miércoles, 3 de septiembre de 2025

Crítica: “Tú, como el viento sur” de Elena Bargues

 


Un reencuentro ya a cierta edad

 


Tú, como el viento sur

 

Por ELENA BARGUES Fecha: abril de 2015

 

No suelo leer mucha novela romántica española, pero hay algunas autoras que me hacen especial tilín. Una de ellas es Elena Bargues. Por eso agradecí que una persona muy cercana me regalara la edición de esta novela, en papel. La editorial es Librucos y es del año 2020. En 2015 salió en digital, con la editorial Romantic Ediciones. Hoy la puedes adquirir, veo en Amazon, en formato digital Kindle.

Creo que le oí una vez a una fiscal decir que Lorenzo Silva debe tener algún conocido guardia civil, porque en su serie Bevilacqua y Chamorro se describen muy bien los métodos de trabajo, el ambiente del cuerpo, etc.

No lo sé, porque las he leído, pero es un ejemplo de las cosas en que te fijas cuando las novelas tratan temas cercanos a tu trabajo. Yo suelo mantener a distancia todo lo que trate de Derecho ambientado en España, porque me dificulta suspender la incredulidad. Tú en la sombra,  una novela estupenda de Marisa Sicilia se me atragantó en la parte jurídica, precisamente.

Cuento esta manía mía porque es el principal problema que tuve con Tú, como el viento sur.

Valvanuz (46), que vive y trabaja en Madrid con su marido y sus tres hijas, consigue divorciarse de su maltratador marido y se traslada a vivir a Santander. Plantea un nuevo futuro aquí, donde tiene un pisito heredado de sus padres y espera salir adelante con sus hijas. Está acostumbrada a una vida de estrecheces.

Volver a Santander le hace reencontrarse con Teo (49), un neurocirujano rico de familia con quien tonteó de joven. Siempre le ha gustado, de aquel amor adolescente le quedan rescoldos. Lo que pasó es que «la vida los separó»... aunque de hecho nunca llegaron realmente a estar juntos-juntos.

Teo, a su edad, aún sigue soltero. La gente le aprecia, pero se ha dejado un poco y se da cuenta de que tiene que hacer cambios en su vida. No solamente tiene que ponerse en forma, sino que además tendrá que tomar alguna decisión respecto a sus hermanos y sus sobrinos, y el negocio familiar de los hoteles. Él no mueve la primera ficha, pero una vez que le tocan las narices, dice espera un momentito…

Lo que más me ha gustado ha sido esa historia de reencuentro. Son dos personas que no se han visto en décadas pero que conectan. Claro, los dos desconfían un poco: ella, por sus «malos ratos y tormentos» con su exmarido; él, porque no tiene experiencia en eso de implicarse emocionalmente con una sola mujer.

Me encanta que sean personas ya de cierta edad, y que, en torno a los cincuenta, se reinventen, corrijan lo que iba mal en sus vidas y tengan la oportunidad de hacer cosas que los llenen plenamente.

Es estupendo, además, que se desarrolle en un entorno no habitual en romántica, como es la ciudad de Santander, con el mar, la playa, los bares y restaurantes, la bahía y ese barriuco en Los Castros que te entran unas ganas enormes de visitar. Casi que se podría hacer un recorrido turístico con los lugares (playas, calles), bares y restaurantes que frecuentan los protagonistas. Eso sí, en esta novela muchos personajes suenan demasiado STV para mi gusto TTV.

El estilo en que está escrito, en general, es correcto, no canta nada, qué descanso, de verdad. Porque es donde suelen fallar mucho las autoras en español, que escriben con torpeza, acumulando frases hechas o adjetivos inanes. También es que, al estar directamente escrita en español, noto que algunas cosas me molestan más, me vuelvo más exigente con el lenguaje, sin querer. En inglés como no es mi lengua materna, no veo tantos fallos.

Eso sí, como buena novela romántica en español, no puede dejar de soltar eso de «punto y final». Debería llevar una lista y anotar a ver cuándo sale el gordo. De verdad que ya no sé cómo lo tienen que explicar Fundéu, la RAE y compañía para que la gente se entere. 

(Estoy leyendo justo ahora una novela de Isabel San Sebastián y cuando en cierta página leí «punto final», casi me echo a llorar de la emoción. En esas cosas se nota a la escritora profesional que se ha tenido que ganar la vida con gente revisando lo que escribe). 

A lo que voy, que es esta novela de Bargues: los diálogos son interesantes en su contenido, no están nada mal, mantienen un ritmo, aunque... no suenan muy naturales, no me parece la forma auténtica de hablar la gente normal, transmiten cierto envaramiento lejano de la expresión espontánea.

Como dije antes, lo que me sacaba de la novela una y otra vez eran lo jurídico (el divorcio, el juzgado, la actuación de la policía). La autora comenta, al final, que la asesoró su prima, abogada (he cotilleado a esta prima en el censo de abogados y veo que no está dada de alta como ejerciente), y entonces me quedé perpleja. Me dije entonces: «no te pases de lista, nena, igual es que en Madrid las cosas eran diferentes en 2010» respecto a lo que se hace ahora en los juzgados, o lo que se ha hecho siempre pero en otros sitios... Así que volví a mirar las cosas que me habían llamado la atención, y... la verdad es que sigue habiendo algunas cantadas que no cuadran.

Pongo un par de ejemplos. «Dos hijas no entrarán en la pensión compensatoria porque son mayores de edad». ¿Qué? La pensión compensatoria es una cosa y la de alimentos, otra. Los hijos, sean mayores o menores nunca entran en la compensatoria. Lo que sí puede percibir el progenitor que los tiene en casa es pensión de alimentos, incluso si son mayores de edad, si siguen viviendo en el hogar familiar. Más de una vez dan a entender que la menor no pinta nada, cuando es justo al contrario, precisamente lo que ella prefiera, ya con quince años, puede ser decisivo a la hora de decidir la custodia, y con la custodia iría la casa. Por señalar algo.

O la autora no entendió bien a la abogada, o ésta no tienen mucha experiencia en materia de familia.

Si no tenéis una profesión jurídica, estas cosas no os van a molestar nada, así que la recomiendo si quieres una historia de amor dulce, pausada, entre personajes que te caen bien, ya maduros, con problemas reales de esos tramos de edad, y en un entorno poco frecuente.

Si después de leerla te entran ganas de visitar Santander, pues entra dentro de lo normal, pero vete reservando. Es una ciudad que siempre tuvo su turismo y, de la pandemia para acá, ya se llena a reventar, como todo el norte, lo cual dispara, obviamente, los precios.

Ah, y en la edición que yo he leído, en papel, tiene el detalle curioso de incluir algunas ilustraciones en blanco y negro, hechas a... ¿carboncillo? No sé, son dibujos chulis, algo que creo que no había visto hasta ahora en novela romántica.

Mi experiencia: buena, 3 estrellas.

 

En digital: ePub: Romantic Ediciones (4/2015)

ISBN 13: 978-84-943152-8-2 (edición digital)

También en Kindle, Biblioteca Digital Elena Bargues, 10/2023. 

 

Rústica:

-        Romantic Ediciones (1/2016) 310 págs. ISBN 13: 978-84-944875-1-4

-        Librucos (6/2020) 382 págs. ISBN 13: 978-84-121345-7-5

 

Tres críticas en El rincón de la novela romántica, las tres la recomiendan. Otra en Florecilla de cereza, también positiva. 

 

Como reseñar un libro escrito en español es meterse en territorio comanche, me siento obligada a poner esto:

 

WARNING!

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