En el mes de diciembre, la autora del Reto RITA es… ¿Mary Jo Putney? ¡No!
Lisa Kleypas.
Lo que ocurre
es que de Kleypas ya me he leído todas sus novelas, algunas varias veces. Es
una de mis autoras favoritas, ya lo expliqué aquí.
Por cierto,
que si alguien es de otro planeta y nunca ha leído nada de Kleypas y no sabe
por dónde empezar, le pongo aquí referencia a las novelas de Kleypas favoritas
del público de cada una de sus series principales, con enlace a mi crítica y la
puntuación que yo le di:
-
Dreaming of you / Sueño contigo (1994, histórica) Jugadores #2 ⭐⭐⭐⭐⭐
-
Devil in winter / El diablo en invierno (2006, histórica) Las florero #3
-
Blue-Eyed Devil / El diablo tiene ojosazules (2008,
contemporánea) Travis #2
- Love in the afternoon / Amor en la tarde (2010, histórica) Los Hathaway #5 ⭐⭐⭐⭐⭐
-
Lady Sophia’s lover / El amante de lady Sophia (2002,
histórica) Bow Street #2, y mi favorito de Kleypas
-
Marrying Winterborne / Casarse con él (2016, histórica) Los Ravenel #2
Bueno, pues
aunque este mes esté dedicado a Kleypas, no me apetecía justo ahora una
relectura, así que miré las alternativas.
Entre las
viejunas, me he inclinado por Mary Jo Putney. Es una autora que, sin ser de mis
favoritas, siempre cumple. A veces confundo sus novelas con las de Mary Balogh.
Las dos escriben ese tipo de novela histórica de la vieja escuela, con un
cierto punto de reconstrucción histórica del pasado, solo que Putney pone más sexy times, Balogh es más sentimental e
intensa emocionalmente.
Mary Jo Putney
ya tuvo su mes en el Reto RITA 2.0, entonces hablé un poco de ella.
Putney tiene
una serie estupenda, Ángeles caídos. Así que no es de extrañar que las novelas
suyas favoritas del público pertenezcan mayormente a esta saga. Putney es de
las que empezó con aquel subgénero que se llamaba Regencia tradicional. Luego
cogió alguna de aquellas novelas y las reescribió como histórica largas y más
sexis años más tarde.
- The rake / Pecado y virtud (1998), reescritura de The Rake and the Reformer (1989) Los Davenport #2 ⭐⭐⭐⭐⭐
- Shattered rainbows / Arco iris roto (1996) Ángeles caídos #5 ⭐⭐⭐⭐⭐
- One perfect rose / Una rosa perfecta (1997) Ángeles caídos #7 ⭐⭐⭐⭐
- Thunder and roses / Tormenta de pasiones (1993) Ángeles caídos #1 ⭐⭐⭐
-
Angel rogue / Ángel o Bribón (1995) Ángeles caídos #4, reescritura
de The Rogue and the Runaway (1990)
Regency Trilogy #3
Para este Reto
he escogido otra de sus novelas apreciadas, que no es de esta serie, sino de
otra también querida por el público, Seda.
Besos
de seda
Fecha: 12/1991
Páginas: 431
Parte de una
serie: The Silk Trilogy (Seda) #1
Sinopsis
(en La casa del libro)
Se hacía llamar Peregrine y, como el halcón, era un hombre salvaje y libre,
extremadamente atractivo, fabulosamente rico, y deslumbrantemente seductor que,
procedente de Oriente Medio, se había abierto paso en la sociedad victoriana
con decisión. Pero su único deseo era vengarse de Charles Weldon, un desalmado
propietario de burdeles que, tiempo atrás, se había convertido en su enemigo.
Y el plan de Peregrine no puede ser más
diabólico: primero, seducirá a Sarah,
la prometida de Weldon y, después, acabará con él...Antes de lo que él cree se
verá en una encrucijada: tendrá que escoger entre regir su vida con los
principios de la venganza o del amor...
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Estuvo
en mi lista de las mil mejores novelas románticas, versión de 2017, en el
puesto 569. Luego ha ido bajando y
actualmente no estaría ahí, sino la mil y pico. Creo que esto pone de
manifiesto que fue una novela muy apreciada en su tiempo, pero que la gente ya
no conecta tanto con ella. Eso se ve porque aparece sobre todo en listas.
