jueves, 30 de diciembre de 2021

Crítica: “Unloved”, de Katy Regnery

 

El malvado, ¿nace o se hace?

 



DATOS GENERALES

 

Título original: Unloved, a love story

Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación original en inglés: 2017

Páginas: 372

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

Mi nombre es Cassidy Porter

Mi padre, Paul Isaac Porter, fue ejecutado hace veinte años por el brutal asesinato de doce niñas inocentes.

Aunque solo tenía ocho años en ese momento, soy consciente, todos los días de mi vida, de que soy su hijo, su único hijo.

Para proteger al mundo del veneno en mis venas, vivo una vida tranquila, fuera de la red, lejos de la humanidad.

Me prometí a mí mismo, ya mi madre, no infectar vidas inocentes con la oscuridad que se arremolina dentro de mí, esperando darse a conocer.

Es una promesa que habría cumplido... si Brynn Cadogan no hubiera entrado en mi vida.

Ahora existo entre el cielo y el infierno: enamorándome de una mujer que quiere amarme, mientras me recuerdo a mí mismo que debo permanecer...

No amado.

** NOTA: Este libro está destinado a lectores mayores de 18 años **

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No entra en las mil mejores pero sí entre las 2.000-3.000, la tengo a día de hoy en el puesto 2.118 de mi lista. Tuvo críticas excelentes y fue finalista del premio RITA. Cinco estrellas le dieron tanto en Romance Rehab como en Scandalicious, y una starred review en Booklist. Es un favorito de todos los tiempos para la página romance.io.

CRÍTICA

Esta es una de esas novelas que llama a la parte mía que ama la naturaleza, la supervivencia, la montaña.

Aquí, la montaña tiene un nombre, Katahdin. 



El pico Baxter desde Hamlin Ridge, fotografía del 4-2-2014. Spenceregan7 [CC BY 3.0], vía Wikimedia Commons

Con sus 1.606 msnm, es la cumbre más elevada del estado de Maine (EE. UU.). Se encuentra cerca de un tramo del Sendero de los Apalaches conocido como «Hundred-Mile Wilderness». Cien millas alejadas de todo, donde sobrevives solo con lo que lleves contigo, en tu mochila y en tu cabeza.

Mi friki senderista se regocija con estos detalles que aparecen en el libro.

De esta zona era Jem, el novio de la protagonista, Brynn Cadogan. Lleva dos años de duelo. Cualquiera que haya sufrido una pérdida cercana puede identificarse con algunas reflexiones que hace, como que cuando te pasa algo así, no vuelves a ser la persona que eras, y tienes que descubrir ese nuevo yo que vas a ser el resto de tu vida.

Brynn, treintañera, urbanita de San Francisco, decide subir esa montaña, en soledad, recordándolo y haciéndole una especie de entierro emocional que le permita, por fin, pasar página.

En esa ascensión pasa algo que la deja lastimada. Es de esas cosas que amedrentan un poco a personas como yo, que vamos por el monte solas. «¿No tienes miedo?», me dicen. Y digo que no, y que si lo tuviera, eso no me va a impedir hacer lo que me gusta. Después de leer este libro, creo que sí voy a pasar una temporada algo preocupada.

Al rescate de Brynn acude Cassidy Porter, un buen mozo de veintisiete años que lleva viviendo en la montaña desde que era niño. Hijo de un asesino en serie, vivió durante años con su abuelo y su madre en una casa entre los bosques, junto a las altas cimas, autosuficiente, off the grid que dicen en inglés.

Tras la muerte de sus familiares, Cassidy se quedó allí solo, con el temor de convertirse en el monstruo asesino que fue su padre. Para asegurarse de que jamás herirá a nadie, rehúye el contacto humano. Alguna vez baja a hacer compras al pueblo, o mira desde la distancia a los montañeros que suben el Katahdin.

Cuando comprueba que Brynn está mal, duda sobre qué hacer. Teme que si la lleva a la ciudad, piensen que él, el hijo del asesino en serie, es el culpable de su estado. Por eso prefiere llevársela a su cabaña, cuidarla hasta que sane y puede ella volver a la civilización.

El resto del libro se ambienta, en su práctica totalidad, en la casa de Cass. La cuida, se conocen, acaban deseándose e incluso enamorándose, pero para Cass es imposible un futuro con Brynn. Esta obsesionado por la herencia genética. Está convencido que lleva en su sangre la semilla de la maldad.

Como comprenderéis, es un obstáculo real difícil de superar para llegar al final feliz. Uno no puede cambiar sus genes.

