lunes, 11 de abril de 2022

Crítica: “Tough guy”, de Rachel Reid

                                

                                            Qué bonito es a veces lo triste



DATOS GENERALES

Título original: Tough guy

Subgénero: contemporánea / LGBT

Fecha de publicación original: enero de 2020

Parte de una serie: Game Changers #3

Páginas: 262

 

NO TRADUCIDA AL ESPAÑOL

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

No tienen nada en común, entonces, ¿por qué Ryan se siente más él mismo cuando está con Fabian?

La estrella del hockey profesional Ryan Price puede ser un enforcer, pero fuera del hielo lucha contra la ansiedad. Recientemente traspasado a los Toronto Guardians, está decidido a comenzar de nuevo en la dinámica LGBTQ Village de la ciudad. Lo último que espera encontrar en su nuevo vecindario es un recuerdo del pasado en la fabulosa forma de Fabian Salah.

El aspirante a músico Fabian detesta el hockey. Pero eso no impide que se sienta atraído por cierto defensa fornido y de barba rojiza. No ha olvidado el beso que casi compartieron en la escuela secundaria, y está claro que la química entre ellos solo se ha intensificado.

Fabian está más que feliz de guiar a Ryan en la escena gay de Toronto. Entre clubes de baile y exhibiciones de arte, y el sexo más increíble, Ryan comienza a sentir algo que no había experimentado en mucho tiempo: alegría. Pero interpretar el papel de matón en el hielo ha pasado factura a su cuerpo y mente, y un futuro con Fabian puede significar colgar sus patines para siempre.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica?

Por razones que se me escapan, no la tengo en mi base de datos, a diferencia de las otras de la serie. No sé por qué pasó desapercibida. A mí me pareció muy buena.

CRÍTICA

Tantos años leyendo romántica, y aún me queda entusiasmo por algo nuevo. Me ha dado fuerte este año por las series de hockey sobre hielo. De momento, la que más me gusta es esta de los Game changers.

Tough guy es una historia emocional, que trata cosas serias, pero sin caer en el melodrama. Clínex que nos ahorramos.

Ryan Price no es una estrella del hockey como Scott Hunter (Game changer, #1) o Ilya & Shane (Heated rivalry, #2). Es uno más de la NHL. Este tiarrón de dos metros es lo que se llama un enforcer. Se dedica básicamente a intimidar, proteger a sus compañeros y pelearse con el rival. Pasa más tiempo en el congelador (penalty box) que dándole a la pastillita con el palito.

Para eso le contratan, para pelear, no para jugar. Lo sabe, lo acepta. Pero eso tiene un coste emocional.

Ryan padece ansiedad, clínicamente diagnosticada y medicada, problemas de autoestima, alguna fobia, incomodidad social... Con sus compañeros no se lleva; tiene fama de tío raro. Cambia de club casi cada temporada.

Cuando llega a Toronto, es solo un traspaso más. Se coge un pisazo en la LGBT Village, que viene a ser como el Chueca de allí. Un entorno tranquilo para él. Porque esta novela no gira en torno al armario. Justo ese problema Ryan no lo tiene.

El que sea un jugador más, y que cambie de equipo cada año, le ha permitido ser gay sin llamar la atención. No ha hecho bandera de su sexualidad, pero no la ha ocultado. Todo el mundo mira a otro lado porque… con Ryan, es lo que hacen, en todos los sentidos. Que sea gay a nadie le importa.

En una tienda del Village se reencuentra con Fabian Salah. Se conocieron hace trece años, cuando tenían diecisiete. La familia de Fabian acogió a Ryan cuando dejó su pueblecito de Nueva Escocia para dedicarse al hockey más en serio.

Fabian es violinista y compositor. Su carrera de músico independiente está despegando justo ahora.

Odia el hockey, un deporte en el que todos se dan de mamporros y empujones, lleno de bocachanclas que se llaman de todo menos bonitos, y luego tiene que ir Ryan, como el primo de Zumosol, a salvar a las estrellas.

Pensadlo. Estamos ante un deporte en que se ve normal que, en un momento, dado dos rivales se quiten los guantes, se agarren del jersey, se peguen puñetazos, mientras el juego va por otro lado o está parado. Los árbitros y asistentes se lo piensan antes de intervenir. Los jugadores siguen dándose de leches hasta que alguno o los dos caen al suelo. Luego se va cada uno a su penalty box, ensangrentados y felices porque han demostrado lo machos que son.

Fabian detesta todo esto. Aborreció a aquellos tipos que invadían su casa familiar cada temporada… salvo a Ryan.

Se hicieron más o menos amigos. Hasta se enamoriscaron un poco, aunque no se lo dijeron. Tenían diecisiete años y todas las inseguridades del mundo.

