lunes, 10 de octubre de 2022

Crítica: “Playing it close”, de Kat Latham


Encantada con mis rugbistas y sus chicas

 


DATOS GENERALES

 

Título original: Playing it close

Subgénero: contemporánea

 

Fecha de publicación original en inglés: 2014

Parte de una serie: London Legends #2

Páginas: 230

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

¿A dónde vas para escapar de todo cuando eres uno de los jugadores de rugby más famosos del mundo?

Para Liam Callaghan, ese lugar es un albergue remoto en la costa caribeña de Venezuela. Perfecto, excepto que él no quiere exactamente estar solo con sus pensamientos. Entra Tess Chambers, la máxima distracción.

Todavía conmocionada por un desastre profesional que la ha dejado prácticamente sin empleo, Tess comprende el deseo de moverse por la vida como otra persona. Entonces, cuando Liam, reconocible al instante, usa un nombre falso, ella lo acepta y crea una nueva identidad temporal propia.

El tiempo que pasan juntos en el paraíso es idílico pero breve: después de una noche apasionada, Liam se despierta y descubre que Tess se ha ido. Al regresar a Londres, se sorprende al saber que ella trabaja para el nuevo patrocinador de su equipo. Como capitán de las Leyendas, no solo tendrá que averiguar cómo trabajar con la única mujer que lo dejó con ganas de más, sino también convencerla de que sus sentimientos en el presente significan más que cualquier mentira que hayan dicho en el pasado.

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Pues no, solo la he leído porque me encantan las de Kat Latham. No sé por qué pasa tan desapercibida, porque es estupenda.


CRÍTICA

Me estoy releyendo las novelas de Kat Latham en orden de publicación. Lo cual me sirve para ver lo que me falta por leer. Esta novela por ahí perdida, en mi Kindle nuevo.

Liam Callaghan es el capitán de los London Legends y de Inglaterra. En un viaje conoce a Tess Chambers, aunque ninguno de los dos dice quién es en realidad. No se dicen los apellidos auténticos, ni a qué se dedican ni cuál es su situación familiar… Lo prefieren así.

Aunque claro, como Tess es una fan del rugby, sabe perfectamente quién es él. Solo que no se lo dice, respetando su intimidad y su necesidad de anonimato. Si eso además le da la oportunidad de pasar unos días con este hombre tan increíble…

Conectan, se caen bien y acaban teniendo un romance fugaz.

Poco después, los dos andan de vuelta en Inglaterra y se reencuentran. La forma en que Tess lo dejó en Venezuela hace que Liam sienta cierta hostilidad.

Pero vamos, esto de andar de morros les dura poco, porque se llevan bien, son ideales el uno para el otro, en este momento de su vida. Se comprenden, se desean, no pueden dejar de pensar el uno en el otro.

Liam comprende que está bien tener una relación con alguien que sepa de qué va el rugby y acepte, por lo tanto, las exigencias de este deporte, que sea algo que puedan compartir.

A Tess le gusta este hombre, pero también su rol de jugador, lo admira y respeta por ello. Aunque se da cuenta, como el lector, que al final las superestrellas son hombres como los demás y se enfrentan más o menos a los míos desafíos para tener una relación romántica.

Claro que, por temas laborales, no pueden tener una relación. Así que toca resistirse a la atracción,… o no, porque la verdad es que tienen dos dedos de frente y saben que no se puede luchar contra lo inevitable.

Así que empiezan a verse, solo que en secreto. Algo con lo que están más o menos a gusto,... hasta que empieza a incomodarlos. 

Especialmente a Liam, que no sabe mucho de los líos de Tess en su antiguo trabajo y sospecha que igual ella se avergüenza de él, o quizá no están los dos buscando lo mismo, que es una relación estable.

Una de las cosas que me gusta de esta historia es cómo le mete chicha a la historia tocando temas diversos y de interés.

Por ejemplo, la misoginia de la City, que Tess sufrió, comentó en un blog y ello le llevó a problemas en su anterior trabajo. Las perrerías que los compañeros de trabajo hacen a las mujeres que trabajan en temas financieros son de no creerlo. A ella la apodaron titless porque tiene poco pecho, algo que la acompleja y que aprende a aceptar un poco gracias a esta relación con Liam, que es muy body positive.

Como él dice, más que el tamaño de sus pechos, lo que a él le preocupa es el estado de sus arterias. Porque su padre murió joven en parte por malos hábitos (fumar, comer mal). Gracias a su relación con Liam, Tess empieza a comer en condiciones.

Es una de las cosas que me gustan de esta novela, lo claro que deja el hecho de que o sabes cocinar y te haces tú la comida, o es imposible comer saludable.

También pone en evidencia la necesidad de sponsors en el deporte profesional. El chiringuito no se paga solo con entradas.

Notas la presión sobre la gente famosa, que venga de la prensa, de internet, de todo el mundo… Liam duda de quién está con él por él mismo y quién por ser una estrella del rugby. Que Tess sea una forofa del rugby no ayuda.

Y siempre están las gracietas a cuenta de la eterna rivalidad rugby/fútbol. No solo lo teatreros que son los jugadores de fútbol, fingiendo lesiones cuando ni siquiera les han tocado.

Aquí te hacen ver que, como tantas otras cosas en Inglaterra, te da una indicación de clase:

La elección entre el fútbol y el rugby dice mucho sobre dónde ha crecido una persona y en qué circunstancias. Ella había crecido en una preciosa casa al norte de Londres. Sus padres tenían educación de postgrado y le dejaron claro que la universidad no era discutible. Era simplemente lo esperado, lo mismo que una carrera en que ella usara su cerebro.

Parte del argumento discurre en la Copa Mundial de rugby de Inglaterra y Gales. Sería una alternativa a la auténtica de 2015, en la que Inglaterra hizo bastante el ridículo no pasando de la fase de grupos. Como Kat Latham publicó esto en 2014, su wishful thinking fue fatal. En la novela, las cosas pasan diferentes a cómo ocurrieron en la realidad.

¡Cuánto me ha gustado esta novela, qué bien me lo pasé leyéndola…! Es de esas que casi llego tarde al trabajo porque no podía dejar de leer. La forma de escribir de Kat Latham tiene algo que me gusta especialmente.

Creo que es la manera tan natural con la que hablan los personajes, lo realista que suena todo, si hay drama o grandes cosas, se lo toman como nos lo tomaríamos cualquiera de nosotros. Y hasta de sus errores aprenden y evolucionan.

Estos dos tienen cosas que superar, y las van aceptando conforme se va desarrollando el romance. Todo, manteniendo el tono más ligero que melodramático.

Como es una novela publicada hace ocho años, es contemporánea narrada en tercera persona, lo cual agradezco muchísimo, porque mantiene un pelín de misterio.

Si no le doy lo máximo es porque, simplemente, no me dejó resacosa. Pero vamos, que es una novela estupenda.

Es de esos libros que disfrutas más si sabes algo del deporte. La autora te pone al principio unas palabrejas, te explica qué clases de jugadores hay… Sin embargo, no necesitas verte el Seis Naciones para enterarte de lo que pasa.

Valoración personal: estupenda, 4 estrellas.

Se la recomendaría a: quienes gusten de románticas contemporáneas con deporte y algo de chicha.

Otras críticas de la novela:

Solo he encontrado críticas en inglés, que son como yo, consistentes en ponerla sólidamente en el rango del notable.

Addicted to romance, 4 estrellas

All About Romance, una B

Delighted Reader, 4 corazones

Harlequin Junkie, 4 estrellas

Dog-eared daydreams, 4 estrellas

En Dear Author no se deciden, lo dejan en B-/C+.

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