miércoles, 17 de marzo de 2021

Crítica: “Las normas de la pasión”, de Kathryn Caskie

 

¿Un donjuán reformado constituye un excelente marido?

¿O, más bien, genio y figura hasta la sepultura?


 

DATOS GENERALES

 

Título original: A lady’s guide to rakes

Subgénero: histórica

Fecha de publicación original en inglés: 2005

Parte de una serie: Featherton Sisters (Hermanas Featherton) #3

Páginas: 320

 

1.ª edición en España:

Traductora: Camila Batlles

Edición: 10/2007, Titania

Páginas: 256

Colección: Titania romántica-histórica

 

SINOPSIS (de la contraportada)

«Para completar mi guía, que salvará a jóvenes damas de sufrir a manos de desalmados seductores… tengo que ofrecerme a mí misma como cebo».

Meredith se ha consagrado en cuerpo y alma a la tarea de evitar que las jóvenes inglesas vean arruinada su reputación por aventureros de alcoba, libertinos sin escrúpulos, como el que le perdió a ella misma.

Para ello está terminando un libro, una guía práctica para identificarlos y defenderse de ellos. Pero para completarla, ha de estudiar de cerca al más famoso seductor de Londres, Alexander Lamont.

Según se comenta, Lamont se ha reformado y ahora es un perfecto caballero pero, para Meredith, los seductores arrepentidos no existen… Y no hay mejor forma de comprobarlo que ponerlo a prueba con sus propias dotes de seducción femenina. Pero cuando se encuentre a solas con Alexander ¿Será capaz de seguir sus propios consejos?

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No, pero sí dentro de “lo bueno”, allá por el puesto siete mil. O sea, que tampoco es de las mejores-mejores, pero está suficientemente bien. Fue un Top Pick! para Romance Readers at Heart en 2005 y también en Romantic Times.


CRÍTICA

De Kathryn Caskie había leído ya otro libro, que comenté aquí, Cómo seducir a un duque

Creo que mi experiencia con este otro ha sido más o menos la misma. Igual que aquel, es un libro comprado en papel, en una de esas ofertas que sacan, o sacaban, de vez en cuando.

Es un libro entretenido, que me gustó. Eso sí, originalidad cero, y sin nada más especial que lo recomiende.

Es la tercera de una serie, pero se puede leer perfectamente de forma individual.

Meredith sufrió hace un par de años el abandono en el altar por parte de un libertino. Solo gracias a que sus tías-abuelas Featherstone son miembros respetados de la sociedad, ha conseguido que se la siga recibiendo en los salones.

Esta muchacha inquieta y un poco aventurera ha decidido advertir a las mujeres inglesas de lo perversos que son los libertinos, aunque sean guapos, huelan bien y su sonrisa te haga perder el oremus.

Para escribir su Guía para protegerse de los donjuanes, necesita investigar y hacer trabajo de campo. Ya lleva un par de años recopilando datos y ahora se dedica a destruir el último tópico que le queda, ese de que los donjuanes reformados son los mejores maridos.

Porque si hay algo que Meredith tiene claro es que no es así. Según ella, genio y figura hasta la sepultura. Un donjuán no se reforma nunca, y está dispuesta a demostrarlo.

De ahí que se encuentre en Hyde Park, subida a un globo aerostático, mirando a través del catalejo, a Alexander Lamont.

Un tipo guapo de sonrisa encantadora. 

Siempre va vestido de punta en blanco. 

El libertino perfecto.

Se supone que se ha redimido, ya que su padre le ha apretado las tuercas. Quiere que se case ya, de una vez, con una joven de buena familia y que se deje de la mala vida. Alexander de momento parece que sí, que se ha vuelto formal. Pero Meredith no se lo cree. Por eso pone en su camino diversas damas de dudosa reputación que lo tienten, para poder confirmar que, en efecto, un donjuán no se reforma nunca.

Llegará un momento en que Meredith no lo tendrá que mirar desde la distancia, sino que entrará en la lucha cuerpo a cuerpo. Así podrá comprobar si de verdad este libertino se ha redimido, o solo finge,… o se endereza solo cuando la conoce a ella y encuentra que eso de la monogamia con una mujer tan intrépida merece la pena.