Cuando The Romance Reader hizo su Top 100 en el año 2000, entró en el puesto 95. También estuvo en un Top 100 de All
About Romance, el del año 2004, la n.º 42.
En una lista de PaperbackSwap estuvo la 41.
En el Top 1000 de Book Binge, la 376.
Tiene crítica de DIK A en All About
Romance, y de 5 estrellas en The
Romance Dish.
Crítica
Esta es una historia de venganza.
Peregrine, príncipe de Kafiristán, llega a Inglaterra con
una sola idea en mente: la revancha. Moreno de ojos verde luna, un tipazo rico
y atractivo por el que la alta sociedad pierde el oremus. Es exótico, el no va más de la temporada,
cosa que él utilizará para su plan secreto secretísimo.
Hay un malo
remalo, Weldon, quien en el pasado hizo algo tremendo al pobre
Peregrine, que entonces se llamaba de otra manera. Qué fue exactamente solo lo
descubrirás avanzada la novela.
Lleva años planeando lo que va a hacer. Le quitará a Weldon cada una de las cosas que más aprecia: su riqueza, su posición social, hasta su deseo de un título nobiliario.
Implacable, sin pensar a qué personas pueda herir en el camino.
Su
furia, su vendetta, lo domina todo. Ríete tú de Máximo Décimo.
Una de las
cosas que quiere quitar a Weldon es su novia. Lady Sara St. James, muchacha de
buena familia y una dote respetable. De un primer vistazo, Peregrine no le ve
atractivo. Pero, cuando se fija más, queda encandilado.
Ella no ama a
Weldon, pero le parece una buena opción para casarse y tener hijos. Lo que
ocurre es que cuando conoce a Peregrine, se le revuelven todas las entretelas.
No solo le resulta atractivo físicamente, y le cautiva el hecho de que venga de
tierras lejanas… no, es que también él le presta atención y le ayuda a ampliar sus horizontes, algo de lo que no es muy consciente el propio Peregrine. Gracias a él, Sara recupera cosas
que creía perdidas, como bailar o cabalgar.
Porque sí,
lady Sara tuvo un accidente hace años. Todo el mundo pensó que no
volvería a andar. Pero ella consiguió ponerse en pie. Aún cojea algo, y hay
cosas que se ha negado a sí misma,... hasta que llega Peregrine.
Entonces empiezan las dudas sobre si realmente debería casarse con Weldon,
siendo así que su cabeza y su cuerpo encuentran tan atractivo a otro.
Todo ello, por
supuesto, sin que ella sepa que en realidad es un peón más en el cuidadoso plan
ideado por Peregrine.
Aunque, ¿es
ella realmente solo un elemento más del escarmiento que quiere darle Peregrine a Weldon? ¿O se convierte en
algo más para él?
Una de las
cosas estupendas de Putney, por las que, creo yo, la asocio algo a Balogh, es
lo reales que suenan sus personajes. Pueden parecer clichés: el buen salvaje y
la dama inglesa. Sin embargo, resultan personas de carne y hueso, de esas que,
te dices, deben existir, de verdad, en alguna parte. Sus pensamientos, acciones
y emociones son reales, complejos, en una palabra: humanos. No son perfectos
sino que tienen sus debilidades. Y cuando crees que van a reaccionar de una
manera, ocultando sus sentimientos o montando un drama, luego resulta que no,
que son sinceros y adultos, a veces con la tristeza de que la vida es como es y
tiene sus cosas malas.
Por cierto, que si os preguntáis sobre si existe o no Kafiristán, sí, existe. Kafir es como llaman los musulmanes a los que no profesan su religión, así que significa «país de los infieles» (según la wiki, en persa, کافرستان). Esta región montañosa queda al noreste de Afganistán, en pleno Hindu Kush. Actualmente no se llama así, sino Nuristán.
Es una novela algo viejuna. Este mes de diciembre de 2021 cumple treinta años. Se le nota en algunas cosas.
