viernes, 29 de septiembre de 2023

Crítica: “Lavender’s Blue”, de Jennifer Crusie & Bob Mayer


Una gozada

 


DATOS GENERALES

 

Título original: Lavender’s Blue

Subgénero: contemporánea/suspense

Publicación: 2023

Parte de una serie: Liz Danger #1

Páginas: 460

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

Liz Danger ha vuelto a casa después de quince años para entregar un gigantesco oso de peluche a su madre, por su cumpleaños (color: rojo culpable) cuando un policía con un culo estupendo la para por exceso de velocidad, le aprieta las tuercas de las llantas en su rueda trasera, la saca de una zanja, no le pone una multa y la ayuda a evitar a su familia. Este es un hombre con auténtico potencial.

Vince Cooper para a Liz por exceso de velocidad y la vida se vuelve mucho más interesante. Luego la encuentra en el bar local la noche siguiente y se da cuenta de que «interesante» no es suficiente para describir lo que le va a pasar teniendo a Liz en su vida.

Mientras Liz maneja su familia disfuncional, las llamadas de su extravagante jefa desde Chicago, su ex aún interesado, un perro salchicha con problemas, una boda desastrosa, asalto, asesinato y trescientos noventa y tres osos de peluche, Vince aparece para ayudarle en todo esto, a pesar de que sabe que el verdadero peligro para él en Burney es el que vino con su propia etiqueta de advertencia, Liz Danger.

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Acaba de salir, y no tengo ni idea de cómo la van a recibir. Para mí, es uno de los acontecimientos del año.

CRÍTICA

¿Cómo iba a dejarlo pasar?

Primero, porque Crusie es una de mis autoras románticas preferidas, y hace una década que no publicaba nada.

Segundo, porque a una colaboración anterior entre ella y Bob Mayer, Agnes and the Hitman le di cinco estrellas. 

Ahora, cuando empecé a leer, la primera, en la cara. ¡Primera persona dual! Et tu brute…?

Me costó entrar en calor, con esta forma de narrar que tan extraña me resultaba para el dúo Crusie/Mayer.

Don’t panic. Aunque lo cuenten así, no habrá aquí rumiaciones inútiles ni confusión sobre quién «habla» en cada momento.

Aunque se cuente en primera persona, lo que predominan son los diálogos ingeniosos y eso tan difícil de encontrar y que marca toda comedia, el ritmo, el timing.

Liz y Vince tienen personalidades muy marcadas. Diferentes, pero atractivos ambos, cada uno a su manera.

El inicio es taaaaaaan típico de romántica…

Elizabeth Danger (33) «Liz» regresa al pueblo de su infancia, un villorrio de mala muerte en Ohio. Su (mala) fama la precede.

Nada más entrar, un policía la para por exceso de velocidad.

Es Vince Cooper, exsoldado y antiguo poli neoyorquino que ha recalado allí en busca de un entorno más tranquilo.

Vince Cooper la mira, y le gusta lo que ve.

El plan de Liz es llegar, dar a su madre un regalo de cumpleaños (un oso de peluche gigantesco) y largarse echando leches.

Está camino de Chicago para reunirse con su cliente, una señora estupenda que está «escribiendo» su autobiografía.

Tú, avezado lector, ya intuyes que Liz no escapará tan fácilmente de esa small town.

Desde ese primer encuentro, la química entre Liz y Vince es de las estratosféricas: la mujer peligrosa (la realidad es ligeramente diferente) y el tipo callado, estable, alguien en quien confiar, que viene al rescate incluso cuando no te lo esperas.

No es de extrañar que pronto cedan a la tentación, es cosa de una noche… Ya sabemos cómo van estas cosas, una noche pasan a ser dos, o tres…

La mano de Bob Mayer, antiguo veterano, se nota en el realismo que hay tanto en el personaje de Vince, que actúa, se expresa y se comporta de manera masculina, como en la subtrama referente al ejército.

Me gustó especialmente cómo cuenta la relación entre Liz y su madre. Ésta siempre anda criticando a su hija, sin ser muy consciente, algo que a Liz le duele. Llegará un momento en que Liz decida marcarle límites.

Lo hace de una forma que suena emocionalmente muy hábil. Coincide con cosas que he oído a psicólogos profesionales.

