domingo, 29 de enero de 2017

Crítica: “Anhelos ocultos”, de Sandra Brown



Esta es su primera novela larga. Un matrimonio de conveniencia en el Oeste.
Ilustración de la portada: © Charles Gehm
Plaza & Janés, marzo 1997


DATOS GENERALES
Título original: Hidden Fires
Subgénero: histórica/Oeste
Fecha de publicación original en inglés: julio de 1982
Pseudónimo: Laura Jordan

SINOPSIS (de la contraportada)
Lauren Holbrook abandona Boston huyendo de un mezquino pretendiente. En Texas la aguarda un interesante futuro: un rico hacendado le ha ofrecido un empleo bien remunerado. Pero cuando llega a la mansión, descubre que su protector ha muerto repentinamente y la viuda de éste tiene planes muy distintos para ella. Pretende casarla con su único hijo, Jared Lockett, un redomado vividor de legendaria mala fama. Lauren ignora los oscuros motivos de tan descabellada propuesta, pero no tiene más remedio que aceptar.

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?
No estaría entre las mil mejores, pero sí que tiene mérito como para estar en el puesto dos mil y pico. Cuando en El rincón de la novela romántica escogieron el Top 10 de las novelas románticas del Oeste, incluyeron esta obra. En esa misma página web, Anhelos ocultos aparecía como pieza del Ajuar de la lectora romántica.

CRÍTICA
Sandra Brown publicó esta novela en 1982, bajo el seudónimo de Laura Jordan. Lo usó para esta y The Silken Web, luego la editorial quebró. Al principio de mi edición Cisne hay una nota de la autora diciendo que es una novela decisiva en su carrera porque fue su primera novela romántica.
Yo no la leí hasta los noventa. De hecho, en mi ejemplar aún conservo la etiqueta en pesetas del Fnac-L’Illa, año 1997.
La historia va de Lauren, una virtuosa joven educada en una de las Carolinas, no sé si del Norte o del Sur, por un pastor y su esposa. Allí conoce a un antiguo amigo de su tutor, llamado Ben Lockett, quien le ofrece ir a Texas.
Pero ella declina… Hasta que tiene una mala experiencia con un indeseable y decide poner tierra de por medio, decidida a emprender una nueva vida en Texas.
Solo que cuando llega, Ben ha muerto y no hay ningún puesto de trabajo esperándola. Pronto conocerá al resacoso Jared, un tipo nada amigable. Y menos simpatía despierta en la fría madre de éste, Olivia.
Pero casi sin que se dé cuenta, acaba casada con el sexy Jared. Matrimonio de conveniencia al canto.
Aunque Jared es más bien un vividor, se preocupa por la gente de su rancho. Desde luego, más que su madre, que aprovecha su viudez para plantearse negocios que su difunto marido habría rechazado.
A Jared le atrae Lauren. Y a ella, él, aunque como es tan virginal, no se explica del todo lo que la pasa. El problema es que a él se le ha metido entre ceja y ceja que Lauren fue la amante de su padre.
Es fácil sentir empatía hacia Lauren, virginal heroína víctima de maquinaciones ajenas. Intenta encajar en una sociedad nueva para ella: en otro estado, sin un hogar al que volver, rodeada de extraños hostiles y casada con un sombrío vaquero. Pero hace de la necesidad virtud y, gracias a su bondad de corazón, conecta con la gente más desfavorecida. En todas las circunstancias sabe mantener su dignidad. Salvo quizá, por cierta obsesión, impropia de una dama, por el “voluminoso bulto entre los muslos” de su marido.
Durante años Jared se ha dedicado a la bebida y las mujeres. Además, pasó una traumática experiencia en la Guerra de Cuba. Cree que Lauren era cómplice de los planes de Ben. Así que este tipo tan poco amable no se muestra la menor consideración hacia su esposa de conveniencia.
Jared intenta resistirse a la atracción por Lauren. Pero su relación mejora casi sin que se den cuenta. Es posible que el “gran malentendido” se alargue demasiado. Cuando Lauren decide que lo ama (por alguna misteriosa razón, ya que él no ha hecho gran cosa por merecerlo), está decidida a luchar por este matrimonio. Las escenas eróticas son de buen gusto, aunque nada especialmente chispeante. La actitud de Jared hacia su mujer es “tipo montaña rusa”: ahora te odio, luego te aprecio, después te vuelvo a ignorar, y al final no puedo vivir sin ti.
Los secundarios son un atractivo añadido. Aparecen personajes bondadosos, como las estupendas mujeres mexicanas que apoyan a la heroína en sus malos momentos y a las que ella también ayuda. Pero también acechan malos muy desagradables, siendo especialmente odiosos Kurt y Olivia.
La ambientación histórica me parece que está bien lograda, describiendo un momento de cambio en la historia de Texas cuando se estaba tendiendo el ferrocarril hacia el Oeste. En esta compleja sociedad conviven vaqueros, empresarios del ferrocarril, los agricultores, gente anglosajona y otros hispanos compartiendo (o compitiendo por) la tierra y el agua. Eso no quita para que te encuentres algún aspecto un poco anacrónico, como que un personaje diga que Jared no ha superado las “secuelas psicológicas” de la guerra.
No debe despistar su título, algo cursi, que podría hacernos pensar en una novelita anodina. Tiene un principio un poco lento, pero en cuanto te metes en el nudo de la historia, no puedes dejar de leer. No es tan predecible como otras novelas románticas históricas y, sobre todo en su parte final, predomina la intriga. Para mí, es de lo mejor que escribió Sandra Brown a principios de los ochenta.
Esta novela me gusta siempre que la leo y la releo. Creo que aguanta muy bien el paso de los años y aún puede proporcionar una buena lectura treinta y cinco años después de su publicación. Para ser la primera novela larga de Sandra Brown, me parece que está muy bien tejido el argumento, bien representados los distintos personajes, aunque a veces sean figuras un poco tópicas.
Es curioso que Sandra Brown no siguiera este camino. Años después publicó los dos libros de los Coleman, pero ya no volvió al Oeste histórico. Siguió con novelitas tipo harlequín hasta que al final de los ochenta, se decantó más hacia el suspense romántico.

Valoración personal: muy buena, 4, para conservar y releer.

Se la recomendaría a: los aficionados a las novelas del Oeste.

Otras críticas de la novela:
En El rincón de la novela romántica aparecen tres críticas, entre ellas una versión anterior a esta mía.
En All About Romance le hicieron en 1998 una crítica de C al considerarla una novela romántica normalita, sin nada especial, pero que tampoco te hará tirar el libro al otro lado de la habitación.
Como no he encontrado más críticas, sólo me queda enlazar a la página de GoodReads, donde tiene una valoración de 3,9/5.  

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