martes, 23 de abril de 2019

Crítica: “Sinner”, de Sierra Simone



Una mezcla rara. Apasionante pero… raro
 
Createspace / Kindle, 3/2018
DATOS GENERALES

Título original: Sinner
Subgénero: contemporánea/erótica
Fecha de publicación original en inglés: 2018
Parte de una serie: Priest #2

SINOPSIS (según Fiction Data Base)
No soy un buen hombre, y nunca pretendí serlo. No creo en la bondad o en Dios o en ningún final feliz que no haya que pagar por adelantado.
¿En qué creo? En el dinero. El sexo. Y en un Macallan de 18 años.
Tienen palabras para hombres como yo: playboy. Mujeriego. Ligón.
Mi hermano era un sacerdote, y solo me llama de una forma.
Pecador.

***Sinner es una novela que se puede leer por si mismo de la serie Priest sobre el Sean, hermano del padre Bell. No hay que leer Priest o Midnight Mass para leer Sinner***

NO TRADUCIDO AL ESPAÑOL

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No estaría entre las mil mejores, pero sí entre las diez mil. No tuvo críticas máximas en las páginas que yo sigo, pero dejó impresión y, al final del año 2018, hubo quien lo incluyó entre sus favoritas del año: ML Lenker para ew.com, y Dabney, que escribe críticas para All About Romance. 

CRÍTICA

Creo que lo que me hizo fijarme en esta novela (y comprarla en un momento en que estaba a menos de un euro) fue que Dabney (AAR) señalaba que había cosas que no suelen gustarle y, sin embargo, en este libro funcionan.
El narrador en primera persona, Sean Bell, irlandés de Kansas y de 36 años de edad, es tan vanidoso que no sabes si descojonarte de la risa o qué. Alardea de su coche, su reloj, los trajes, ¡y el pelazo!
En una fiesta ve a una chica que le atrae muchísimo. Empieza a decirle guarradas de lo más explícito. A ella parece que le gusta. Pero al saber que tiene 21 años recién cumplidos, ni un beso comparten.
Más adelante, por motivos de trabajo, se reencontrará con ella. Pero está prohibida porque a) es la hermana menor de su mejor amigo; y b) va a hacerse monja.
Lo que pasa es que, en la orden, la recomiendan que, antes de tomar los votos, experimente lo que es el sexo, para estar segura de que su voto por el celibato va a ser sincero.
Ni corta ni perezosa, a esta muchacha, Zenobia, «Zenny», no se le ocurre nada mejor que proponerle a Sean que la introduzca en los placeres de la carne.
Un pecador como él no sabe resistirse a tentación semejante, porque todo en ella le vuelve loco.
El mes que le queda a ella antes de tomar los votos lo dedicarán a una variada actividad sexual, con cierta obsesión del arrogante Sean por el cunnilingus y las palabras explícitas.
¿Por qué digo que es una novela rara?
Porque mezcla cosas que no me acabaron de encajar. ¿Qué tipo de novela estaba leyendo?
Cuando este tipo tan pagado de sí mismo piensa cosas como «mira lo fabuloso que soy, mi reloj de miles de dólares» y «qué pelazo que tengo», me recordaba a esos tipos tontones y mujeriegos de una comedia romántica. De esos que no te los puedes tomar en serio digan lo que digan.
De pura erótica son las escenas sexuales, de alto voltaje, de esas que agradeces leer en la cama con tu marido a mano. No siempre vienen a cuento y es forzar mucho la credulidad creerse que va a estar con ánimos para follar en según qué momentos.
Pero hay momentos dramáticos. Zenny tiene que enfrentarse a momentos de racismo de los que Sean, hombre blanco del Medio Oeste, no es consciente hasta que ella se lo hace ver. Le dice, por ejemplo, que no hay forma en la que ella pueda acertar:
No puedo enfadarme. Si me enfado, entonces soy la Mujer Negra Cabreada. Si admito que han herido mis sentimientos, entonces es que soy demasiado sensible. Si le pido a la gente que me trate con consideración, entonces estoy siendo agresiva. Si me lo tomo a chanza, entonces estoy siendo descarada o impertinente. Si lloro, entonces soy hiperemocional. Si no reacciono en absoluto, soy intimidante o fría. ¿Lo ves? No tengo forma de reaccionar en la que yo pueda ganar. No puedo ganar.
Lo peor no es eso. La madre de Sean padece cáncer, y eso es duro, durísimo. Sean, como hijo mayor, se hace cargo de todo y de todos. Sobreprotector y manduquita, se ocupa de su madre, de su padre (que el pobre anda perdido llorando por las esquinas viendo que el amor de su vida se le va), protegiendo a sus hermanos de lo peor…
Algún momento de sufrimiento acabó haciéndome llorar. Dice la autora que se inspiró en la propia enfermedad y muerte de su madre, y yo creo que por eso suena tan tremendamente real. Expresa muy bien lo devastador cómo ves que falla el cuerpo de una persona querida:
Podía contarla cada desagradable verdad sobre la decadencia de un cuerpo —ver un cuerpo decaer cuando aún contiene a una persona a la que amas más allá de toda medida.
Todavía choca más con el sexo desenfadado la constante lucha de varios personajes con la fe, Dios, la religión, lo que es creer, para qué sirve la oración, cómo puede Dios permitir que ocurran cosas malas, etc. Muchas cosas se comprenden mejor, creo yo, si eres de cultura católica. Hay un momento muy conmovedor en el que se reza un avemaría, oración que nunca me pareció gran cosa y, sin embargo, en el contexto de la historia conmueve aquello de…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Te deja tirando a… destrozada.
En cierto sentido, esta novela me recordó a The caretaker de Dahlia Donovan, otro libro en el que el sexo de novela erótica no casaba con el tono del resto de la obra.
Aquí se hila mejor la madeja, pero aun así, no me convenció del todo. Hay cosas que me podrían haber disgustado (la narración en primera persona, las comeduras de tarro religiosas), me dejaron indiferente, no molestaban.
Lo que no ha funcionado para mi es la diferencia de edad. Sean me acababa pareciendo como esos que a veces ves en el «¡Hola!» con chicas veinte años menores que ellos (no voy a dar nombres, pero sabéis a quiénes me refiero). Me parecen unos asaltacunas, aunque ellas sean mayores de edad. No me lo creo como historia de amor.
Tampoco que pases de cero a cien sin pestañear, o sea de joven «más o menos» virgen a «venga, vamos a por el sexo anal aunque no tengamos a mano lubricante».
En general me ha resultado una historia estupenda, de la que disfruté en sus momentos sexis y los emocionalmente intensos. Pero no redonda.
No sé si estoy preparada para otra novela de esta autora. He visto recomendada también la primera de la serie, Priest. Igual con el tiempo la leo.
Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes no les importe mezclar sexo y religión.

