sábado, 11 de mayo de 2019

Crítica: “Amar para siempre”, de Lisa Kleypas



Infumable de puro aburrimiento


DATOS GENERALES

Título original: Forever my love
Subgénero: histórica / 1822

Fecha de publicación original en inglés: 1988
Parte de una serie: Berkley-Faulkner #2

1.ª edición en España

Traductoras: María-José Losada Rey y Rufina Moreno Ceballos
Fecha edición: 7/2010
Publicación: B (Ediciones B)
Colección: Amor y aventura



Durante una partida de caza en los alrededores de la mansión de un noble inglés, Alex Falkner conoce a la joven Mireille Germain, a quien el rico y maduro anfitrión presenta como su amante. Alex se siente atraído hacia ella, pero la joven y educada francesa está decidida a mantener ocultos sus orígenes, así como la verdadera naturaleza de la relación que la une al dueño de la mansión...

Amar para siempre, una de las novelas tempranas de Lisa Kleypas, tiene algunos personajes en común con la anterior, Donde la pasión nos lleve, aunque se puede leer de forma independiente.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No, ni de coña.

CRÍTICA

Aunque a veces verás citada esta novela como la segunda de Kleypas, en el listado de Fiction Data Base aparece la tercera, publicada en diciembre de 1988. Y como Kleypas prefiere ignorarla en su página web, no tengo forma de saber si es la segunda o la tercera.

En cualquier caso, es la segunda parte del dúo Berkley-Falkner, por tener personajes comunes. Aunque ya te advierten de que se pueden leer perfectamente de manera independiente.

En aquella primera entrega aparecía una criada francesa muy joven, que se alía con Rosalie y luego desaparece cuando las intrigas de su hermano (de Mireille, no de Rosalie) la ponen en peligro.

Según te enteras aquí, se marchó a Inglaterra, las pasó canutas en Londres, acabó casi muerta y a su rescate acudió un lord, que la mantiene en su casa haciéndola pasar por su amante

Algo que Mireille, agradecida, acepta, mientras dedica sus días a echar una mano con hierbas y cataplasmas, porque dicen que a esta mujer le va la medicina natural. No sé hasta qué punto los remedios que pone ahí tienen algún valor o es mero curanderismo y ensalmos. Yo, por si acaso, no probaría ninguna de sus recetas.

(No, en serio, olvidaos de las hierbecitas, que pueden causar daños hepáticos si tenéis algo, id a un médico de verdad, que esto no son los USA y no tenéis que pagarlos directamente).

La cosa es que a la casa del noble donde Mireille vive recluida llega un noble, un duque al que llaman Alec. Es un tipo dedicado a sus placeres. La chica le entra por el ojo; ella también se siente atraída. Sus encuentros son bastante dudosos desde el punto de vista del consentimiento. Lo de «no es no» parece que no va con Alec. Aunque sea algo frecuente en las novelas de los ochenta, y entonces nos lo tragáramos sin pestañear, yo la primera, leerlo ahora no me gusta nada.

El esquema habitual es decir ella que no, una y otra vez, que me dejes, luchar físicamente, hasta que él consigue, no sé, meter mano o besar y entonces ella se rinde, se derrite de deseo. Me horroriza el mensaje que transmiten escenas así. Tampoco es que yo sea una extremista de que todo consentimiento tiene que ser expreso y cuasi-notarial, porque siempre está el tácito y el implícito,… pero cuando ella verbaliza que no y físicamente deja claro que no, empujando, revolviéndose, etc., pues va a ser que está claro que no quiere nada sexual.

Después de conocerse en el casoplón del noble, Mireille se marcha, pero sigue él obsesionado con ella. Ella parece que lo que quiere es casarse y tener hijos, algo que este duque no le puede dar. Por su posición social y todo eso. Aunque tampoco es que sea una muchacha muy coherente. No lo quiere como amante, pero es que cuando él le hace propuesta de matrimonio, entonces tampoco lo quiere como esposo. No se aclara demasiado, más que ser una veleta, yo diría que no piensa, simplemente.

