jueves, 18 de agosto de 2022

Crítica: “The dirty truth”, de Winter Renshaw


De nuevo, sencilla, hasta harlequinera, pero que engancha

 


DATOS GENERALES

 

Título original: The dirty truth

Subgénero: contemporánea

Fecha de publicación: junio de 2022

Páginas: 286

 

SINOPSIS (según Goodreads)

Después de un roce con la muerte, me doy cuenta de que es hora de hacer cambios en mi vida. Grandes cambios Primero, mi trabajo. Me encanta ser periodista, pero odio a mi jefe magnate de los megavatios, West Maxwell. Cuando exige que reescriba un artículo con poca antelación, le doy la vuelta con una nueva columna mordaz y renuncio en un resplandor de gloria.

Pero West no está dispuesto a dejarme ir tan fácilmente, idiota. Me ofrece un nuevo puesto inesperado: mentor de su rebelde sobrina adolescente. Por alguna razón, estoy de acuerdo: me gusta ayudar a la gente, pero también tengo curiosidad por vislumbrar al hombre detrás del magnate.

Sin embargo, pronto descubro que mi nueva tarea no es lo que esperaba. A medida que aprendo sobre el lado privado de mi enigmático jefe, empiezo a ver el corazón que esconde detrás de su gélida fachada. La vieja Elle odiaba a West... pero tal vez, solo tal vez, la nueva Elle pueda domarlo.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Estaría en torno al puesto 10.000 de mi base de datos, gracias a que Harlequin Junkie le puso 5 estrellas y, además, tiene ese tópico tan atractivo (al menos inicialmente) de enemies to lovers.

CRÍTICA

Cogí esta novela porque parecía corta y sencillita, y lo anterior que leí de Winter Renshaw (The match) me gustó mucho.

Y esta fue más o menos de las mismas características: con un planteamiento muy harlequinero pero mayor número de páginas, de forma que te da tiempo a desarrollar más a los personajes, que cambien de forma realista a lo largo del tiempo.

Elle Napier (30), periodista, ha sufrido un aneurisma aunque afortunadamente, sin secuelas. Excepto, tal vez, menos paciencia con las tonterías, esto hace que vea las cosas un poco con otra perspectiva.

Trabaja como columnista para una revista masculina creada por West Maxwell (37), un hombre hecho a sí mismo y que parece estar permanentemente de mala leche.

Llega tarde a una reunión y él le trata con displicencia. Luego resulta que la columna para el número de ese mes no le gusta. Y no le dice por qué. Le ordena que en 24 horas le presente otro artículo.

¿Está de guasa?

Así que con un cabreo hasta la punta de las cejas, Elle decide que Maxwell se va a enterar de lo que vale un peine. Y le canta las cuarenta… a su modo… y al mismo tiempo que presenta su dimisión.

Hay algo en Elle que a West le ha interesado desde hace tiempo. Solo que jamás la trató diferente al resto de sus empleados (o sea, como una shit de cow), porque asume que esto de las relaciones no son lo suyo.

Entra en juego una adolescente, Scarlett. La sobrina de West, cuya custodia ha conseguido después de batallar un montón. Y que no le está precisamente agradecida por que la sacara de Nebraska para llevarla a vivir a Nueva York.

Por cosas que pasan, y tampoco voy a detallar, Elle parece buena opción para que le eche una mano con la niña. No será su nanny sino más bien una especie de mentora que le ayude a encontrar su sitio en la gran ciudad.

Al fin y al cabo, Elle es muy buena en las relaciones interpersonales. Sabe cuándo escuchar, cómo decir una palabra amable, hacer que la gente se sienta a gusto…

Acepta no solo porque ve muy perdida a la niña, sino porque West Maxwell siempre le ha intrigado. Y quiere, de esta manera, conocerlo un poco mejor.

Porque sí, Maxwell es un misterio. Elle ha investigado, como periodista del siglo XXI, por internet, y nada, no ha conseguido saber ni dónde ha nacido.

Es todo un logro, y te demuestra que en estos tiempos, hace falta un esfuerzo enorme para que tu vida privada siga siendo privada. Y Max lo hace, por sus razones personales, con éxito.

