martes, 3 de noviembre de 2020

Crítica: “Julia”, de Karen Robards

 

Pigmalión siempre se enamora de… ¿su obra?



DATOS GENERALES

 

Título original: Loving Julia

Subgénero: histórica / 1841-1842

Fecha de publicación original en inglés: 1986

Páginas: 384

 

Edición en español (que yo conozca)

Traductor: Patricia Nunes Martínez

Fecha: 2013

Publicación: Esencia / Planeta

Páginas: 410

 

SINOPSIS (de la contraportada)

La ladronzuela Jewel Combs ha aprendido a sobrevivir en las calles de Londres y sabe que está condenada a la prostitución y a la deshonra. Pero el destino es caprichoso y quiere que su última víctima sea un caballero herido de muerte, quien, antes de fallecer, le propone matrimonio con el fin de burlarse de su familia.

A Sebastian, conde de Moorland, no le hace ninguna gracia que la descarada viuda haya ido a reclamar la herencia de su primo y no está dispuesto a dejarla vivir en su casa. Sin embargo, la joven le brinda una oportunidad para reírse de la alta sociedad y atormentar a su aristocrática madre.

Aunque el conde no contaba con que Jewel acabara convirtiéndose en Julia Atratham, una dama encantadora cuyas dotes de ladrona le robarán el corazón.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

No, Estaría como mucho entre las diez mil a las que merece la pena dar una oportunidad. Es una de esas novelas que Romantic Times consideró favoritas de todos los tiempos. Cuando se tradujo en España, en 2013, estuvo entre lo mejor del año para El rincón de la novela romántica. Y luego apareció entre las joyas románticas al menos en noviembre de 2019, con el tiempo no sé si se mantendrá ahí.

 CRÍTICA

A pesar de que compré esta novela en papel hace años, no la había leído aún.

Jewel Combs, una adolescente ladrona de los bajos fondos londinenses, participa en un golpe algo arriesgado: se trata de que ella funcione como anzuelo para aligerar los bolsillos de algún tipo rico.

Lo que ocurre es que uno de sus cómplices acabará asestando un golpe mortal a la víctima y salen de najas. Jewel lo socorrerá, para que no muera solo como un perro.

En agradecimiento, se casará con ella en el lecho de muerte, como una forma de reírse de su desagradable familia, sobre todo al «cabrón insensible» de su primo, el estirado Sebastian, conde de Moorland.

Cuando Jewel se presente en casa de Sebastian, reclamando la herencia como viuda del difunto, Sebastian está a punto de largarla con viento fresco. Lo que pasa es que ya veis que es una familia muy disfuncional, así que él también ve en Jewel una oportunidad de chinchar a su madre.

Empieza así un makeover que transformará a Jewel en una dama de la alta sociedad, refinada, que sabe hablar, moverse, vestirse y que, por encima de todo, mantiene la compostura, sin dejarse llevar por arrebatos.

Como vemos, hay mucho del mito de Pigmalión, con Sebastian haciendo de Jewel una mujer ideal, o a su medida. Es inevitable que acabe enamorado de ella. El creador se enamorará de su creación... Como mínimo, se siente atraído sexualmente, convencido como está, de que Jewel era una fulana.

Pero a pesar de que ella sea virgen, de matrimonio nada de nada.

Además, Sebastian es un sentido viudo que no desea contraer segundas nupcias. Su mujer murió violentamente y los rumores le echan la culpa a él.

👉 Intriga número uno, ¿será Sebastian un asesino…? ¿O fue un accidente, o hubo otra persona responsable?

👉 Intriga dos, ¿se pondrá celoso Sebastian o más bien le dirá que se vaya con quien la quiera…?

Más aún, no olvidemos que esto viene de que el primo de Sebastian murió en el curso de un robo en el que ella era cómplice.

👉 Intrigas tres y 👉cuatro: ¿qué pasará cuando Sebastian descubra que ella se vio implicada en la muerte de su primo? ¿Y el asesino localizará a Jewel/Julia y se la cargará para que no abra la boca y lo identifique ante las autoridades?

