viernes, 30 de junio de 2017

Crítica: “Pasión prohibida”, de Jo Beverley



Está bien, pero nada especial. Un Regencia de los correctos, para pasar el rato.
 
Titania, 2013
DATOS GENERALES

Título original: Forbidden
Subgénero: histórica
Fecha de publicación original en inglés: 1994
Parte de una serie: Company of Rogues (Granujas) #4

1.ª edición en español: Titania, 04/2013
Traductora: Marta Lima Parra


Finalmente liberada de su cruel y depravado marido, Serena Riverton ha decidido no volver a caer jamás en las redes del matrimonio. Pero, para su desgracia, sus hermanos tienen otros planes para ella. Con el objeto de cubrir sus deudas de juego, han decidido desposarla con un noble rico. Serena huye en medio de una noche tormentosa y termina topándose con lord Francis Middlethorpe, un hombre en apariencia aburrido y completamente inexperimentado en las artes del amor, que además está a punto de casarse con su vecina, lady Anne Peckworth. Intuyendo que este hombre en apariencia pusilánime pero de buen corazón puede ser su salvación, Serena lo seduce. Después de una noche de pasión, ahora Francis está atrapado entre el deseo y lo que la sociedad espera de él. Lo que aún no sabe es que la propia Serena también ha quedado atrapada por la sinceridad y la nobleza de sus sentimientos.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Estaría entre las mil mejores novelas románticas, pero allá por el puesto novecientos y pico. No sé si al final entrará en mis “Mil mejores novelas” a final de año. Posiblemente para entonces haya caído más allá del puesto mil. Tuvo crítica de DIK A (Libro que te llevarías a una isla desierta) en All About Romance. Le beneficia sobre todo que toca tópicos que son apreciados en romántica, como la amistad entre personas del mismo sexo (es algo que se nota en toda esta serie de los granujas) y también que el héroe, para lo que es principios de los noventa, no es un avasallador sino más bien tipo beta.