Otras críticas de la novela:

5 estrellas le dan en Bookalicious Babes
Y lo mismo en Steamy Reads
También en Book Twins reviews merece lo máximo. 
4 ½ estrellas y Top Pick! en Harlequin Junkie
4 estrellas, Dirty Girl.

4 comentarios:

  1. Pues tengo pendiente empezar la serie, con el primero cargado en el Kindelito, pero con tanto reto y lecturas que se pasan por delante, nunca le hago hueco. Con tu reseña de este me animas.
    Besotes!

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    1. Te entiendo perfectamente. Si lo lees, a ver qué te parece. Está bien, la verdad.
      Yo estoy intentando disciplinarme un poco, porque no me da la vida. Básicamente, intentando no comprar tanto y leer más lo que tengo por casa. Entre los libros de romántica y los otros (literatura, histórica, ensayo, etc.) ¡es que no me da la vida! Agradezco cualquier consejo para ir reduciendo el montón de libros pendientes de leer.

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  2. Hola! la serie Priest es mucho más pesada, es lo mismo que sinner, solamente que Sinner es mas ligera con este tema con respecto al tema de la religion con el sexo. Ademas la autora misma aclara que es parte de su imaginacion y que todo es inventado. No leí del otro Sinner mas que 10 páginas así que no. Odie Priest como Sinner por lo poco que leí. Priest la leí entera y me hizo sufrir mas que disfrutar del contenido sexual. Es escasa y además tiene más dramatismo que ningun otro.

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    1. A «Priest» le puse cuatro estrellas, sí que me gustó, creo que consiguió muy bien el equilibrio entre lo erótico y lo romántico. Pero admito que no es para todos los gustos. Es... desafiante...

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