Una, el orientalismo, en el sentido, algo peyorativo,
que le da Edward Said en su ensayo homónimo de 1978, una representación tópica,
llena de prejuicios y algo anticuada sobre las culturas y pueblos de Oriente. A Peregrine
te lo ponen como el buen salvaje, un hombre impetuoso, muy sensual, cruel en su
venganza, vamos, poco civilizado.
Dos, como es propio de la novela romántica, se debieron decir «¿alguien moro-moro? No, quelle horreur». Así que este tipo de personajes suelen resultar como mínimo medio ingleses. No os digo lo que es Mikahl Peregrine por no destripar nada, pero veis por donde voy. Baste decir que, en el fondo, el foráneo nunca puede ser totalmente ajeno a la civilización inglesa («¿un héroe diverso cien por cien? ¡No, por favor! ¿Cómo se te ocurre?»). Ahora, afortunadamente, las cosas están cambiando algo. Quizás no suficientemente deprisa.
Tres, cuando en la romántica de los setenta a los noventa aparecía
algún personaje homosexual, o escenas eróticas entre personas del mismo sexo
siempre era o malo o trágico. Aquí lo homosexual aparece en un contexto
negativo, nunca positivo. A ver, que puede haber gais malotes, evidentemente.
Pero cuando la única representación de una orientación sexual es negativa, caes en el estereotipo. Afortunadamente, en esto el género se ha
renovado creo que por completo y podemos disfrutar de historias de amor LGBT
sin complejo alguno. Hasta yo diría que a veces hay algo de sexplotation.
Quitando esos detalles, es una de esas novelas que, en mi opinión, aún se pueden disfrutar.
Eso sí, es un slow reading. Exige una lectura
detenida. Más abajo lo explico, para no meter en esta crítica más cosas que se
salen del tema.
Me ha dejado
con ganas de seguir con esta trilogía. Al menos, creo que leeré el segundo de
la serie, el de Ross, un personaje bien majo que sale aquí, amigo de Peregrine
y primo de Sara.
La he leído en
inglés, así que no sé cómo estará la traducción.
Valoración: buena, 3
estrellas
La recomendaría a: quienes gusten de novelas históricas
que se toman su tiempo.
Otras críticas de la novela
En español
tenemos El rincón de la novela romántica, con tres críticas, para Lolailo es
muy buena, Sigena la encuentra preciosa y Crishi, magnífica.
A Pepa, de Otro romance más, le gustó, pero también señaló cosas que la convencieron menos.
En Mil Batallas señala sobre todo que, sin ser tremendista, Putney no nos ahorra los aspectos duros de la historia.
Paso al
inglés.
All About Romance, DIK A.
The Romance Dish, 5 estrellas.
Historical Romance Review hace crítica conjunta de las tres novelas de la trilogía.
Del slow reading, la digitalización en el cine y otras malas hierbas
Mirad, el otro día, escuchando un podcast de Antena Historia dedicado a la película Alejandro Magno, de Oliver Stone, contaban una cosa que, creo yo, se puede aplicar también a la narración romántica.
Habla de la
digitalización a partir de la trilogía del Señor
de los Anillos, de Peter Jackson. Cuenta lo bueno, pero también lo malo,
que es que, a veces, se prescinde del guion y hasta de la interpretación, con
un cine basado exclusivamente de efectos digitales. Para el que habla, forma
parte de esa cultura del consumo inmediato: quiero una cosa, cojo el móvil, la
compro y la quiero en tres horas en mi casa y si llega en tres horas y media,
me frustro. Habla de un público que…
«A partir de cierto momento, quizá de 2010 o por ahí, no es capaz de ver un Alien y estar 40 minutos creando y recreando una atmósfera de una película para irte adentrando en ella y cuando empiece la acción de verdad sentirte tú dentro integrado dentro de esa película, no. Es gente que según se abre el telón tiene que caer una cabeza botando. Es más al estilo It, a la nueva versión de It. Necesito irme dando chutes de acción sobre la marcha. Y eso es lo que está pasando ahora con la digitalización. Estamos huyendo de la interpretación, huyendo del guion para saturar todo con esa imaginería, y con esa acción y esa verborrea visual que empobrece el cine. Se han hecho vagos los guionistas y se ha hecho igual de vago el espectador. Empobreciendo el cine en general (…) Todo por tener, por un lado, la exigencia de dámelo ya y, por otro lado, la incapacidad para generarte esa tensión a través de un buen guion o un buen escrito. Por eso cuando sale una película que rompe con eso ahora de la llaman sesuda cuando en realidad deberían llamarla una película normal».
