Para quien busque algo especial, con sabor de época
DATOS GENERALES
Título original: The Morning Gift
Subgénero: histórica
Fecha de publicación original en inglés: 1993
Editorial: St. Martin's
Páginas: 416
ISBN13: 9780312093389
En España
Título: El regalo de un nuevo amanecer
ISBN 13: 978-84-397-0396-9
Traductora: José-Manuel Pomares Olivares
1.ª ed.: 2000, Random House
Páginas: 456
Encuadernación: rúst.
Colección: Mitos bolsillo
SINOPSIS (tomada de la contraportada)
Impulsiva, apasionada e inteligente, Ruth Berger ha vivido sin preocupaciones en su adorada Viena natal hasta la anexión de Austria por parte de Hitler. Toda su familia, de origen judío, se ha visto obligada a huir a Inglaterra y solo ella ha quedado atrapada en una ciudad donde la sombra del terror empieza a alargarse. En su ayuda acude Quin Somerville, un brillante paleontólogo inglés, discípulo y amigo de su padre. Su propuesta no deja de ser un tanto insólita: sui se casan podrá obtener para ella la ciudadanía británica y sacarla de Austria. Es un mero formulismo, un papel sin mayores consecuencias… y Ruth acepta.
Una bella historia de amor y un retrato fiel, encantador y divertido de la vida de los judíos emigrados en la Inglaterra de antes de la guerra.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No entró en las mil mejores, perso sí que entra fácilmente entre las cuatro mil mejores. NPR la incluyó en el Top 100 que elaboro en 2015 con las mejores mil novelas/series de romántica. También es de las más valoradas en Buzzle. Becky (a quien sigo en Good Reads) le dio cinco estrellas. Tiene ese interesante elemento intercultural, con un matrimonio entre un aristócrata inglés y una mujer judía austríaca.
CRÍTICA
Menos mal que me puse a leer esta novela en verano, cuando aún me quedaban días de vacaciones. Me enganchó tanto que, después de un par de días distraída con otras cosas, me puse a ello y la acabé de una sola sentada, porque tenía que llegar al final.
Quizá no sea exactamente novela romántica histórica. Podría encajar mejor en la sentimental. Sin embargo, esa denominación (sentimental, women's fiction) siempre me parece algo tristona. Aquí, aunque hay cosas que pasan que son malas (al fin y al cabo, la protagonista y su familia son refugiados en el Londres de los años treinta), mantiene un cierto encanto muy vienés, que hace que parezca todo más ligero, más llevadero, con cierto optimismo. Hasta el punto de que veo que estas novelas de Ibbotson las recomiendan para 12-17 años.
Hay una historia de amor que acaba bien, sí, la de Ruth Berger (20) y Quinton Alexander St. John Sommerville (31) («Quin» para los amigos), pero también te describen toda una forma de vida, la de estas personas, y otras de su entorno.
Viena, capital de un imperio de valses y operetas, se vio reducida a encabezar un país muy disminuido tras la Primera Guerra Mundial. Supo reinventarse. Logró ser intelectualmente muy relevante, tanto en las artes como en las ciencias.
Surgieron entonces nuevos mitos para los visitantes, que podían ver al profesor Freud, en sus buenos tiempos, tomando cerveza en la terraza del café Landtmann. Arnold Schönberg, el creador de la música atonal, daba conciertos que quizá no fueran comprensibles pero sí eran evidentemente importantes, y aunque nadie sabía con exactitud qué era el positivismo lógico, todo el mundo comprendía que quienes lo inventaban daban renombre a la ciudad.
Los Berger forman parte de esa intelligentsia, esa élite del saber. Se pueden permitir los veranos en las montañas, escuchando a sus vecinos, el prestigioso cuarteto de cuerda Ziller, y recibiendo allí a conocidos de todo el mundo, incluido Quin, joven estudioso inglés con quien el padre traba amistad.
Quin conocerá a Ruth siendo una jovencita que lee, a la orilla del lago, «con una colección de libros algo sorprendente».
Allí estaba Patología sexual, de Krafft-Ebing, Mujercitas y una novela de vaqueros con una llamativa portada, titulada El último puesto de Jake.
Pero era el libro de Krafft-Ebing el que hojeaba con el ceño fruncido.
–¡Dios santo! –exclamó él–. ¿Te permiten leer esto?
–Me permiten leerlo todo –asintió ella–. A cambio, también tengo que comérmelo todo, incluida la sémola.
Toda esa vida de refinamiento vienés, intelectual y sensual, se desmorona con el Anschluss. Los padres emigran primero. Por errores que se cometen en la juventud, Ruth no puede pasar la frontera. Quin acude a Viena por temas profesionales, busca a los Berger y la encuentra solo a ella, en situación precaria.
A Ruth se le ocurren ideas un tanto alocadas sobre cómo salir del país. Al final, Quinton decide casarse con ella para poder llevarla a Inglaterra.
Sí, la historia de amor es un matrimonio de conveniencia.
Ruth se reunirá con sus padres, seguirá estudiando Paleontología y esperará a que llegue el chico del que se cree enamorada, el pianista Heini. Ruth sueña una vida juntos, al servicio del arte de él.
