El enemigo en
casa
DATOS GENERALES
Título original: Sure shot
Subgénero: contemporánea
Fecha de publicación
original en inglés: 2020
Parte de una serie: Brooklyn Bruisers #9 [u 8] / Brooklyn #4
Páginas: 276
SINOPSIS (según Fiction Data Base)
En la víspera de su
trigésimo cumpleaños, la agente deportiva Bess
Beringer está lista para hacer algunos cambios. Armada con un plan de cinco
años, indexado y codificado por colores, abordará su vida personal con el mismo
celo que aporta a su exitosa agencia.
Lo que no es parte de
ese plan es un jugador de hockey,
grande, alto y musculoso que acaba de ser transferido a los Bruisers de
Brooklyn: Mark «Tank» Tankiewicz. Un
tipo con una historia en la mochila. Es un solitario dispuesto a todo, con mala
reputación. Está de rebote. También el tipo más sexi que, por alguna loca
razón, ha decidido que lo que quiere es a Bess.
Ella es más lista que
todo eso. Pero al final se enamora estúpidamente de él, de todos modos. Y por
un tiempo parece que tal vez él hará lo mismo. Hasta que ella le pide lo único
que nunca podrá darle...
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Bueno, está bastante bien, en torno al puesto 1.220 de mi base de datos. Tuvo el premio Romance Choice en 2020 en contemporánea, empatada con Creole kingpin, de Meghan March. Más de un crítico a quien sigo le puso cinco estrellas, incluido Harlequin Junkie, Kimberly Faye Reads Romance y Amy Dickinson (Professor Romance). Además le dieron un 9 en What’s Better Than Books y A Limecello. Para quien le guste, tiene un planteamiento de second chance romance.
CRÍTICA
Esta es la novena de los Brooklyn
Bruisers, o la octava si excluyes Bountiful.
Sería la cuarta de la serie Brooklyn.
Entre esta y la
anterior hay dos historias cortísimas. «Do over» (Brooklyn #2.5; Brooklyn
Bruisers #6.5) es un audio de unos minutos de duración. Para oírlo gratis tienes
que suscribirte en una página. Tras leer comentarios en Goodreads, me pareció
que no merecía la pena.
La otra es «Lucky shot»,
precuela de esta Sure shot, aunque se
publicase después. En el orden de lectura que Sarina Bowen propone en su página web, la mete entre Super fan y Sure shot. Cuenta cómo se conocieron Mark y Bess cuando ella
cumplió los 21 y él tenía 23. Ya la comenté en Goodreads.
A Bess Beringer la hemos visto en novelas anteriores como agente
deportivo. Acercándose a los treinta, la vimos muy cariñosa con los niños que
van apareciendo. Ha decidido que le toca esforzarse más en encontrar a su media
naranja, elaborando un plan quinquenal para convertirse en esposa y madre.
Lo que menos se espera
ella es un reencuentro con Mark «Tank»
Tankiewicz (32).
Los Brooklyn Bruisers perdieron la
copa Stanley a manos de Dallas, algo que les tiene muy irritados. Y en parte fue
culpa de Tank.
Como el hockey es así, hoy aquí y
mañana allí, casi sin avisar, Tank se encuentra transferido de Dallas a Nueva
York.
A Mark se le junta todo: el
divorcio, el cambio a la costa Este y compañeros que lo reciben con bastante
hostilidad.
Las redes sociales están que arden.
Mark se peleó con su capitán, Palacio; los dos se divorcian justo ahora y a
Mark lo largan a Brooklyn. Como ni Mark ni su mujer dan explicaciones, los
blogs de cotilleos deportivos se imaginan lo que les da la gana.
Aquí hay un poco más de deporte que en otras de la serie.
Sobre todo, cómo les cuesta encajar a Mark en el esquema de los Bruisers. Drake
y Castro tienen que acostumbrarse a su forma de jugar. Mark no es un defensa
estático, como O’Doul, sino que se mueve rápido y puede encontrarse en
cualquier sitio, ganando velocidad y abriendo huecos para el juego. Los otros
tendrán que ser más ágiles para localizarle y pasarle la pastilla.
