Estupenda contemporánea con su dosis
de drama
DATOS GENERALES
Título original: The One You Can’t
Forget
Subgénero:
contemporánea
Fecha de publicación
original en inglés: junio de 2018
Editorial: Sourcebooks Casablanca
Páginas: 352
Parte de una serie: 2.º
libro de Ones Who Got Away
SINOPSIS (según
Fiction DB)
La mayor parte de los días, la exitosa abogada divorcista Rebecca Lindt se siente una impostora.
El mundo la conoce como una superviviente, pero esa impresión cambiaría si
todos supieran su secreto.
El chef Wes Garrett intenta
ponerse en pie de nuevo después de perder el restaurante de sus sueños, su
dinero y la mitad de su buen juicio en un cruel divorcio. Pero cuando
interviene en un atraco tarde una noche y se encuentra que ha salvado a Rebecca
Lindt, la abogada que ayudó a su exmujer, su vida simple se vuelve
mucho más complicada.
La pareja pronto se encontrará ayudándose el uno al otro en sus objetivos
vitales. Pero pronto, cuando el secreto de Rebecca peligre, descubrirán que pueden
perder más de lo que creían, incluyendo lo que ellos nunca se dieron cuenta de
que necesitaban: al otro.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
CRÍTICA
The Ones Who Got Away gira en torno
a un grupo de cuatro mujeres que, siendo jóvenes, sobrevivieron a un tiroteo en
su instituto. La protagonista de esta segunda novela es Rebecca: chica perfecta,
con buenas notas, y convencida de que se casaría con su mejor amigo de toda la
vida, Finn, su cita para el baile de graduación, y quien le salvó la vida.
Una bala le alcanzó la pierna y le quedan
secuelas físicas de las que se avergüenza un poco y psíquicas que intenta
ocultar. Brillar como abogada y ayudar a su padre en su carrera política le
deja poco tiempo para tener una vida privada.
Por si eso fuera poco bagaje, su
madre la abandonó siendo pequeña. Así que Rebecca tiene ese punto de persona
que duda de sí, que llegó a preguntarse qué había de malo en ella que todos la
abandonaban. Eso destroza a cualquiera.
Al hacerse un documental de aquella
matanza, las cosas se le remueven por dentro. Otra vez flashbacks, confunde a
personas vivas con aquellos que murieron,… o sea, reviviscencias horribles
propias del síndrome de estrés postraumático.
Cuando una noche la asaltan para
robarla, se queda paralizada, encontrándose otra vez (mentalmente) en aquel
sangriento baile de graduación.
Un perro perdido y un tipo macizo la
ayudan a salir del paso. Este amable samaritano le echa una mano, lleva al
perro al veterinario y resulta un gozo para la vista. Lo tiene todo,… El
problema es que… Ella llevó el divorcio a su esposa, y lo que recuerda es que
él fue infiel, bebía demasiado, y tuvo problemas de gestión de la ira en pleno
juicio.
Algo demasiado complicado y poco
aconsejable, por muy bueno que esté y por mucho que la atraiga físicamente.
Wes tardará un poco en caer quién es
ella. A pesar de todo, nacerá entre ellos una especie de complicidad, de
amistad,… Deciden ser más o menos follamigos, porque ninguno de los dos busca
una relación. No creen en ellas. Rebecca, por su trabajo y sus problemas de
abandono. Wes, por su desagradabilísimo divorcio y porque aún está
reconstruyendo su vida.
Leí la novela bastante rápido.
Entretiene un montón. La parte romántica y la erótica están muy logradas. De
ser dos personas de esas que no creen en el amor, por buenas razones
relacionadas con su experiencia personal, pasan, al final, a atreverse con un
compromiso que no tiene ninguna garantía de éxito. No tengo muy claro que las
escenas sexis vengan siempre a cuento o que tengan nada especial, aunque están
escritas –eso sí– con toda la sensualidad del mundo.
Wes es un cielo, cocina que te
mueres y enseña a adolescentes. Perdió su restaurante como consecuencia del
divorcio y sueña ahora con montar otro. Una cosita más pequeña pero aun así,
fuera de sus posibilidades. De momento.
