... O cómo librarse de las bombas gracias al Wonderbra
A fuego lento
Slow Burn
Por Julie Garwood ‧ Fecha: septiembre de 2005
Al principio del libro, vemos cómo a Kate Mackenna le salva la vida el sujetador. No, no me lo invento, te lo dicen literalmente así en la primera frase de presentación de la heroína, al inicio del capítulo 2:
El Wonderbra de Kate MacKenna le salvó la vida.
Es gracioso, es un humor un poco tonto el que a veces mete la Garwood. Kate se libra por los pelos (por el Wonderbra) del estallido de una bomba. Yo pensé que el chico de la película sería un policía que aparece en esta investigación, llamado Nate, pero resulta que no, sino un tipo que no aparece hasta el 20 % del libro.
Resulta que Kate tiene que irse de su pequeña localidad sureña (Silver Springs) a Boston, porque su amiga Jordan tiene un pequeño problema. Al regreso, padecerá otras situaciones en que su vida corre riesgo, y de ahí que su Jordan le mande a su hermano, Dylan Buchanan (de los Buchanan de toda la vida, que dan nombre a la serie), un ligón de cuidado.
Este policía bostoniano es la némesis de Kate desde hace años. Tú ya sospechas que esto es lo típico del chico que le tira de las coletas a la chica que le gusta porque eso en la cabeza masculina tiene algún sentido. Ahora, ella tampoco se ha quedado manca a lo largo de los años torciéndole más de algún plan.
Entre los dos tienen que desentrañar quién es el que está detrás de estos intentos contra la vida de Kate. En principio, no parece lógico: tiene una pequeña empresa de velas aromáticas y lociones corporales, y un montón de deudas derivadas de las facturas médicas de su madre. ¿Quién va a tener nada en contra de ella?
Sí, lo de las facturas médicas es uno de esos puntos de la trama que a los europeos occidentales nos deja un poco sorprendidos, que una familia se pueda arruinar por la enfermedad de uno de sus miembros. Otro choque cultural se produjo, para mí, con la frase «Jordan no cocinaba. Vivía de comida a domicilio o congelada. Si no se podía meter en el microondas, no lo compraba». Al menos, desde el punto de vista de la cultura española, no tiene mucho sentido; si no cocinas, y sobrevives con alimentos precocinados o de encargo, tienes todas las papeletas para el sobrepeso y otras enfermedades evitables.
Pero con el tiempo, le ves el sentido a lo que te contaron en el capítulo 1, un señor que explica qué testamento hizo y por qué.
En medio, pasa entre ellos lo que tiene que pasar, y mira que Kate sabe que Dylan es de los de «hoy contigo, mañana, no»; pero la carne es débil, y el corazón de una buenaza como Kate, aún más. En fin.
A estos protagonistas de la Garwood lo físico se les da de miedo y andan revolcándose entre las sábanas a las primeras de cambio, pero lo de enemorarse... eso ya es algo... que les cae encima de repente, casi como una maldición bíblica.
—Oh, no —gimió ella. Estaba enamorada de él.
La verdad la asombró. ¿Cuándo había ocurrido esta cosa tan terrible? […] Le llevaría años de terapia comprenderlo.
De todos los hombres del mundo de los que podía enamorarse, tenía que escoger al Sr. Amarlas-y-dejarlas.
Como me he leído Grace under fire antes que ésta, ya me conocía a las hermanas MacKenna. Ha sido gracioso verlas antes, sobre todo a Isabel, la heroína de aquella, cuando era una adolescente charlatana y empeñada en encontrarle novios a sus hermanas. Una pena, pero creo que al final, Garwood no escribió el libro de Kiera.
Pues así a lo tonto, a lo tonto, he leído casi veinte de las 35 novelas que publicó la autora. Mira que en cosas históricas no me gusta, pero chica, la que he leído del Oeste, y sobre todo éstas de suspense, me van un montón. Ya verás cómo acabo leyendo toda su bibliografía, aunque sea por los jajas.
Slow Burn es, como las otras de la serie, suspense ligero en el sentido de que no hay detalles gore, ni te fuerzan a estar en la mente de asesinos o violadores, como ocurre a veces en este género.
Tampoco acaba pasando realmente nada malo, los buenos son rebuenos (y guapos), los malos malísimos (y feos), y todo se resuelve bien y con alguna sorpresita para el lector, que por eso estamos en suspense romántico.
El esquema es siempre el mismo: chica en peligro y mocetón al servicio de la ley que se encarga de protegerla, investigar y salvarla. Aunque más de una vez, es ella la que resuelve hábilmente más de un problema. Como hace aquí la heroína al final, con algo que no puedo destripar.
La he leído en digital, en inglés, así que no sé cómo estará la traducción.
Mi experiencia: buena, 3 estrellas.
1.ª edición, 9/2005
Ballantine
Print / eBook / Audio
Parte de una serie: Buchanan-Renard #5
Páginas: 424
ISBN13: 9780345453846
En España:
ISBN 13: 978-84-666-3082-5
Traductor: Joan Soler Chic
1/2007, Vergara
Descripción: 336 págs.
Colección: Seda
Crítica en Lo que quiera leer hoy.


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