Por otro lado, Sebastian y Jewel han creado otra persona, otro carácter, un personaje irreal, Julia Stratham, que es aceptada en sociedad.

👉👉👉👉👉 Intriga cinco: ¿la seguirían aceptando si descubren quien es?

Es libro con niño: Chloe, hija de Sebastian y traumatizada por la muerte de su madre. Sebastian apenas se relaciona con ella. La madre de él, abuela de la niña, tampoco la trata con cariño precisamente. Jewel intenta acercarse a la cría, con algún avance, aunque su ánimo de ayudar no siempre da el resultado apetecido.

Es una de esas veces que la niña tiene cierto sentido en la trama y no está solo para despertar tiernos sentimientos.

Sí, hay sexo, explícito y pasable, teniendo en cuenta que este libro es de los años ochenta, a pesar de que a España llegara en 2013.

A mí me recuerdan algo a personajes de otras autoras.

Verbigracia, Sebastian me recordó a algún héroe de Georgette Heyer, aburrido de la vida y que hace las cosas solo por fastidiar a sus parientes: Lord Alverstoke de Frederica. Luego es verdad que vas descubriendo más su corazoncito y ves que hay cosas por las que él también sufre.

En Jewel/Julia ves a una chica como Danny, aquella raterilla de Johanna Lindsey que conocimos en Mi adorable bribona

En general, es una novela muy potable que aún se lee con agrado. Yo, desde luego, me lo pasé pipa porque estos asuntos de transformaciones, gente que se hace pasar por quien no es y esas cosas.

Se ve clara mi opinión, ¿no? Creo que ha aguantado dignamente el paso del tiempo.

Sí que hubo algún detalle que encontré un poco irritante (llamadme polilla, lo sé, lo soy, lo reconozco). Vamos a ver, ¿por qué la autora siente necesidad de decir al principio que están en el año 1841 y más adelante, que un matrimonio se celebra en 1842? No tiene sentido que seas tan preciso, yo creo que con la forma de vestir y tratarse la gente, las cosas que haces, ya ves que estás en algún momento indeterminado del siglo XIX.

El poner tanta precisión hace que corras el riesgo de meter la pata.

Y, efectivamente, la mete.

Por ejemplo, Jewel escucha al Big Ben dar las dos de la madrugada (pág. 12). Vale, el Big Ben no empezó a funcionar hasta 1859, o sea, casi veinte años después de la fecha en que supuestamente ocurre la novela. A poco que hayas estudiado Historia del Arte, sabes que el nuevo parlamento en estilo neogótico no se acabó de construir hasta pasado el medio siglo.

O en otro, bailan un vals. ¿Cuál? El Danubio azul, of course (pág. 311). De nuevo, a poco de historia de la música que sepas, te sonará que eso debió ser un poco más allá y, en efecto, es de 1866. O sea, es como si en una novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial (1941) pones a un personaje escuchando Good Vibrations (1966) de los Beach Boys.

En los ochenta no teníamos internet, cierto, pero creo que cualquier enciclopedia de papel te informaría de la fecha de estas obras de arte.

Son el tipo de detalle tonto que me hace salirme de la historia.

Pero vamos, dejando eso a un lado, ha sido una novela muy entretenida. Si tienes la oportunidad de leerla a un precio económico, no creo que lo lamentes.

Valoración personal: buena, 3

Warner, 1986

Se la recomendaría a: quienes disfruten de los makeovers.

 Otras críticas de la novela:

Empiezo con las críticas es español con El rincón de la novela romántica, como suele ser habitual. Hay dos críticas. A las dos les gusta mucho.

En Nuestras novelas, también es recomendada. 

Igualmente es positiva la reseña de Bibliotecaria Recomienda

Paso al inglés.

A maldivian’s passion for romance le pone 3,75 estrellas.

A chick who reads, 4 estrellas

Regan Walker, de Historical Romance Review, es más ambigua, reconoce que no sabe cómo puntuarla.  

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