Hasta cierto
punto, creo que ha ocurrido en romántica. Ahora son novelas más breves, ágiles,
que desde el principio tiene que tener chispa, acción, cosas que te enganchen,
sexo y romance desde el minuto uno. Prescinden de argumentos bien trabados y
perfilar los personajes psicológicamente, a través de sus acciones y
reflexiones, todo son fuegos de artificio, diálogos ágiles y la narración
limitada a las imprescindibles indicaciones escénicas, casi como una sitcom.
Pienso en históricas tipo Sarah MacLean, o en tantas novelistas de contemporánea que solucionan todo con
una narración en primera persona que suenan todas iguales, sin distinción de voces narrativas.
Harlequines
alargados, con escenas impactantes o chistosas o sexis pero que no añaden nada.
Cuando sale
algo que va preparando poco a poco la dinámica sentimental, o sexual, lo llaman
slow burn, cuando en realidad es el
mismo planteamiento de estas novelas antiguas. De antes se iba creando poco a
poco la atmósfera, el mundo en que se mueven los personajes, para pasar a un
enamoramiento contado a su ritmo. El sexo, cuando llegaba, si es que llegaba, eran
una o dos escenas y ya, sin más.
No eran
harlequines alargados, no, porque cada escena contribuía en algo a la trama, o
a la ambientación, o a que entendieras cómo eran los personajes.
Estas novelas
de hace años son como un buen vino. Hay que beberlo despacio, dejando que
despliegue sus aromas, que te vaya ganando poco a poco, lo consumes primero con
la vista, luego con el olfato; lo del gusto y el retrogusto ya es solo una
parte más.
Compara eso
con beberte un refresco azucarado deprisa y corriendo.
Pues no hay
color.
Esa es mi
impresión, que, como el consumidor del cine, quien se haya aficionado a la
romántica después de 2010, probablemente pida lo mismo: sexo y romance dámelo
ya, engánchame desde el principio y llévame de impresión en impresión hasta el
final aunque luego lo cierre y a los cinco minutos me olvide y ya esté pensando
en el siguiente chute.
Ahora, ¿estoy
en plan abuelo Cebolleta quejándome de esos jóvenes de ahora? ¿O tempora, o mores y tal?
¡Noooooo! Por
favor, no lo entendáis así.
En esta cultura
de lo inmediato nos vemos inmersos todos. Yo la primera. Este zeitgeist alcanza también a quienes teñimos
canas.
Por ejemplo,
algunas de mis autoras favoritas de suspense contemporáneo, Rachel Grant o
Janie Crouch, son así, empiezan con un ¡bum! y ya no para el carrusel.
Hay una clara diferencia con la forma en que han contado las cosas a lo largo de los años Sandra Brown, Nora
Roberts o Linda Howard.
Por no hablar
de todas esas contemporáneas de usar y tirar, chute inmediato, mono con
platillos que dicen la haggards, y
que yo soy la primera en comprar y disfrutar.
Con lo cual,
lo he de reconocer, hasta yo, lectora de más de cuatro décadas de antigüedad,
también he acabado un poco haciéndome vaga.
Solo que a veces,… pues eso, que sé que mi cerebro pide otra cosa.
Muchísimas gracias por participar otro mes más en el reto, y otro año más!
