Vuelvo al blog después de un paréntesis de casi un mes espectacular para mi, haciendo lo que más me gusta: caminar por el monte, con ocasionales visitas a la playa y más de una tarde viendo monumentos y aprendiendo historias de otro tiempo y otros lugares. Y todo, al lado de mi churri. Ah, y leyendo cositas en mi móvil, nada del otro mundo, a ver cuándo puedo ir escribiendo las críticas. Os traigo hoy un aniversario o efemérides, una novela de esas que no han envejecido demasiado bien.
Viejuneces de hace dos décadas
DATOS GENERALES
Título original: The real deal
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación
original en inglés: 8/2004
Editorial: Brava
ISBN13: 9780758208606
Passionate Billionaires & Royals
En España
ISBN 13:
978-84-937169-9-8
Traductora: Susana
Cella
1.ª ed., 5/2010,
Claridad, S. L.
Páginas: 240
SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Como una película clásica
de Spencer Tracy-Katharine Hepburn/Doris Day-Rock Hudson, pero con mucho calor,
la novela debut de Lucy Monroe presenta un par de opuestos deliciosamente
peleones cuya innegable atracción está a punto de llevarlos más allá del
límite de la razón… y directo a la agonía de una deliciosa pasión...
CÁLLA Y BÉSAME
Lo más importante en la vida de Amanda es negociar una fusión exitosa entre
su empresa y Brant Computers, una empresa familiar competidora. Debería ser un
trato cerrado: el presidente de la empresa, Eric Brant, está de acuerdo con la
idea. Pero cuando Amanda Zachary
llega a la oficina de Eric, es su primo Simon
Brant quien la saluda... y Simon se muestra todo menos agradable. No está
dispuesto a ceder el control de la empresa familiar ni a despedir a
trabajadores leales. Enfrentarse al sexy, brillante, sexy, obstinado, sexy,
excéntrico, por no mencionar al sexy Simon, es completamente frustrante... y
totalmente excitante. Y cuando él abandona su presentación, desviado por otra
de sus brillantes ideas, Amanda se sorprende... e intrigada... ¡no, furiosa!...
y... y... y tan atraída que apenas puede introducir datos en su Palm Pilot...
Simon nunca ha conocido a una mujer tan apasionada y motivada como Amanda,
ni tan devastadoramente atractiva. No puede decidir si quiere ponerla en el
próximo avión de regreso a casa (en la bodega de carga) o secuestrarla y pasar
un largo fin de semana mostrándole exactamente el tipo de negociación que más
le gusta. Ahora que lo pienso, si la dama quiere la guerra, tal vez deberían
entablar una batalla total... en el dormitorio... y ver quién será el vencedor.
Pero cuando la intimidad conduce a una pasión explosiva, puede que sea el
momento de pensar en un tipo de fusión diferente y más permanente... una que se
centre menos en los negocios y más en el placer...
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
Sí, entró en mi lista de las mil mejores novelas románticas, versión de
2017, en el puesto 730, aunque a día
de hoy, no pasa el corte; la tengo en torno al puesto mis cuatrocientos. Tiene
crítica de DIK A en All About
Romance. En Book Binge la incluyeron entre las mil mejores, la 602. Laurie Gold, una de las personas
que escribe (o escribía) para All About Romance, la tiene entre sus preferidas.
The Hope Chest Review la escogió como la mejor contemporánea y el héroe más caliente
(hottest). En Maldivian Book Reviewer le pone cinco estrellas. Por
último, aparece en listas de héroes beta. También, siendo sinceros, en AAR le
dieron un premio de los nada honorables, a la «peor lectura» del año.
CRÍTICA
Hay
cosas de veinte años que suenan más viejunas que otras de sesenta, y no, no me
refiero a esos pensamientos rancios woke
que suenan más revenidos que un polvorón en verano.
No,
me refiero a cosas que sonaban igual muy modernas en su momento, pero ahora
resultan muy conservadoras.
A
la pobre Amanda Zachary (26) su
familia nunca la ha querido. Ni sus padres, ni su hermano. En su momento, se
casó con un abogado muy del gusto de su familia (en más de un sentido, como te
enterarás más tarde), que luego le salió rana. Pensó que así ganaría el aprecio
de los suyos, pero no.
Acabó
divorciada, sin más compañía que su amiga Jill, actriz de culebrones. Nada más.
Está acomplejada por culpa de su exmarido, que la consideraba «poco sensual».
Así
que se dedica a su trabajo, como ejecutiva de una empresa tecnológica. Le toca
encargarse de una fusión con otra empresa, Brant Computers, porque por aquel entonces lo
de las computadoras era el no va más.
El
presidente, Eric, está conforme. Pero se topa con un obstáculo inesperado, Simon Brant (pasados los 30), el
inventor detrás de algunos de los productos más destacados de la empresa.
También es socio, con voto decisivo.
Él
no está por la fusión de empresas, no señor. Eso significa perder el ambiente
familiar, hacer despidos, y él no ve la necesidad de algo semejante.