CRÍTICA

La sinopsis explica bastante de qué va el libro. Serena Riverton es una joven guapísima de buena familia a la que casaron con un noble viejo y depravado, que la maltrató a lo largo de sus ocho años de matrimonio, haciendo de ella una especie de esclava sexual. Al quedar viuda, pensó que estaría segura en casa de sus hermanos, con su modesta herencia.
Pero resulta que no, que sus hermanos son groseros y malgastadores. Así que planean volver a venderla en otro matrimonio que les proporcione dinero.
Serena no está dispuesta a ello, así que huye. Sin un plan muy claro, es verdad. Y vestida de una manera provocadora. Pero en su vagabundeo por el campo, escondiéndose de sus hermanos, topa con un noble, uno de los “Granujas” (Pícaros en traducción española), lord Francis Middlethorpe.
Francis es un tipo majo, amigo de sus amigos, rico, pero sin experiencia con las mujeres. Ahora anda buscando a un hombre que cree que está chantajeando a su madre. Las cosas no son así, pero es que en ciertas materias, ya digo que es un tipo poco espabilado.
Acoge y protege a Serena. Comparten alojamiento y las cosas acaban como acaban: con Serena poniendo en juego sus artes amatorias y Francis perdiendo su virginidad en una noche placentera. Eso sí, ¿dónde quedó el consentimiento? Me temo que es una violación en toda regla.
No obstante, Francis no se lo toma a mal y la lleva a casa de su tía, una feminista avant-la-lettre que le ofrece amparo durante el tiempo que haga falta, mientras decide qué hacer con el resto de su vida.
Francis se va, porque tiene cosas que hacer. Tiene que ver si encuentra al supuesto chantajista. Además, lleva un tiempo cortejando a lady Anne Peckworth, perfecta como futura esposa: guapa, agradable, hija de un duque, lo tiene todo para ser la madre de sus hijos. Es cierto que el encuentro con Serena le ha dejado impresionado, hasta el punto de que se casaría con ella,… si no fuera porque es estéril. Y él necesita un heredero.
Como esto es Romancelandia, todos sabemos que lo de la esterilidad es relativo y aquí todas se embarazan a la primera de cambio.
Francis acabará no casándose con Anne sino con Serena, algo que ocurre relativamente pronto en el libro. El resto es más o menos Serena intentando ser aceptada en la alta sociedad, y un malentendido tras otro.
He de confesar que no hay mucha acción. Ni argumento. Ni miga. Estos dos están continuamente “leyendo” mal al otro. Llevados por sus propias inseguridades, Francis y Serena siempre están dispuestos a malinterpretar cualquier cosa que el otro hace o dice, o que descubren de él. La sangre no llega al río en el sentido de que no estallan en discusiones tremendas y ofensivas, no, más bien se lo callan y lo rumian.
Me llamó la atención el tratamiento de la “perversión sexual” del esposo, que es más o menos sadomasoquismo. Ese malnacido golpeaba y humillaba a Serena, su mujer mucho más joven que él. Algo que en parte puede motivar que la alta sociedad la rechace.
Hay que entender que esto es del año 1994. Estaba leyendo y me decía a mí misma que si la novela fuera actual, todo ese tema sado sería de la pareja protagonista y con una enorme diferencia: Serena participaría voluntariamente. Aquí no lo hace. Serena tiene mucha experiencia pero no obtiene placer, y no es que aparezca Francis con su vara mágica y de repente todo aparezca perfecto. No, no es así. Es algo que cuesta tiempo recuperar, cuando una ha sido víctima de abusos. Eso se intenta mostrar en esta historia de manera algo más realista, sobre todo para la época en que este libro se publicó.
Es verdad que al final de la novela, deja entrever que las rarezas sexuales, si es con una persona a la que amas, pueden ser simplemente otra forma de placer más.
Como parece propio de la serie, van interviniendo los amigos del protagonista, parejas que debieron protagonizar entregas anteriores. Afortunadamente en este caso, como es de las primeras, sí que tienen un papel relevante en la trama. No te impide seguir el argumento, ya que se lee bien de forma independiente. De hecho, así es como estoy leyéndome a los granujas, de forma desordenada.
Jo Beverley escribe tan bien, lo cuenta todo de manera tan agradable, que el interés no decae a pesar de que la trama no tiene gran cosa. De vez en cuando hay algún anacronismo, como hablar de “genes” a principios del siglo XIX o “fotografías” (yo creo que esto no es del libro original, sino de la traductora) cuando se refiere a unos dibujos obscenos.
Porque sí, esta es de las que he leído en español. El e-book estaba a un precio muy razonable, menos de 3 euros. Sigo sin entender por qué en español se llama a este grupo de amigos los llama “Pícaros”, cuando la serie se titula Granujas. A ver, o traducen rogues como una cosa o como la otra, pero las dos no puede ser. Ya lo dije al comentar Al rescate del canalla. Es la misma autora, la misma palabra (rogue), en mi opinión debería mantenerse una sola traducción a lo largo de la serie: o canalla, o granuja o pícaro. ¡Ah, o bribones, que también lo he visto traducido así!
Pero vamos, que en general me gustó, aunque a los dos días la olvides por completo.

Valoración personal: agradable, 3

Se la recomendaría a: quien prefiera Regencias más bien tradicionales.

Otras críticas de la novela:
Hablan de esta novela en el blog El club de las escritoras.
En Lo que quiera leer hoy se destaca la inversión de papeles de la historia: él es virgen y ella la experimentada.
Amaneciendo con libros hablan de la serie (aquí llamada Granujas).
En All About Romance le dieron una DIK A.
Gossamer Obsessions también tiene crítica de esta novela.
Como no es frecuente encontrar comentarios de novelas tan antiguas, añado el enlace a Good Reads, donde Forbidden tenía una media de 3,8 la última vez que miré.

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