Liz le dice a su madre: «Yo no soy responsable de tus sentimientos».

Eso es lo primero: cada uno es responsable de sus propias emociones, no el resto de personas. Así que si te dicen algo y te sientes mal, es cosa tuya. A ti te toca procesarlo y cambiarlo.

Pero, ¿entonces no puedes decir a nadie lo que te parece mal?, preguntaréis vosotras, lo mismo que la madre de Liz.

Liz le contesta que sí, claro. Pero hay que hacerlo «desde el yo», como he oído a algún terapeuta. O sea, no me llames tal o cual cosa, cuéntame cómo lo vives tú.

Puedes decir «No me gusta lo que acabas de decir». No puedes decir «Eres mala». Hay una diferencia.

¿No os parece que es algo que la gente hacemos mal? Sobre todo cuando se plantean polémicas políticas. No hace falta que os mencione ideologías antipáticas que se basan en, simplemente, ir etiquetando a los demás y sus sentimientos (eres XXfobo, eres YY). Esto no lleva a ningún sitio, más allá de la irritación del que lo escucha. 

Lo lógico sería decir me siento fatal o yo no pienso así, me siento incómodo por tus palabras, o en realidad las cosas yo las veo diferentes por esto y por eso.

Si creyéramos en el diálogo y en la convivencia pacífica entre personas con diferentes opiniones, lo haríamos mucho mejor.

Como el personaje de Liz quiere mantener una relación con su madre, le explica estas cosas porque, como ella dice, «Siempre te querré. Es solo que no puedo permitirte hacerme infeliz nunca más».

Se ambienta en una «ciudad pequeña, infierno grande». Todo el mundo cotillea la vida de los demás, y sin embargo hay secretos que se guardan durante años…

Por debajo de la aparente tranquilidad, subyace cierta corrupción, un sofocante clasismo y ricos o poderosos que acaban saliéndose con la suya en muchas cosas.

Como es suspense romántico, hay una muerte violenta, de esas que te dejan un poco helada. La víctima es un personaje al que has cogido algo de cariño, porque lo conoces, tiene líneas de guion, no te parece tan mala persona como en principio podrías pensar.

Aunque es una trilogía, Liz y Vince tienen aquí su final feliz.

Aparte del misterio por resolver, de la tensión sexual (y emocional) no resuelta, lo que me atrae de este libro es sobre todo el estilo, esa forma de narrar de dos personas (Crusie y Mayer) inteligentes, que saben de lo que hablan, con diálogos ingeniosísimos, y que tienen eso que dije más arriba, el timing.

Me resultó una gozada leer diálogos tan ingeniosos, chistes tan bien elaborados. La ligereza en las palabras encubre cargas de profundidad. Como es propio de Crusie, si las pillas bien y si no, es tu problema.

Así es como se cuentan estas cosas, con la soltura de un guion de rom-com televisiva.

Esa es, para mí, la esencia de Jennifer Crusie, el ingenio trufado de mala leche y referencias pop. Cómo presenta los personajes, cómo lía la madeja, las gracietas muchas veces con retranca.

Le doy cuatro estrellas por comparar con la otra colaboración que tuvieron, Agnes and the Hitman me pareció todavía más loca. 

Bueno, y también porque el supuesto gran secreto y el suspense me parecieron bastante fáciles de intuir.

Estoy deseando ver cómo sigue la cosa. Hay unos cuantos detalles que este libro deja sin explicar.

Valoración personal: notable, 4

Se la recomendaría a: quienes gusten de la comedia bien contada.

Otras críticas de la novela:

¿Os podéis creer que no he encontrado críticas en páginas web a pesar de que, para mí, esta novela es uno de los acontecimientos de la temporada?

¿Qué pasa, que han decidido ignorar a una de las grandes, que publica después de una década de silencio?

¿Hay algún boicot en marcha que yo ignoro?

¿O es que simplemente salió a finales de julio y todavía no les ha dado tiempo a leer y comentar…?

Así que os dejo con los sospechosos habituales, Goodreads y Amazon. En la primera tiene una media de 4.61 estrellas y en la segunda, de 4.7

Añado algo muy útil que publicó Jennifer Crusie en su blog, que es un esquema de los personajes que pululan por esta novela, a Lavender’s Blue carácter chart.

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