Una novela estupenda, que luego no tiene nada, pero me tuvo entretenidísima
DATOS
GENERALES
Subgénero:
histórica / reinando Enrique VII (1457–1509)
Fecha de publicación: 1/2007 [Caroline
Bennet]
Publicación:
ViaMagna Ediciones
382 págs.
Encuadernación
rúst.
SINOPSIS (según La Casa del Libro)
Adrian Wentworh es un
hombre hecho a sí mismo que ha conseguido granjearse la simpatía del rey
Enrique VII combatiendo ardientemente por su causa. Son ya muchos años los
vividos en el campo de batalla y ha llegado el momento de retirarse a un hogar
y unas tierras en las que envejecer.
Esto
está ahora al alcance de su mano, pues el rey ha decidido recompensarle
entregándole la mano de Lady Norfolk, pero, ¿podrá él desposarse con una mujer
que lo odiará hasta el final de sus días?
Lady Margaret está
acostumbrada a llevar las riendas de su vida, así que, para frenar los avances
de un pretendiente no deseado, no duda en pedir audiencia con el rey e incluso
hacer un solemne pacto con él. Ahora, por mandato del monarca está obligada a
contraer matrimonio con el irascible, cruel y temido Adrian Wentworh, apodado
«Dragón».
Lady
Norfolk obedecerá la orden real, pero contraviniendo el sentido común, está
decidida a desafiarle a cada paso y no piensa dejarse amilanar por el feroz
guerrero que tanto la conmueve.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
No,
solo la compré porque Mónica Peñalver es una de mis autoras favoritas en
español.
CRÍTICA
He leído este libro en versión digital Kindle, de 2014,
ya con el nombre de Mónica Peñalver en la portada. Antes me parece que lo publicó como Caroline Bennett.
Se ambienta en la Inglaterra de Eduardo VII, el primer
Tudor, vencedor en la Guerra de las Dos Rosas.
La joven condesa lady Margaret ha logrado conservar
sus propiedades en tiempos de guerra, incluso las ha hecho prosperar. Por
razones que solo él sabe, Eduardo VII decide casarla con uno de sus
partidarios, Adrian Wentworth, alias El Dragón.
Un guerrero de humilde cuna que se ha partido el pecho
(y, antes de él, su padre) por la causa de los Tudor. Grandote y guapo, leal
hasta decir basta, tiene un problemilla, que es un gañán, para qué vamos a
negarlo. Como guerrero, ha tenido que combatir despiadadamente. La mala fama de
su crueldad le precede.
Lady Margaret hace de tripas corazón. No le gusta este
novio que le ha impuesto el rey, por muy bueno que esté. Pero lo aceptará e
intentará sacar algo bueno.
Nada, ni por esas. Adrian, todo malhumorado, nada hace
por ganarse su afecto. ¡Qué digo afecto…! Es que ni siquiera intenta llevarse
bien.
A borde y desabrido no le gana nadie.
Y mira que se lo dice todo el mundo. Que no se deje
llevar por sus prejuicios contra las damas. Que Margaret es distinta, una gran
mujer y que no está bien que la avergüence. Ni caso.
Ella es tan víctima de esto como él. Además, le proporciona
un rango social y una riqueza con las que Adrian nunca soñó. Nada, él de
morros.
Lady Margaret lo sobrelleva, con paciencia, sin perder
la dignidad. Hasta intenta razonar con él, sensata como es:
«Dejad de actuar como un niño caprichoso, todos hemos de renunciar a algo y realizar cosas que nos desagradan». My feelings exactly, Maggie.
Incluso acepta sin quejarse el sexo, como una
desagradable pero inevitable obligación conyugal. Ya sabéis que en romántica el
buen sexo a veces es superfluo y está casi de adorno. Pero el mal sexo, no,
siempre aporta algo a la historia.
Partirán de la noche de bodas es la más fría y
desconsiderada de la historia. Distante como es Adrian, no se le ocurre que a Margaret
no le baste con dejarse hacer. Algo despistado, tarda un poco en darse cuenta
de que ella desearía algo más.
Cómo va evolucionando esa parte de su relación es
estupendo. Lo diferencia un poco de tantísimas novelas románticas históricas en
que mujeres vírgenes y que jamás han tenido un pensamiento erótico en su vida
disfrutan del sexo alegremente desde el minuto uno, como por ciencia infusa.
Este planteamiento da mucho juego, porque en cuando se
ponen a aprender cómo hacerlo mejor entre ellos acabará con una escena que,
caramba, me resultó de lo más hot.
La subtrama con malotes de cartón piedra prácticamente
sirve solo para alargar la cosa y tengamos el momento de Margaret en plan damisela
en peligro y Adrian al rescate como caballero de brillante armadura.
Iba leyendo esta novela, encantada de la vida. Evita
las kriptonitas de la romántica en español: ni es machista ni aparece la
expresión «punto y final» ni usa un lenguaje cursi.
El argumento es sencillo y lo hemos visto cienes y cienes de veces sobre todo de
antes, cuando se llevaban más las históricas medievales (aunque aquí estamos
ya, estrictamente hablando, de la Edad Moderna). Creo que para mi funciona por
la forma que tiene Peñalver de contar las cosas, con un estilo así, directo,
casi como si fuera una traducción de Nora Roberts. Pim pam, lo que cuento es lo
que hay. Mucho verbo, poco adjetivo. Puede sonar desabrido, pero le va a la
historia.
La ambientación también me parece lograda. Sin
perderse en detalles históricos, ninguna escena o palabra sonaba anacrónica. Quizá
lo único, lo bien que llevan el tema de Eugen, el personaje gay, al que la autora
le da su final feliz, con una historia de amor dulce y sexi. A mí me encantó
aunque reconozco que aquí tienes que suspender mucho la incredulidad.
