni veo que esté en Amazon.

Ahora Seth es un pintor de prestigio, que regresa al hogar tras vivir en Europa.

Nada más llegar, entra en una floristería y se queda colgado de la atractiva morena de pelo corto que lo atiende. Es Drusilla Whitcomb Banks, con la que tontea un poco y, además, por lo extasiado que lo deja su cuello descubierto, le pide que pose para él.

Estás pensando que sólo busco verte desnuda y yo no tendría ninguna objeción a eso.

Suena muy brusco y algo acosador.

Dru se lo piensa bastante. Niña bien de Washington, D. C., tras una mala relación, ha dejado la capital y las fiestas de sociedad por una vida tranquila y discreta, con su tiendecita, en la orilla oriental de la bahía de Chesapeake.

Pese a que al principio dice que no, está claro que acabará posando para él, y hasta teniendo una relación íntima, enamorándose, etc. etc.

El conflicto lo ponen los problemas de Seth. Sabes que se ha vuelto de Europa huyendo de algo o alguien, de un peligro que no quiere confesar a sus hermanos. Como no puede ser de otra manera, se trata de su madre, la yonqui.

Tengo la impresión de que Nora Roberts, en Chesapeake Bay, solo pretendía publicar una trilogía, como otras muchas contemporáneas que ha escrito. Lo que pasa es que el público la pedía que contara «la historia de Seth». Alguna crítica de la tercera novela también le echaba en cara que Gloria DeLauter siguiera por ahí suelta, con capacidad para seguir dañando a los Quinn.

Una manera de resolver ambas cosas fue escribir esta novela, convirtiendo la saga en una tetralogía. No obstante, Gloria resultaba más amenazante en los anteriores libros. Ahora, Seth es adulto y millonario, no te explicas muy bien a cuento de qué va a poder amenazarla esta drogadicta. Que esa es otra, vaya genética la de esta mujer, porque después de tres décadas abusando del alcohol y las drogas, debería estar ya muerta o rehabilitada.

Como les ocurrió a sus hermanos, también él sufre apariciones fantasmales. Solo que esta vez no es Ray, sino Stella, la madre que nunca conoció. Creo que con esto también pretende superar un poco algo de lo que cojeaban las otras tres novelas: la omnipresencia de Ray, cuando se supone que la adopción de estos tres chicos problemáticos fue un proyecto conjunto de Ray y Stella.

Seth parece sufrir aquí un cierto trasplante de personalidad. El niño tozudo y valiente de los tres primeros libros se ha convertido en un adulto melindroso, que no les cuenta nada a sus hermanos y que se supone que lleva años pagando el chantaje de su madre. ¿No se suponía que los Quinn se enfrentarían a sus problemas juntos?

Luego tiene esa cosa tan norteamericana que cuando te quieren poner a alguien cosmopolita ha pasado temporadas en… París, Roma e Irlanda. ¿De verdad? 

¿Por qué no prueban alguna vez algo diferente como, no sé, Praga, Berlín, Atenas o Lisboa? Si ya estuviera buscando la luz y la naturaleza descarnada de Lanzarote, ni te cuento. La de puntos que ganarían conmigo.

Tiene además esa cosa de La Nora cuando pone a algún artista gráfico, que descubre sus cuadros de una manera tal que suenan bastante anodinos.

En la historia amorosa, reconozco que los dos personajes están bien, sin que sea para tirar cohetes. Dru tiene sus buenas razones para ser reservada y no lanzarse así a tontas ni a locas a una relación con un pintor famoso. Ella sí que tiene más arrestos. Cala a Gloria DeLauter de un solo vistazo, incluso antes de saber quién es.

Es agradable revisitar la bahía de Chesapeake, y volver a ver a los Quinn, de ahí las tres estrellas.

Ahora, para mí, este libro sobra. No añade nada a la serie original.

Creo que fue entonces, en torno al año 2000, cuando se produjo un giro en la carrera de La Nora. Sus novelas contemporáneas dejaron de tener personajes con carácter, más o menos normales, con sus problemas ordinarios. Abrazó definitivamente el amor y lujo, con personajes ricos, aunque sea por negocios propios, a quienes todos le salía bien.

Después de esta trilogía creo que solo me leí el cuarteto de las Bodas, antes de darla por perdida.

Con el tiempo, poco a poco, buscando novelas que comentar en mi blog, he ido leyendo cositas sueltas, centrándome en las de suspense y recuperando las más destacadas de los años ochenta y noventa que aún no había leído.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: quienes hayan leído los tres primeros de la serie.

Otras críticas de la novela:



En español, tenemos la crítica que escribe Dougless para El rincón de la novela romántica, que le da un «bueno».

Para Pilar Alonso Márquez (Anika entre libros) es «tan perfecta» como las anteriores.

Opinión diferente es la de Disfruta de la Lectura, que considera esta novela «un pestiño» y le da 1 estrella.

Paso a las opiniones en inglés.

Aunt Rowena sez, 5 estrellas.

All About Romance, una B.

Top 10 Romance Books, 3.5 estrellas.