sábado, 18 de mayo de 2019

Crítica: “Dogs and goddesses”, de Jennifer Crusie, Anne Stuart y Lani Diane Rich



Una extraña mezcla de comedia romántica y paranormal.
 
2/2009, St Martins
DATOS GENERALES

Título original: Dogs and Goddesses
Fecha de publicación original en inglés: febrero de 2009
Subgénero: paranormal


SINOPSIS (de Fiction Data Base)

Abby acaba de llegar a Summerville, Ohio, con su tranquilo terranova, Bowser. A regañadientes ha heredado el café de su abuela, pero no tarda mucho en meterse en líos gracias a sus galletas mágicas y calentar su vida con un exasperante profesor universitario.
Y luego está Daisy, programadora informática, y su hiperactivo Jack Russell terrier, Bailey. Su ordenado mundo se sale de madre cuando descubre el caos y conoce a un misterioso entrenador de perros cuyo estilo de enseñanza es, definitivamente, ponerse manos a la obra.
Finalmente, tenemos a Shar, profesora de historia antigua en el Summerville College, quien se despierta una mañana para encontrar a su neurótico teckel, Wolfie, gruñendo a un implacable dios sentado en la mesa de la cocina, la primera cosa en su vida para la cual no tiene ninguna referencia.

¿Qué demonios está pasando en esta ciudad? Abby, Daisy y Shar lo tendrán que descubrir antes de que una antigua diosa se apodere de Ohio meridional, y todo acabe condenado al Apocalipsis.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No estaría ni entre las mil ni las diez mil mejores, pero por razones que se me escapan, cuando Booklist hizo su Top 101, incluyó esta novela entre las mejores cien novelas románticas. Debo añadir que consiguió starred reviews tanto en Publishers Weekly como en Booklist.


CRÍTICA

Como suelo decir cuando hablo de la producción de Jennifer Crusie, hay tres fases: primero novelitas de estas genéricas; luego, contemporáneas y la tercera es lo que yo llamo «miscelánea», un poco de todo, en solitario y en compañía de otros.

Poco a poco, voy leyendo las que me quedan de su bibliografía.

Hoy toca una novela de su última época, escrita a tres manos, junto a Anne Stuart y Lani Diane Rich. No sabía si era una colección de relatos, o algún tipo de ensayo, ni siquiera qué clase de novela romántica podría ser, porque la había visto referenciada como comedia romántica y, también, paranormal.

Por otro lado, de Crusie me he leído casi todo, de Stuart alguna cosa y de Rich nada, lo que me hacía preguntarme si reconocería qué parte escribió cada una. Creía que me sería fácil, pero no. Hay algún toque de humor típicamente Crusie, sí, y cómo se representa a los perros me parece también muy suyo, desde luego las referencias cinematográficas creo que se las debemos a ella… Pero por lo demás, no sé muy bien cómo se organizaron para escribir esta novela.

A una pequeña ciudad del sur de Ohio llega Abby, una chica que acaba de heredar la casa y el café de su abuela. Tiene un perro, y acude a clases para enseñar a los perros a ser obedientes. Allí conocerá a otras dos mujeres con perro.

La clase es rara. La imparte un chico guapo y también hay una mujerona impresionante que les da un bebedizo extraño.

Pronto empiezan a suceder cosas raras, como comprender lo que dicen los perros. A Shar, profesora de historia antigua, se le aparece un dios mesopotámico en su dormitorio. Y la virginal Abby de repente se siente intensamente atraída por un hostil profesor de matemáticas a quien no parece caerle muy bien.

La trama viene a consistir en que hay una diosa que ha regresado a la vida, después de cuatro mil años. Quiere recuperar a sus siete sacerdotisas, y entre ellas estas tres mujeres que tienen unos poderes que ellas mismas desconocen. Cómo frustrar los planes de esta diosa y su malévola secuaz, Mina, es de lo que va el libro.

Mientras tanto, cada una de estas protagonistas encontrará el amor de su vida. Noah, un tipo que va a su aire; Christopher, el genio matemático y Samu, el dios revivido.

En general, es una novela bien escrita, en la que se agradecen los momentos de humor. Las escenas sexis son correctas, y los diálogos entre cada uno de los miembros de las tres parejas me han parecido bastante logrados.

No obstante, debo reconocer que no me atrapó ni me interesó demasiado lo que estaban contando. Supongo que si te gustan los perros te encantará ver cómo están aquí retratados, con tanta personalidad propia.

A mí, sin embargo, con los perros me pasa como con los niños en las novelas, que me dejan indiferente.

Luego, todas estas cosas paranormales no son lo mío. Ni los dioses ni las escenas de magia me atraen. Vamos, justo al contrario, todo lo irracional me desagrada bastante, me impide tomarme en serio la obra.

Reconozco que son cosas puramente personales, que me hicieron desconectar de buena parte del libro. A otros que tengan gustos diferentes pues puede gustarles bastante.

Una menos de Jennifer Crusie en mi lista de novelas suyas «pendientes de leer».

Valoración personal: psé, 2

Se la recomendaría a: los magufos con sentido del humor.

Otras críticas de la novela:

No he encontrado críticas en español. Si alguien conoce alguna, siéntase libre de poner el enlace abajo. Todas las que voy a incluir son en inglés. Se lo agradeceré.

En All About Romance le dieron una B

Una crítica del audiolibro, narrado por Renée Raudman, la encontramos en Carol’s Notebook. La califican con 3 estrellas sobre 5 y explica que la historia en sí es de lo más tonta y difícil de creer, incluso dentro del subgénero fantasía / paranormal. ¿Su parte favorita? Los perros que hablan.

Una C+ se merece para The Good, the Bad and the Unread

Beth E. McKenzie, en My Shelf, considera que es muy divertida. 

Para Read in a single sitting, no es un libro particularmente fuerte, y esperaba algo mejor de un libro en que aparece Jennifer Crusie como coautora.

Añado la reseña en Publishers Weekly y cierro con lo que explica Jennifer Crusie en su página web, sobre el origen de esta novela: que lo iban escribiendo en su tiempo libre, quedaban los domingos por la noche en un chat privado, y se mandaban escenas, divirtiéndose con ello, incluso creyendo que podrían no acabarlo nunca, solo por divertirse.

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