Así
que la californiana Amanda le toca lidiar con este obstáculo. Para ello tiene que marchar hasta
el lluvioso Seattle. ¿Su tarea? Convencer al renuente genio y socio.
Simon es uno de esos tipos brillantes pero raritos. Un sabio
despistado que cuando se encierra en su laboratorio, se olvida de todo. Vive en
un casoplón, en una isla del estrecho de Puget. Aficionado a las katanas (que,
por razones que desconozco, aquí te dicen que son espadas coreanas).
A
este tipo reservado no lo acompaña más que Jacob, un... ¿guardaespaldas,
mayordomo? Se supone que este tipo gruñón, muy hábil interpretando papeles
diversos, proporciona el toque gracioso, pero a mí me parece más bien soso.
Amanda
quiere convencerle de lo sensata que es la fusión de empresas, lo mucho que se
van a beneficiar todos. Pero no puede ni hacerle la presentación, ya que Simon
está más interesado en tirarle los tejos. Tampoco creáis que ella presiona, no,
lo mismo se dedica a cortar la conversación para ver un culebrón que se pone a
hacer ejercicio físico, en formato Tae Kwon Do.
Nada
en esta novela suena profesional. Simon estaba más interesado en ligar con
ella, y no tiene mayor interés en que le explique de qué va la historia. Le va
dando largas para disfrutar de su compañía. Y ella se dedica a mirarle la
tableta de chocolate, más interesante que sus ausencias en el laboratorio.
Como ninguno de los protagonistas es de rollos de una noche, su intensa atracción sexual solo puede
significar matrimonio a corto plazo. Las
escenas sexis son de lo mejor de la novela, lo reconozco, muy calientes para la
época.
En
la ambientación me recuerda a algunas que escribió Jayne Ann Krentz en los
noventa, con un ambiente muy New Age,
muy Seattle, muy grunge,… Sin
embargo, carece del humor de JAK, que aún te arranca una sonrisa tantos años
después. Aquí no veo nada de ingenio, ni la menor chispa.
Un hombre de familia o Socios y amantes, de lo mejorcito
de JAJ, aún se disfrutan.
¿Cosas
como esta Confianza absoluta? Pues
no, queda todo muy planito. No me extraña que en AAR la considerasen la peor
lectura de 2004. Me temo que es, sobre todo, una cuestión de expectativas. Si
esto fuera un harlequín, como otras de Lucy Monroe, pues podría pasar. Pero
siendo una novela que pretende ser más larga, resulta aburrida,
con mucho párrafo de relleno. Se ve que quiso «encuerpar» la historia pero no
supo con qué.
Al
final, por acabar, me leí buena parte de la novela haciendo el canguro, o sea,
a saltos.
Ya
digo que, en mi opinión, esta novela ha envejecido mal. Hay cosas de hace
muchos años que aún son potables. Quizá pasa más con el romance contemporáneo
que el histórico. Lo «actual» acaba al final siendo más coyuntural. Estoy
convencida de que dentro de diez o veinte años, autoras como Hazelwood o Emily
Henry o McQuiston desaparecerán del radar de los lectores de romántica, sus pestiños
soporíferos solo son aptos para este momento. Las nuevas generaciones de
lectores pasarán de ellas como de la shit.
Entre
otras cosas, porque creo que mucha gente está haciendo hoy en día cosas muy
locas de las que se va a arrepentir más tarde. Cosa de juventud, a mí
también me pasó, seguro. Lo que ocurre es que de los ochenta quedaba poca huella
y en cambio, hoy con internet, se sabe todo. Y perdurará por muchos años.
Tengo
la impresión de que a más de uno le sacarán un tuit que escribió en esta época
y se avergonzará de con qué gentuza se asoció.
Sin
embargo, hablando de romántica, lo mejor de Kinsale o de Kleypas seguirá
disfrutándose. No todas sus novelas, ni siquiera la mayoría, pero ¿lo mejor de
lo mejor? Como Lord of scoundrels, algunas
novelas seguirán cayendo en gracia.
Aunque,
¡yo que sé! Lo mismo me equivoco, vaya usted a saber, no sería la primera vez
que no le doy ni a España.
Eso
sí, espero estar aquí dentro de veinte años a ver qué queda de la novela
romántica de ahora, qué cosas de los 2020 siguen ganando lectores en nuevas
generaciones.
Valoración personal: decepcionante, 2
Se la recomendaría a: los aficionados sin pretensiones.
Tomada de Fiction DB |
Otras críticas de la novela:
No es fácil encontrar
críticas de cosas tan antiguas.
El rincón de la novela romántica, solo una, 3/5, no le ha convencido la traducción.
En inglés:
All About Romance, DIK A.
A Maldivian’s passion for romance, 5 estrellas, lo considera outstanding read!.
The Hope Chest Reviews, 4 ½ estrellas.
Smart Bitches Trashy Books, una D-.
Redondeo con los sospechosos habituales, Amazon.es, 4.3 stars.
Goodreads, 3.85 stars.
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