Mark es un poco chulito. Su lema
viene a ser más o menos a ver cuál es el máximo provecho que puede sacar de una
situación. Es gruñón y solitario. Todo lo que está pasando en su vida, le
avinagra un poco más.
Lo único positivo es reencontrarse
con Bess.
Porque sí, estos dos tienen una
historia, que leí en el relato corto «Pure shot». Hace nueve años, cuando ella
estaba empezando en esto de ser agente deportiva y él era un rookie sobradete. Se enrollan el día en
que Bess cumple veintiún años. Luego tienen una relación de meses hasta que
ella corta en seco, sin darle muchas explicaciones.
Nueve años después, más maduros, la
atracción entre ellos es exactamente la misma: explosiva. Mark toma la
iniciativa y es un poco manduquita, y a Bess, simplemente, le encanta, no puede
resistirse.
Y eso que ve que Mark no está por
repetir eso del matrimonio. Así que Bess sigue con citas en Tinder, buscando al
futuro padre de sus hijos.
Lo de estos dos es, al principio,
algo muy sexual, oculto, secreto, para que no se resienta la reputación de
ella. Un agente acostándose con deportistas… no pinta bien, aunque Mark no sea
cliente de ella.
El planteamiento second chance exige, primero, que
aquello que los separó sea algo serio, no una chorrada. Y sí, cumple con ese
requisito. Una vez que Bess explica lo que pasó, es lógico que ocurriera eso cuando ella era jovencita.
Y, segundo, que aquello que los
separó en el pasado haya desaparecido para que su final feliz sea creíble. También
lo encuentro: ambos están en otro momento de su vida, más adultos y seguros de
sí mismos. Lo que pasa es que, en la treintena, se les presentan nuevos
obstáculos, problemas más propios de esas edades.
Mark es más cerrado que una bombilla
y no comparte nada de su vida, ni qué le pasó con su mujer, ni con su capitán,
ni a cuento de qué lo transfirieron.
Todo eso es algo que se desarrolla
más en el último tercio de la novela. Para entonces entre ellos está todo el
pescado vendido, a mi modo de ver. Ya han decidido que se quieren y que lo suyo
no es flor de un día.
Es entonces cuando se revelan los
problemas que hubo en el matrimonio de Mark y puede influir en su nueva relación de
pareja.
Sigue siendo una novela narrada en
estilo NA; o sea, primera persona dual, de esas que me confunden. A veces creía
que lo contaba uno y luego resulta que era el otro. Aquí me he dado más cuenta
de esa narración en presente, aunque sigo pensando que en español queda más
raro usar ese tiempo verbal.
Y de nuevo, me irrita un poco esa
idea muy de Romancelandia de que si no hay niños de por medio, o en el futuro,
el final feliz no es creíble.
Me la leí en menos de veinticuatro
horas, porque me pilló una noche de insomnio. Y bien, te agarra, es
entretenida. Me imagino que es un par de días haya olvidado quiénes eran
estos. Pero desde luego es una de esas contemporáneas y sexis que merecen la
pena.
Seguiré con la serie. Ya me quedan
poquitas, y eso que meto también aquellas que se superponen a otras sagas, como
True North o The Company. Teniendo en cuenta el precio que tienen, unos cinco
euros, la verdad es que tienes que tener claro que te gusta el estilo de Sarina
Bowen. A mí me merece la pena, pero si no te va este tipo de contemporánea
deportiva quizá pueda sonarte excesivo.
Valoración personal: bien, 3
Se la recomendaría a: los fans de las second chances.
Otras críticas de la novela:
Limecello, en Tart Sweet, una A.
A novel glimpse, 5 estrellas.
Harlequin Junkie, 4 ½ estrellas.
What’s Better Than Books, 9/10.
She Reads Romance, 4 estrellas.
Undercover Binge Reader, 4 estrellas.
NO ESTÁ TRADUCIDA AL ESPAÑOL. Veo en Goodreads que sí lo está al alemán y al portugués.