Ahora es distinto. Un poco. Ryan sigue con un montón de inseguridades, acrecentadas por su ansiedad y sus fobias, su sensación de incomodidad, de no encajar en ningún sitio que no sea la pista de hielo. Salvo que cada vez le gusta menos ser siempre el bruto del equipo.

Para Ryan, Fabian es el tipo perfecto: seguro de sí mismo, muestra quién es y lo que le gusta sin cortarse. Si se maquilla, lleva brilli-brilli o o ropa interior de encaje, lo hace, y si a alguien no le gusta, es su problema.

Su dinámica me recordó a Crossing the touchline, de Jay Hogan,  que emparejaba a un rugbier mazáo con un enfermero muy plumífero.

Aunque son muy diferentes, Ryan y Fabian renuevan su amistad, aunque tienen sentimientos más profundos. Podrían ser algo más. Si no fuera por los obstáculos emocionales que ellos mismos se crean.

A diferencia de las dos primeras entregas, lo erótico no tiene tanto peso. Está más equilibrada que la primera de la serie: Game changer era todo sexo hasta la mitad y el romance a partir de ahí. Aquí mezcla lo físico y lo emocional, con énfasis en lo segundo.

La historia se centra más en Ryan, que por fin ha hecho un amigo en el vestuario, se cuestiona su papel en el hockey, se abre un poco haciendo otras cosas… Su vida es menos solitaria, dentro de lo que puede, claro, si consideras su trastorno ansioso.

Lo que marca la diferencia en esta novela es justo que trate esos temas complejos psicológicamente.

😍Ilya, el robaescenas, 😍aparece dos o tres veces. Con él me pasa como con Phoebe Somerville: cuando salía de secundaria en otras novelas de los Chicago Stars, solo me fijaba en ella, ensombrecía a los demás personajes. Pues eso pasa con Ilya en esta serie de los Game Changers, que si está en escena solo lo miras a él.

Lo bueno es que Rachel Reid no mete a Ilya porque sí. Al contrario, tiene todo el sentido del mundo que sea precisamente Ilya el que hable con Ryan de determinadas cosas.

Creo que el título Tough guy, «tipo duro», no es casual. Tough Guy: My Life on the Edge es la biografía de un enforcer canadiense, Bob Probert, famoso por sus peleas, sus problemas legales, creo que tuvo algo con las drogas, y murió de un ataque al corazón a los 45 años de edad.

Al final del libro, entre los agradecimientos, dice Rachel Reid:

Quiero dar un enorme reconocimiento a todos los atletas profesionales, especialmente jugadores de hockey, que han hablado o escrito con coraje y franqueza sobre sus propias luchas con los problemas mentales, las adicciones y las fobias, y la cultura de masculinidad tóxica que puede convertir los deportes de equipo en algo tan difícil para tanta gente.

Pues eso.

Es una novela tan intensa emocionalmente, que tuve que reposar unos días antes de lanzarme a por la cuarta de la serie.

Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de héroes emocionalmente dañados.

Otras críticas de la novela:

Solo he encontrado críticas en inglés. En español, solo esta entrada de Mi pequeño escape con la sinopsis de cada uno de los libros de la serie. 

What’s Better than Books 8,5/10

Dear Author, B/B+

All About Romance, B

The Novel Approach Reviews, 4 estrellas.

Under the Covers 3,5 estrellas

My World of Books, positiva, aunque no le acabó de gustar Fabian. 

... Y si quieres saber un poco más de la historia. en su blog Rachel Reid explicó de donde le vino la idea, y cómo es eso que chicos jóvenes que empiezan a jugar al hockey de élite se alojan gratis en casas de fans del hockey. 

4 comentarios:

  1. Que ganas de seguir con la serie!! A ver cuando le toca, tengo una lista de lecturas pendientes kilométrica... gracias por la reseña 😊😀

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    1. Ay, es nuestro problema, demasiados libros por leer y poco tiempo... Ahora, me encanta cuando una serie me engancha tanto como esta. Devoro las historias como si no hubiera un mañana.

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  2. Que buena pinta tiene la novela!!! Traducción ya!! (¿Habrá alguna editorial por aquí leyendo?)

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    1. Esta serie de los Game changers está genial, me tiene enamorada. Confío en que la sexta entrega, y creo que última, sea de las triunfadoras del año, pero ni aún así la traducirán. Yo lo de las editoriales lo dejo por imposible. Hay tantísimas autoras consagradas (Julie James, Sherry Thomas, Joanna Bourne, Meljean Brook, Lucy Parker...) con novelas espectaculares, a las que llevan años ignorando, como para prestarle atención a una canadiense que escribe male/male romance.

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