Claro que Meredith no quiere pasar otra vez por los brazos de un seductor, por mucho que la atraiga. Así que está decidida a casarse con un tipo de lo más tacaño, un comerciante que quiere usar las conexiones sociales de ella para enriquecerse. Sería un claro matrimonio por interés mutuo, algo que la parece más seguro que abandonarse al amor y la pasión y esas cosas.

La ambientación, como la otra que leí de Caskie, es tu Regencia estándar, aunque no sé si exactamente se ambienta en esa época: paseos por el parque, veladas musicales, bailes en salones y visita a Tattersall's, sí, ese sitio donde venden caballos.

Cada capítulo lo encabeza con una frase de su Guía… pero la verdad es que tampoco saca particular juego al hecho de que esta mujer sea escritora… Salvo para que se revele de la forma más inoportuna.

Confirmo que esta autora mantiene un tono general ligerito, una cosa a medio camino entre Loretta Chase y Julia Quinn. Es perfectamente aplicable lo que escribí al comentar la otra novela que leí de ella: Con menos profundidad emocional que las novelas de Chase, es como una pompita de jabón, pero con un poquito más de sentido de la época que los slapstick de la Quinn.

Es de esas novelas que lees con agrado y te entretiene. Ahora, que si la dejas pasar, tampoco te has perdido nada, pues nada tiene de especial.

Anita comentó, en aquella otra crítica mía, que había leído Las normas de la pasión y Dama de honor, las dos de esta serie Hermanas Featherton, y le parecieron demasiado tontas, casi absurdas.

Comprendo que es algo que te puede pasar con esta novela. No tiene nada intensamente emocional, ni tampoco pasiones profundas, ni te arrebata en modo alguno. Y, dentro de lo ligerito, pues tampoco tiene esa chispa, esa gracia que nos deleita tanto en Loretta Chase. Es más mate, como con menos brillo, no sé si me explico.

Tengo la impresión de que todas las novelas de Caskie son así. La consistencia también es un mérito para que sepas exactamente qué es lo que cabe esperar.

Parece claro que Kathryn Caskie es de esas autoras de segunda fila, competentes, que si no tienes otra cosa que echarte al coleto, te van a hacer pasar un buen rato. Algo que es muy de agradecer en muchos momentos en que solo quieres distraerte sin más.

Remato esta crítica con lo que dije de aquel otro libro: no aporta nada nuevo, pero es muy entretenida de leer.



Valoración personal: entretenida, 3

Se la recomendaría a: los aficionados a las novelas de la Regencia ligeritas.

A la derecha tenéis la portada de la primera edición en inglés, de la editorial Warner, año 2005. Esa foto "original" ya la he visto en otra de Judith McNaught. Así que esta vez me quedo con la portada española.

Otras críticas de la novela:

En español, sólo he encontrado dos críticas.

Una, la que firma LadyZarek para El rincón de la novela romántica, le da 4,5/5.

Dos, Desvelada por los libros, que la califica con 3 estrellas, le hace reseña breve y, extrañamente, califica esta novela de erótica. 😳 

 ¿En inglés?

Una crítica, de 4 ½ estrellas, la puedes leer en Review Center

Hay una breve reseña, pero en general positiva, en Historical Novel Society, calificando esta historia de ligera y entretenida, enfatizando las situaciones divertidas. 

De Regencia chispeante 😏la califican en Fresh Fiction

Reseña, en Publishers Weekly

5 comentarios:

  1. Solo leí hace un montón de años El heredero, el cuarto de esta serie, y no me animó a seguir con esta autora. Por hacer una comparativa, mi experiencia fue la misma que con Anne Gracie cuando la leí por primera y última vez, que las novelas de estas dos escritoras me dejaron una sensación neutra, ni frío ni calor, ni fu ni fa, ni bueno ni malo. La cosa es que, como dices, no tiene nada que la haga especial. Y siempre tengo tantos libros por leer...

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    1. Exacto, ese es mi sentimiento, lo suscribo totalmente. Ahora que lo dices, sí que se parece un poco a las novelas de Anne Gracie, solo que a Caskie, al menos, sí que la pude disfrutar, porque me resulta bastante más entretenida.

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  2. No sé si la Anita que mencionas soy yo o no, pero pienso exactamente lo mismo. Lo iba a comentar, ja ja ja

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