Los personajes no son de esos que te llamen la atención. Ella oscila entre un felpudo sin demasiada entereza y una intrigante bastante artera. Alec comenta en cierta ocasión que tiene la cualidad de hacerse amiga de aquellos que la pueden ayudar,… Pretende ser un halago, sin embargo me sonó como que era un poco mercenaria con sus afectos. Ya, lo sé, cuando no tienes dinero, hay que mirar por tus intereses con lo que tienes a mano, se trata de sobrevivir,… no obstante, eso no la convierte en una heroína que caiga bien. Al menos, no a mí.

Me incomodó bastante, por ejemplo, que se pudiera a intrigar con Rosalie a espaldas del marido de ésta.

¿Y Alec? Un tipo que se limita a seguir sus impulsos, sin pensar demasiado.

Se supone que tienen sus talentos, ella para los «remedios naturales», él para la arquitectura, pero no sale nada particularmente sobresaliente que llame la atención al respecto, ni que tenga la menor relevancia en la trama. Como si hubieran sido unas fieras haciendo encaje de bolillos, o bailando sevillanas, da lo mismo.

La historia se desarrolla de forma anodina, nada impulsa a seguir leyendo. Se supone que hay un misterio, quién mató al primo de Alec, pero es uno de esos libros tan mñé que te da lo mismo la respuesta.

Me costó mucho acabar esta historia, y eso que acabé leyéndola bastante de través. Puro aburrimiento. He tardado tres días en leer una novela de una extensión que normalmente no me duraría ni 24 horas. 

Estuve dudando de si ponerle una estrella o dos. Suelo poner una estrella a lo que no acabo o me enfada, y dos estrellas a lo que simplemente me aburre. Esta novela no me cabreó, simplemente me pareció una pérdida de tiempo. Me decanté por la estrella solitaria porque realmente no le encontré ninguna cualidad que la redimiera.

Lo más atinado que se puede decir de ella es lo que comenta uno de los personajes: 

«Incluso yo admito que esta situación apesta por su exceso de melodrama».

Encima tuve un serio problema con aquello de que a Mireille le abrevian el nombre por el hipocorístico de Mira. Claro, había muchas frases en las que pensaba que le estaban diciendo, «mira esto», o sea, la orden de mirar a algo, y no que simplemente la estaban llamando.

Jamás pensé que llegara a ponerle una estrella a una de Kleypas. Pero es que no hay nada, ni argumento, ni personajes, ni estilo, ni ambientación, ni nada, que pueda destacar.

La compré en la edición de 2010, y la debí leer por entonces, aunque es una de esas novelas que releo sin recordar absolutamente nada. Ha sido como leerla de nuevo. Ahora me explico por qué: es una novela tan irrelevante que no deja ni siquiera un mal recuerdo.
 
Onyx, 12/1988
Para mí ha sido un pestiño sin interés, pero no descarto que a otra gente le pueda decir algo. Igual es solo que no estoy yo de humor para estas bobolinadas,… En un mes en que el Reto Rita me trae libros encantadores de Loretta Chase, con su chispa, su ingenio,… releer semejantes viejuneces se me hace muy cuesta arriba.

No es extraño que Lisa Kleypas no quiera ver reeditadas estas novelas.

Valoración personal: prescindible, 1

Se la recomendaría a: los obsesos por leer todo de su autora favorita.

Otras críticas de la novela:

Como siempre que no disfruto de una novela, recomiendo particularmente que se lean otras críticas más positivas, por si pueden sentir más afinidad con esas que con mis personales gustos.

En El rincón de la novela romántica hay dos críticas, ambas positivas, una de Lidiaclocq que puntúa 4,5 sobre 5 y totra de Teresa que dice que los personajes agradan y protagonizan un «romance maravilloso».

Para El blog de Welzen, «no pasa de ser correcta, pero que ya posee algo del estilo que su autora mostrará en su plenitud con sus siguientes novelas». 

En el foro de Cazadoras del romance dedicada a esta novela, la idea que predomina es que no les gusta la portada, y que mejor esperar a la edición de bolsillo. 

Paso a las reseñas en inglés. En Book Binge, 4 stars

En el post con mini-reviews que hizo Candy en Smart Bitches Trashy Books, comentando los primeros libros de Kleypas, este obtiene una C+

Acabo con Good Reads, donde tiene 3.71 estrellas de media. 

Me quedo con la impresión de que esta novela no debe ser tan mala como me lo ha parecido a mí. Igual es solo que me ha pillado en mal momento.

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