La idea de esta novela, lo reconoce la propia autora en la nota final, surge precisamente de eso, de los hijos de los malvados, de los psicópatas. Si sabéis algo del nazismo o la Segunda Guerra Mundial, seguro que alguna vez habréis dado con menciones a hijos de nazis. Unos cuantos decidieron esterilizarse o no tener descendencia, para que con ellos murieran los «genes malvados». Esa sería la opción que toma Cass.

Son minoría. «La vergüenza, el odio, la culpa o la negación son algunos de los estados emocionales que han vivido todos y cada uno de sus protagonistas, perseguidos por su pasado familiar», dicen en esta reseña de Hijos de nazis, de Tania Crasnianski.

Lo que se plantea esta novela es si la maldad se transmite biológicamente, si tus genes son más determinantes que tu educación. Para mí, decir que son los genes me parece una visión muy cómoda, tranquilizador para la gente de bien que creen que entonces ellos nunca cometerán ningún acto violento. Que el problema son los otros.

La respuesta que da la autora no os la voy a poner aquí por no destripar.

Esta novela, que no os engañe lo que veáis por ahí, es romance contemporáneo, puro y duro. Lo digo porque fue finalista al premio RITA en la categoría «novela con fuertes elementos románticos», lo que podría dar a entender que no es una historia de amor, o no tiene un final feliz. Sí es historia de amor, te cuenta cómo estas personas se conocen, se tratan, se enamoran y acaban juntos, vivos y felices.

También la he visto considerada suspense, o thriller y, para mí, no lo es. Aunque alude a los crímenes del padre, aquí no hay ningún delito que desentrañar, ninguna amenaza que los protagonistas tengan que desactivar. Solo al final hay cierto misterio que ni siquiera es delictivo.

Cuando leí Missy’s wish, de Katy Regnery, escribiendo como Katy Paige, me gustó el estilo y me apunté a ver alguna otra cosa que ella hubiese escrito. Lo más apreciado de su producción es este libro, y como está en Kindle Unlimited, no me lo pensé.

Me ha encantado porque tiene una historia de amor muy dulce, entre personas que han sufrido, y que siguen sufriendo. Ambientada en un entorno de montaña, enseñando cómo se puede vivir off the grid, qué conocimientos hacen falta, a qué problemas te enfrentarías y el modo de solucionarlos.

Lo que no me convence es el formato primera persona dual, ya sabéis, unos capítulos los cuenta Brynn, y otros Cassidy. Habría quedado más misterioso que solo lo vieras desde la perspectiva de Brynn, que cuando Cassidy niega apasionadamente toda posibilidad entre ellos sea un misterio para el lector, que te tuviera pensando, dándole vueltas a la cabeza, dudando por qué podría ser. Habría ganado mucho, para mi gusto.

Así que nada, otra autora que he descubierto gracias a un freebie, de esas de las que quiero leer todo aquello que venga recomendado.

Valoración personal: estupenda, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de aventuras en plena naturaleza.

Otras críticas de la novela:

Es una novela tan buena que hasta tiene reseñas en español.

Las derrapadoras incluyen esta novela en su categoría Derrape especial y le dan 4 ½ mariposas, ojo, hay algún spoiler, entra en más detalles que yo sobre la trama.

Paradise Summerland le pone 5 estrellas y la comenta (muy) brevemente. 

Paso al inglés.

Romance Rehab, 5 estrellas

Aestas Book Blog, 4 ½ estrellas

In love & words, 4 estrellas

Reading frenzy, 4 estrellas

P.D.: Por si tenéis curiosidad de saber quién ganó en esa categoría de novela con fuertes elementos románticos, fue una de Kristan Higgins, Now that you mention it (Ahora que lo dices en español).

2 comentarios:

  1. Yo no entiendo que se juzgue a las personas por cómo son o por lo que han hecho sus familiares. Tanto por lo bueno, como por lo malo. El entorno influye en lo que somos pero creo que ya venimos con mucho de fábrica que no tiene nada que ver ni con el carácter de nuestros padres ni con lo que les mueve. Para mí aquí no hay debate. Lo de que la maldad se transmite geneticamente me parece una tontería. Me da penina lo que cuentas de la vida del prota aunque las cadenas parece que se las puso él mismo. Bien que tenga su final feliz.

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    1. Pues sí, cada uno debería responder por sus actos, y no por lo que hagan tus parientes, bueno o malo. Sobre todo porque no hay evidencia científica clara de qué parte viene de la genética, qué parte de la educación, y qué parte de nuestras ¿libérrimas? decisiones. Es de esos libros que te hacen pensar en esas cosas, con independencia de que tú admitas o no la tesis que plantea, que a mi al final no me convención. Agradecí el final feliz, eh. En conjunto, es una novela buena, tiene algo especial.

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