Tópico harlequinero: eh… ¿aventuras en la selva con
niños?
Chico malo-chica virtuosa
Mira Books
Nov-1994
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DATOS GENERALES
Título original: The Devil’s Own
Subgénero: contemporánea/Genérica
Fecha de
publicación original en inglés: febrero de 1987
Serie: Silhouette Intimate Moments (SIM) – 180 / Silhouette Sensation
(SEN) – 3
Parte de un dúo: 2.º Astray & Devil (FictionDB) / Hellraisers
(Goodreads)
Aquí “Pecado y redención” y “Hombres peligrosos”
Pseudónimo: Erin St. Clare
1.ª ed. en España:
Título: Los riesgos de amar
Traductor: David Gallego Barbeyto
Fecha: 10/2001
Editorial: Harlequin Ibérica
Colección: Harlequín grandes autoras, 5
SINOPSIS
TENÍA QUE CONSEGUIRLO
Kerry Bishop necesitaba a un hombre. Necesitaba a un tipo lo suficientemente duro y
fuerte para llevar a nueve huérfanos a través de territorio enemigo hasta un
aeródromo en mitad de la jungla.
Linc O'Neal necesitaba salir de Montenegro rápido. Tenía un rollo de película que
entregar a su editor, y no podía esperar. No necesitaba una farisea de sociedad
con la apariencia de una estrella de cine, y no necesitaba a su banda de
huérfanos, tampoco.
Linc tampoco necesitaba a Kerry, pero, ¡ay! Cómo la deseaba.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Nope, sólo la compré por ser de Sandra Brown.
CRÍTICA
Altero un poco el orden cronológico que estoy siguiendo en la
publicación de las novelas para hablar de la otra novela que forma el dúo con
aquella de la que hablé la semana pasada. Ya digo que el nombre de la serie en
uno lo ponen como Astray & Devil (por los títulos de las dos novelas
que la componen) y en el otro lo llaman Hellraisers (“Pendencieros”, supongo
que por los protagonistas).
En España, habituados a que los títulos los traduzca un mono loco, llamaron
a este dúo “Pecado y redención”. Porque sí, porque pa chulos nosotros.
¿No veis que al título original -algo así como “La piel del diablo”- lo
llaman Los riesgos de amar?
Este lo publicaron año y pico después del anterior. Y se supone igualmente
que, en la cronología interna del relato, han pasado dos años.
En el ínterin aquel país ficticio de Centroamérica, ha cambiado el
nombre, de Monterico pasa a Montenegro, lo cual es bastante confuso. Vaya,
supongo que Sandra Brown no se acordaba muy bien de cómo había llamado a aquel
país, y se cogió un nombre que para los europeos es confuso, pues Montenegro es
un estado balcánico, no centroamericano. Quizá como entonces era sólo una
república yugoslava pues no le dio importancia,… ¡qué coño! ¿Para qué me voy a
andar con paños calientes? Para mí que no tenía ni idea de que existía un lugar
del mundo que sí que se llamaba Montenegro.
Esta novela, he de decirlo, no la recordaba como muy atractiva y
al releerla, me ha perdido como lectora a las dos páginas.
¿Por qué?
Empieza con una descripción de una cantina (en español en el original) donde todos son muy “latinos”
salvo un tipo que la protagonista cree que es un mercenario anglosajón, con su
pistola, su machete, y sus pantalones de camuflaje. Aparte de esa manía de que
los latinos sean físicamente “así o asao”, lo peor es que te ponen en cursiva
palabras en español. Y no aciertan con la ortografía.
Lo bueno, a diferencia de otras veces que lo hacen, es que al
menos saben poner la eñe y escribir Señor
y no Senor, y le ponen los dos signos
de interrogación, al principio y al final (¿Qué?).
Pero luego lo estropean bastante con “Mí
casa”, sí, poniendo tilde diacrítica justo al “mi” que no lo lleva. Y
luego, en la página 20 con un par de estúpidos Buenos noches.
O sea, de verdad, anda que no hay hispanoparlantes en los Estados
Unidos, ¿tanto costaba que le dieran un repasito a las cuatro palabras contadas
que ponen?
El planteamiento es de lo más disparatado. Sólo en romántica puede
haber semejante necedad. Kerry, una especie de cooperante (o como lo suyo es
religioso, misionera) estadounidense entra en una cantina en busca del malo más malote que pueda encontrar. Necesita
llevar a nueve niños huérfanos a un aeródromo en mitad de la selva para que los
lleven a Estados Unidos, donde los van a adoptar.
Por qué piensa que cuanto más malote más la va a ayudar, escapa a
mi comprensión. Si él fuera un mercenario lo lógico es que los hubiera vendido
por cuatro perras a los primeros que se interesaran por ellos, fueran del
gobierno o la guerrilla.
Violándola a ella y a los niños, de paso.
Pero bueno, no, resulta que este a quien ella toma por un
mercenario en realidad es un fotoperiodista llamado Linc que sólo quiere
largarse de esta zona de guerra. Kerry le hace perder el avión así que -muy
renuentemente- se interna con ella en la jungla. Y con nueve churumbeles. Tras
varias aventuras en plan Tras el corazón
verde, acaban en el avión y en los USA.
El enlace con la historia anterior es que Kerry trabaja para la
Fundación Hal Hendren, ya sabéis, el misionero prometido con la heroína del
libro anterior.
No tengo más que decir. Un harlequín de lo más tonto, con niños de
por medio y todos los tópicos que te puedas imaginar sobre centroamericanos
renegridos y crueles.
Puf, paso.
De verdad, cuando Sandra Brown ambientaba algo fuera de Estados
Unidos es tan tópica como, no sé, una Sarah Morgan. De verdad, es que estas
cosas me tocan un poco la identidad, que parte de mi corazoncito lo tengo
reservado para todo lo que queda al sur de Río Grande, y aquí queda todo tan
ridiculizado…
Lo dicho. Paso. Para quien lo quiera y tenga otra sensibilidad.
Este no es para mí.
Valoración personal: un
tostón, 1.
Silhouette, feb 1987 |
Se la recomendaría a: nostálgicos
de harlequines ochenteros de aventuras en la selva en
plan cutre.
Otras críticas de la novela:
Para que se vea que, como decía aquél, en este mundo hay gente pa tó, en El rincón de la novela romántica encontramos una crítica que le da 4/5 y lo consideran “totalmente
recomendable”, mientras que la puntuación media en Good Reads estaba, la última vez que miré, en 3.74.
Ya sabéis que de cosas tan viejunas es difícil encontrar más críticas así que digo lo de siempre, que si alguien conoce alguna otra crítica de la novela, en inglés o
español, siéntase libre de enlazar abajo.
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