ResponderEliminarNo he leído esta novela pero me la voy a apuntar porque tu reseña me ha puesto los dientes largos. Me encanta tu reflexión final. Vivimos en una cultura de la inmediatez y de la multitarea que te hace querer la recompensa de modo inmediato y que te lleva a considerar todo aquel momento en el que no pasa nada como un momento perdido (de ahí que siempre haya que actualizar Instagram, Twitter, el email...). Sé que suena viejunísimo pero realmente cualquier persona que se pare un poquito a pensar verá que es lo que nos pasa a todos. Y es una pena, la verdad. Me hace gracia la reflexión sobre el cine que citas porque hace unos días veía con mi chico Depredador y comentábamos justo eso, que tenía un ritmo y un planteamiento que ahora son impensables. Pero si no se ve algo del bicho hasta bien avanzada la película! Ahora te demuestran que es una peli de acción aturullándote desde el primer minuto. Reconozco que, en mi vida diaria, hago grandes esfuerzos por parar y hacer las cosas poco a poco, pero en la lectura me noto muy acelerada y es algo que intento cambiar. Aunque soy la primera que disfruto de los libros de mono con platillos, intento no dejar de lado esas historias que requieren algo de esfuerzo por parte del lector, ya que muchas veces te ofrecen una satisfacción mayor. A ver si el año que viene consigo dedicarles más tiempo.
Perdón por el comentario lleno de divagaciones XD.
Besotes!
Gracias a vosotras por organizar el reto. Me siento muy cómoda con él. Me ayuda a probar autoras nuevas ¡y a bajar algo mi TBR pile!
EliminarNo de disculpes por este tipo de comentarios, por favor, me encantan las divagaciones de la gente, y darme cuenta que hay cosas que no solo me pasan a mi.
Qué coincidencia lo que cuentas de Depredador. Es cosa de quienes hemos visto otro cine, creo yo. Para la generación de mis hijos, todo lo anterior a El señor de los anillos es viejuno, lento, y no te quiero ni contar cuando mi hija me ve viendo una "película silenciosa" que es como ella llama a las mudas ;)
Creo que en romántica pasa lo mismo.
En novela histórica, en cambio, no, Posteguillo y compañía siguen publicando tochos. Lo bueno es saber disfrutar de los dos tipos de narración, la rápida y la lenta, según el momento, no cerrarse.
El problema de la cultura de la inmediatez es que genera ansiedad y malestar si no tienes tu chute, ¡ya! Te come la impaciencia con las cosas que se desarrollan a su ritmo... Mientras estás leyendo un libro, ya piensas en el siguiente, con lo que el acelere no te deja disfrutar del ahora.
Yo intento organizarme, limitarme un poco, hacer menos cosas pero mejor. Me ayuda llevar una vida físicamente activa, tirarme horas caminando, o en la montaña, lejos de internet, las redes sociales y las pantallas. Salvo el móvil, claro, ese siempre lo llevo, es una seguridad adicional. No siempre consigo desconectar, pero normalmente el ejercicio físico da serenidad.
Hola!1
ResponderEliminarNo soy muy fan de esta autora, quizás he tenido muy mala suerte. Me gustaron mucho, Tormenta de pasiones y, Pecado y virtud (me parece una joya), pero otras que he leído de ella me han parecido muy desiguales, ya te digo que quizás he tenido la mala suerte de toparme con sus novelas más flojas.
Esta novela no hace mucho que la leí y, no sé si porque todo el mundo hablaba maravillas sobre ella, no la disfruté tanto como debía, aunque sí me animó a leer la trilogía entera. Estaré atenta a lo que cuentas ;)
Me encanta tu reflexión final porque yo también la estoy notando mucho Seguro que mi visión es mucho más pequeña porque leo mucho menos en inglés y casi todo es de lo que llega aquí, pero sí que cada vez se tiene más a «relatos largos» y no novelas, tal cual antes se estilaban. Además, algo que me da muchísima rabia son estos instalove o instalust, creo que se escribe así. Me pregunto yo para qué leo novelas románticas si el romance me lo dan hecho en diez páginas? (léase en modo irónico). Cada vez que leo en una reseña «se lee rápido» me vienen los mil demonios, porque no quiero leer rápido, quiero disfrutar de lo que estoy leyendo.
En fin, siempre he pensado que si bajan las exigencias, al final, las propuestas serán más mediocres y, mal que nos pese, es lo que estamos consiguiente.
En general, está bajando la calidad, al menos de lo que llega aquí
Un besote. Siempre un placer leerte ;)
Pecado y virtud me parece una novela maravillosa, me encantó, la primera vez que la leí y luego cuando la he releído más veces. Estas autoras de tanta solera es lo que tiene, unas son fenomenales y otras están de relleno. Creo que lo mejor de su producción es la serie de los Ángeles caídos.