El matrimonio entre Quin y Ruth permanecerá secreto, hasta que pueda anularse. Las cosas se complican porque Ruth acaba siendo alumna de la universidad en la que enseña Quinton.
Cuando Quin empiece a sentir atracción por su esposa Ruth, se resistirá con uñas y dientes. Hace años que rehuyó todo intento de quedar atrapado en un matrimonio. Sabe que es una pieza codiciada por muchas, y tiene todo un arsenal de armas defensivas frente a avances indeseados. Los usará también para intentar no enamorarse de Ruth, una chica maja, buena, encantadora, algo impulsiva.
Lo de la Psicopatología sexual que aparece al principio es una curiosa pistola de Chéjov más tarde. Porque la idea que se forma Ruth del sexo quizá no sea la más adecuada.
Luego, cuando parece que todo se resuelve, encontramos también un tonto malentendido que los aleja un tiempo. A esto se refiere el título en inglés, The morning gift, o «regalo de la mañana siguiente», o sea, del día después a consumar sexualmente la relación. Eso se pierde en la traducción.
Ya, tirando hacia el final, estallará la guerra, lo que les complica aún más la existencia.
Sí hay sexo, porque eran gentes de carne y hueso, pero no es explícito ni descriptivo.
Me ha encantado, sencillamente, quizá porque trata temas históricos que me interesan, o quizá por esa forma tan amable de hablar de cosas que en el fondo eran terribles (desgarros y ausencias, el exilio con su desarraigo, el antisemitismo, la xenofobia, el clasismo británico). Usan el humor para mantener a raya la desesperación.
También, porque te recrea toda una época con alusiones al arte (literatura y música, principalmente), la historia, la ciencia (en este caso, la Paleontología) que deja caer con naturalidad, sin infodump, y esas cosas siempre me gustan, que no tomen al lector por un ignorante. Por eso tengo mis dudas de que realmente aprovechen al público juvenil a quien ahora se dirigen estas novelas de Ibbotson.
Es la novela, al parecer, más personal de la autora.
Ella misma, nacida en Viena en 1925, fue una refugiada austriaca en el Reino Unido. Igualmente, su padre era científico; su madre, escritora. Vivió en esas mismas calles que se mencionan en la novela, en ese entorno de gentes expatriadas, que perdieron su país, su posición social, hasta su contribución a la cultura, por expresarse en una lengua diferente a la del país de acogida. Así que te cuenta muy verosímilmente cómo se vivía allí, a qué olía, qué veías en sus calles, qué casas, y cafés, y plazas, podías ver. Y esa sociedad británica, vista con los ojos de un extranjero, aunque pertenezcan a la misma civilización occidental.
Hay momentos muy conmovedores, como la zozobra de la madre, que espera a su hija, angustiada, y va haciendo cábalas y regateos con su dios para que le traiga a su niña de vuelta; cómo se esfuerzan, a pesar de que ellos son seculares y poco practicantes, por intentar hacer las cosas de manera respetuosa con su religión.
Y es que, según leo en la Wikipedia, en un prefacio a una novela de la madre, consta que ellos pertenecían «a ese grupo desplazado de judíos que fueron creados por Hitler - intelectuales asimilados, no religiosos, la espina dorsal de la vida cultural austriaca y alemana, muchos de los cuales jamás habían puesto un pie en la sinagoga». O sea, gente que no era religiosa, ciudadanos como cualquier otro que, de repente, por la religión de sus antepasados, eran expulsados de su nación.
También es doloroso cuando, de pasada, te cuentan el destino de algunos secundarios, que tuvieron una vida rica y plena y la perdieron y sólo les queda, por ejemplo, su música, como al cuarteto Ziller. Algunos, ni eso.
Trasluce, al mismo tiempo, respeto y agradecimiento de estos refugiados por la sociedad de británica que los acogió, a la que se intentan adaptar y contribuir. De bien nacidos es ser agradecidos.
Seguiré leyendo las novelas de Ibbotson, me encanta. ¡Qué pena que escribiera tan poco de este estilo! Y ello a pesar de que este, por ejemplo, fue un éxito de ventas en 1993. Este año 1925, celebrando el centenario del nacimiento de la autora, ha publicado otra edición de esta novela.
Valoración personal: excelente, 5
Se la recomendaría a: quienes gusten historias románticas con enjundia.
Otras críticas de la novela:
Como es un clásico, tiene página en la Wikipedia. No aconsejo leer la sinopsis, porque destripan bastante la historia.
Mipeti, en El rincón romántico, le pone un 9 sobre 10, diciendo que no se atreve a poner un 10 por si se pasa, pero que la recomienda.
Pero en español no he encontrado más, así que paso a las opiniones en inglés.
Advierto que suelen comentarlo en páginas que no son las habituales de novela romántica.
Live Journal, 4.5 sobre 5.
Eustea Reads entiende que tiene la mezcla perfecta de grandes personajes y un buen argumento.
Para Earth and Sky, es su favorita de Ibbotson.
A She Reads Novels le gustó, aunque no sea la que más le gusta de la autora.
The orangutan librarian critica ciertos aspectos de la representación del judaísmo en esta novela.


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