Sería una sólida novela de cuatro estrellas, si no
fuera por problemas de edición. Cuando, dentro de un capítulo, se cambia de tiempo
o lugar, un escritor tiene que indicarlo, para que la lectura no resulte
confusa. Generalmente se suele marcar con un espacio de dos líneas en blanco. Como explican en este blog para escritores, es la forma en la que el escritor anuncia al lector
que cambia de escena y que lo que viene después ocurre en otro tiempo o lugar.
En mi edición Kindle no deja esos espacios entre escenas. Podemos estar con Margaret
en casa y al siguiente párrafo tenemos a Adrian por el bosque, sin solución de
continuidad.
Luego había palabras mal escritas. Como el español es
mi idioma me fijo más en cosas que igual en inglés me pasan desapercibidas. Creo
que en su mayoría son erratas, pero en algún caso no sé si la autora es
consciente de que usa palabras que, en realidad, significan otra cosa.
Me parecen erratas: «declaró pérdida [por perdida] en tales pensamientos»; «y
razón nos [no] les faltaba»; «Sí
[si] al menos él»; «el humor de
Marlowe emporó [empeoró]. Al
guerrero De Claire, a veces le llaman De Clair. Y la siguiente frase no la
entiendo: «Tenéis la habilidad de convencerme de absurdo»; creo que le falta un, un absurdo, «convencerme de un
absurdo».
Pero hay palabras que creo que están trafulcadas, como
en «no practicáis los prefectos piadosos de las sagradas escrituras» o «infringido
ofensas». Se referiría, creo yo, a preceptos
piadosos y a ofensas infligidas.
La irritante aliteración «cantando desatinadamente una
tonada subida de tono» ya la mencioné en Goodreads.
Si no fuera por estos detalles que se habrían
arreglado por una última revisión más a fondo y a ser posible por una persona
distinta de la escritora, esta habría sido –para mí- una novela notable, 4
estrellas. Como no fue así, se queda en tres estrellas.
Valoración
personal: buena, 3.
Se la recomendaría a: los fans de historias con aire tardomedieval, sencillas y bien contadas.
Otras
críticas de la novela:
Roslynn y Katon firman sendas críticas
en El rincón de la novela romántica, las dos positivas, la recomiendan.
Romántic@s al horizonte hacen crítica
con spoilers y le dan 5/5.
Foro en Cazadoras del romance.
Críticas, reseñas y opiniones de libros.
Allegra García, en Mi condado literario… nos cuenta que es la primera novela romántica que leyó, que le guarda cariño y puntúa 7,5.
Samantha Kerr lo comenta en La vena romántica.
Y como no he encontrado más, os dejo con esta entrada en el foro Cazadoras del romance, que hablan de Mónica Peñalver y sus libros.
Ojo, no confundir esta novela con otra de fantasía juvenil del mismo La dama y el dragón, de Gema Bonnín (Destino, 2012)
Como reseñar un libro escrito en
español es meterse en territorio comanche, me siento obligada a poner esto:
Hola!!
ResponderEliminarLo leí cuando lo publicó como Caroline Bennet, así que poco puedo recordar ya.
Una pena lo que comentas de tantas erratas, no recuerdo si en la mía tenía tantas ..
No sé si es cosa mía o tengo el recuerdo de que antes las novelas se ambientaban y documentaban mejor, quizás por que no se escribía tanto y tan rápido como ahora? Quizás también ahora me fijo más y por eso noto esa carencia... no sé
Un besote
Pues no sé si será cierto o no, pero mi impresión es la misma que la tuya: que, en general, las históricas de antes se curraban más la ambientación. El cambio yo creo que ha sido en esta década pasada, en los 2010.
EliminarLo de la composición creo que es al pasarlo a electrónico. Lo ot5ro, no lo sé, pero irrita mucho encontrarlo.
Me voy a apuntar ésta. Después de que le dieras un 5 a "La espada y la llama" me la leí y me gustó mucho. Los personajes tienen encanto y la ambientación es muy buena. Fue terminarla y empezar con la continuación "El mirlo blanco" que narra la historia de Bodius, el primo de Lua y Auria, una joven de familia noble que adivina el futuro. Esta novela me gustó menos. El Bodius joven de la primera novela me encandiló más que el adulto de la segunda, encontré una situación en la que la historia no se sostenía (como se hizo con el mando de la fortaleza el monje)y la relación entre los protagonistas no me emocionó. Lo mejor: la forma de contar de la autora y la ambientación en esa época tan poco usual en romántica. Me interesó como la autora contrapone que, en la misma época, en comunidades cristianas un don concreto (en este caso adivinar el futuro, que es una tontuna) te podía llevar a la hoguera por bruja mientras en comunidades paganas el vate o adivino era respetado por su don. Traslado eso a los sanadores que usaban sus conocimietos de las hierbas, que esos sí que existieron en la realidad, y me parece un tiempo terrible para vivir en él. Creo que hay mucha documentación detrás de estas novelas (costumbres, vestimentas, etc.) pero que se nos presenta de una manera amena mientras desarrolla la historia y no con interminables descripciones. Será por eso que en mi mente la "corte" de Favila no tenía ni glamour, ni lujo y sí mucho barro.
ResponderEliminarEl mirlo blanco ya la leí y me gustó mucho menos, ya saldrá la crítica. Tienes razón que el Bodius de una y otra no parece el mismo. Y sí, ahora que lo dices lo del monje y la fortaleza no se sostiene mucho.
EliminarEn cualquier caso, voy a intentar leerme todas las de esta autora, porque me gusta muchísimo cómo escribe. Es lo que dices: la ambientación y la forma de escribir es lo mejor.
La corte de Favila no debió ser mucho más que barro, ciertamente.