EliminarCreo que has dado con la clave, son «relatos largos», más que novelas. Como te pasa a ti, lo del instalove, el flechazo de toda la vida, eso a mí no me convence, prefiero cosas que se toman su tiempo. El instalust o deseo a primera vista, eso lo entiendo un poco mejor, dependiendo del libro.
Hay un momento para cada cosa, lo rápido y lo lento, yo misma soy de las que a veces agradece una lectura rápida, sin pensar. Pero me parece muy lamentable que autoras que podrían hacer cosa con más enjundia renuncien a ello por escribir cositas rápidas.
Sí, la exigencia la tenemos que poner primero nosotras, las lectoras, claro. Es la ley de Gresham: «la moneda mala expulsa a la buena». Si las novelas trilladas y las buenas tienen todas el mismo formato, apariencia y precio, y la gente las consumimos indistintamente, entonces, al final, las autoras no se van a esforzar, ¿para qué?
Hace tiempo que leí la trilogía y en general me gustó, la leí con ganas porque la Putney estaba entre mis preferidas (Mary Balogh también). Me suena que Besos de seda es, si la memoria no me falla, donde encontré menos aventuras pero la disfruté por igual, de hecho está entre mis preferidas. Conociéndome seguro que busqué Kafiristán 🧐 😅. Las otras dos novelas fueron para mí como estar viendo una superproducción del tipo Lawrence de Arabia jaja. De las novelas que has nombrado me encantaron Una rosa perfecta y Pecado y virtud.
ResponderEliminarEstupenda reflexión. Hablo por mí porque en cierto modo he cambiado,la verdad. Antes leía como si no hubiera un mañana, ahora me tomo la lectura con más calma y si no puedo leer más leo menos, pero disfrutando a tope y escogiendo según mis gustos. Siempre me he inclinado por novelas con hechura donde prima la coherencia y la credibilidad, que los personajes encajen con la época a la que pertenecen y el romance evolucione en la medida en que los protagonistas se van conociendo. Y no protagonistas cuyo perfil psicológico parece estar escrito por un mono loco. En parte añoro aquella forma de escribir.
La cosa es que me encuentro muy limitada porque no leo en inglés (salvo cosas chiquitinas) y las publicaciones que nos traen son como el "fast food", por decirlo de alguna manera y sin ánimo de ofender 🙏. Está bien convivan novelas para todos los gustos y que se lean en el momento adecuado. Pero la falta de equilibrio en este género no es nada nuevo. Machacamos una tendencia para pasar a otra y si te he visto no me acuerdo. Es un suma y sigue, solo que yo ya no estoy por la labor.
Me ha encantado esta entrada, Bona. :)
Me gusta que te guste la entrada. Como escucho y leo cosas distintas, me doy cuenta de que reflexiones que se hacen sobre el cine, o sobre otros géneros de ficción comercial, se aplican perfectamente a romántica.
EliminarEl comentario que haces me hace pensar, de nuevo, en el problema de qué cosas traducen. Intento comentar cosas que se han publicado en español, pero me cuesta encontrar cosas que me llamen, que sean buenas para mi. En histórica, acabo tirando de fondo de armario, o sea, cosas antiguas de autoras fetén.
Traducen lo que venden, supongo, y es más fácil traducir veinte contemporáneas NA que una histórica de Sherry Thomas o Joanna Bourne, que son más complejas y no saben si el público las va a recibir con gusto. Courtney Milan se autopublicó en español y no debió tener mucho éxito cuando no ha seguido traduciéndose, lo que me hace pensar que el público aquí está satisfecho con cosas sencillas y rápidas. Como tú dices, está bien que convivan novelas de todo tipo.
Pero consumir fast food romántico todo el tiempo para mi que nos reseca las meninges.
Lo de ir consumiendo géneros a lo loco sí que es algo muy propio: cuando peta lo paranormal, todo es paranormal; luego todo es erótica; ahora estamos en fase comedia romántica... Y si lo que a ti te gusta es, por ejemplo, la histórica, se te reducen las opciones de encontrar algo bueno, tanto en español como en ínglés.