Un tipo más cerrado que una bombilla y una periodista con inteligencia interpersonal… Es cosa de confianza, de dejarse llevar un poquito, de no andar siempre controlando lo que hacen tus seres queridos, servir más de apoyo que de instructor mandón…

En el héroe sí que hay una evolución a lo largo del libro. En la heroína, no tanto, salvo eso que ocurre al principio y le hace replantearse que, si ya no es feliz escribiendo para la revista, debe aprovechar mejor el resto de su vida.

Como me pasó con su novela anterior, no me molestó la primera persona dual que parece inevitable en la contemporánea actual. La autora sí que consigue que sepas en cada momento quién está hablando, diferencia las dos voces. Creo que se debe porque los dos tienen personalidades muy marcadas y sus propias vidas aparte de su relación amorosa, de forma que pasan cosas, no es todo rumiación de ideas.

Ahora, ya te digo yo que esta misma historia, contada en tercera persona, habría ganado muchísima tensión y misterio, preguntándote qué sentía en realidad él por Elle, o qué pasó con su familia, o de dónde es el…Creo que esto puede influir, en parte, en que el romance se quede un poquitín aguado, en segundo plano, las escenas sexis no son ardientes y apasionadas.

De nuevo, ¡novela con niña! ¡¡Y tampoco no me molesta!! Me repito lo mismo que con The match: la nena no es mera excusa, hace lo normal de una criatura de su edad, como adolescente lista que es, está dolida, tiene sus dramas, sus inseguridades, siente la presión de sus pares, te lleva la contraria y hace tonterías solo por medir hasta donde puede llegar… Es interesante ver cómo Elle y West lidian este morlaco.

De la industria editorial no tengo idea de si da una imagen certera o no. Sí que reflexionan en más de una ocasión sobre el hecho de que la prensa en papel está muriendo lentamente, que todo acabará estando exclusivamente en internet.

Son interesantes algunas de las columnas de Elle, que te meten en el propio libro. Son como consejos para las relaciones personales y te hacen sonreír.

Otra novela que leí rapidísimamente, en menos de 24 horas. Esta autora tiene un estilo que engancha, a pesar de lo sencillita que es. Consigue crear personajes «con cuerpo», como el buen vino. Elle y West suenan muy reales, sobre todo ella.

Sabe tratar con realismo pero sin hacer sangre, temas como el abandono o la muerte.

Hay un detalle que me pareció un auténtico testimonio de su talento. Al principio de la novela sale una de las columnas que ella escribe. Y luego te la vuelve a poner al final. Y hay algo increíble, porque aquello que leíste al principio es lo mismo que al final pero tiene otro sentido, así que tú la lees de otra manera.

Con el corazón algo encogido, ¿qué os puedo decir?

Es de lo mejor que puedes encontrar en KU, y la disfrutas, seguro, si asumes que va a ser una historia sin complicaciones, narrada de manera muy efectiva.

Valoración personal: en su estilo, estupenda, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de historias sencillas bien contadas.

Otras críticas de la novela:

No he visto críticas en español. Si las encontráis, me haríais un favor poniendo enlace en los comentarios. En inglés también es poco lo que he encontrado.

Harlequin Junkie, 5 estrellas

Book Boyfriend and Husband Make Three, 5 estrellas

Smitten by Books, 4

SERIESous Book Reviews, 3.5/5

The Girl Who Reads escribe una review que yo diría… mñé, vale pero nada especial. 

Karis dedica su review a contarte el libro. Parece que sí que es positiva la impresión general. 

2 comentarios:

  1. Pero... ¿todavía duda alguien de que la prensa en papel va a desaparecer? Y las revistas, y los libros...
    Eso sí, cada vez se lee más. Sólo con leer wassaps la mayoría ya hace un buen cupo diario.

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    Respuestas
    1. Estoy contigo, los periódicos en papel creo que son un negocio en ruina. Tengo la impresión de que solo se mantienen por la publicidad institucional, y ayudas públicas, para mantener grupos determinados de votantes, los de cierta edad. Conforme vayan muriendo sus lectores, no veo que haya otros que los reemplacen en las generaciones jóvenes.
      Con las revistas y los libros tengo más dudas. El papel cuché es tan bonito... Pero sí, creo que tienes razón, se lee más que nunca, pero en pantalla.

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