A mí me tocó el corazoncito el
personaje de Rebecca. Se esfuerza en hacerlo todo impecable y, sin embargo, sus
traumas se le cuelan por las rendijas. Lo que más me entristeció –y me hizo llorar,
estoy sensible– es su relación con sus padres. La madre la abandonó y el padre
parece que solo la quiere si ella sigue siendo la hija ideal, si hace todo (en
el trabajo, en sus relaciones, en cuestiones de dinero) tal como a él le parece
correcto. Si no, amenaza con pasar de ella e incluso revelar su gran secreto.
¿Al final el padre preferirá ser
ante todo padre y no perder la relación con ella? ¿O seguirá en sus trece con
sus prejuicios…?
Para mí, Rebecca fue un personaje
cercano, admirable incluso cuando se siente culpable. Envidio su capacidad para
superar el palo que es que tus padres no te quieran, o no te quieran lo
suficiente como para mantener una relación contigo. Si una pareja te deja,
bueno, lo odiarás más o menos y al final, te será indiferente. Pero ¿que tu
propia familia pase de ti? Siempre habrá un trozo de tu corazón que sigue
amando en vano, que se siente dolido y humillado.
Esa es la parte que me gustó.
Lo que me convenció menos es la
ambientación (nada especial), o la trama en sí en relación con adolescentes y
obras de caridad. «El gran secreto de Rebecca» es algo previsible y no muy
relevante, aunque a ella se le haga un mundo, y encima lo descubren en un momento
de lo más melodramático.
Lo que más me sacaba de quicio era
otra cosa. Odio, tanto en los libros como en la realidad, cuando la gente te
llama por algo que tiene que ver con tu trabajo, pero fuera de él. No soporto que
alguien se dirija a ti, en tu vida privada, como doctor, picapleitos, profe, señoría o poli…
Oye, que si me estoy tomando un
vermú con amigos es porque quiero desconectar.
Cada vez que Wes le decía a ella lawyer girl, me rechinaban los dientes.
Otra cosa que no me gustó nada es
que Rebecca, después de oír la versión de Wes, le viene a decir algo así como
que si hubiera sabido la verdad no habría defendido a su exesposa. ¡¿Comorr…?!
Desenfoca totalmente lo que debe ser
un abogado: defensor de sus clientes, tengan o no la razón, de la mejor forma
posible. Si se absuelve a un culpable, es solo que el abogado de la parte
contraria, o el fiscal, no lo hizo suficientemente bien. O que no había
pruebas. Pero lo que jamás podrá ser es porque no has tenido la mejor defensa
posible. Wes es el típico que odia al abogado del contrario, sin plantearse ni
por un momento que quizá su propio letrado no era el mejor. Lo que busca (y
consigue) es hacer que el defensor contrario (Rebecca) se sienta culpable por
hacer bien su trabajo.
(Llanto y crujir de dientes).
Aunque disfruté de este libro bastante
menos que del anterior, seguiré con esta serie, que me parece estupenda, y cuyo
tercer libro sale este mismo mes de enero.
Valoración personal: bueno, 3
Se la recomendaría a: la romántica contemporánea sexy,
profunda y auténtica.
Otras críticas de la novela:
Como ya comenté al
hablar del primero de la serie, en español encontré este post de Libropatas que
la menciona como una de las que aconsejaría traducir al español.
Ya dije que obtuvo críticas de 5
corazones en I love Romance & YA y una A le da Sheena en
Smexy Books.
4 ½
estrellas en Harlequin Junkie.
4
estrellas Reading Books Like a Boss.
B- en All About Romance.
Tengo pendiente a esta autora, a ver si este año puedo encontrarle hueco. Con tu reseña, desde luego animas.
ResponderEliminarBesotes!
A mi desde luego me encanta. Si quieres probar a ver si te va su estilo, recomiendo el corto del TBR Challenge, «Nice girls don't ride». La que más me ha gustado hasta la fecha, es –sin embargo–, la novela primera de esta serie, The ones who got away
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