Una gozada
DATOS GENERALES
Título original: Lavender’s Blue
Subgénero: contemporánea/suspense
Publicación: 2023
Parte de una serie: Liz
Danger #1
Páginas: 460
SINOPSIS (según Fiction Data Base)
Liz Danger ha vuelto a casa después de quince años para
entregar un gigantesco oso de peluche a su madre, por su cumpleaños (color:
rojo culpable) cuando un policía con un culo estupendo la para por exceso de
velocidad, le aprieta las tuercas de las llantas en su rueda trasera, la saca
de una zanja, no le pone una multa y la ayuda a evitar a su familia. Este es un
hombre con auténtico potencial.
Vince Cooper para a Liz por exceso de velocidad y la vida
se vuelve mucho más interesante. Luego la encuentra en el bar local la noche
siguiente y se da cuenta de que «interesante» no es suficiente para describir
lo que le va a pasar teniendo a Liz en su vida.
Mientras Liz maneja su
familia disfuncional, las llamadas de su extravagante jefa desde Chicago, su ex
aún interesado, un perro salchicha con problemas, una boda desastrosa, asalto,
asesinato y trescientos noventa y tres osos de peluche, Vince aparece para ayudarle
en todo esto, a pesar de que sabe que el verdadero peligro para él en Burney es
el que vino con su propia etiqueta de advertencia, Liz Danger.
¿Entra dentro
de “Lo mejor de la novela romántica”?
Acaba de salir, y no tengo ni idea de cómo la van a recibir. Para mí,
es uno de los acontecimientos del año.
CRÍTICA
¿Cómo iba a dejarlo pasar?
Primero, porque Crusie es una de mis
autoras románticas preferidas, y hace una década que no publicaba nada.
Segundo, porque a una colaboración
anterior entre ella y Bob Mayer, Agnes and the Hitman le di cinco estrellas.
Ahora, cuando empecé a leer, la primera,
en la cara. ¡Primera persona dual! Et tu
brute…?
Me costó entrar en calor, con esta
forma de narrar que tan extraña me resultaba para el dúo Crusie/Mayer.
Don’t panic. Aunque lo
cuenten así, no habrá aquí rumiaciones inútiles ni confusión sobre quién «habla»
en cada momento.
Aunque se cuente en primera persona,
lo que predominan son los diálogos ingeniosos y eso tan difícil de encontrar y
que marca toda comedia, el ritmo, el timing.
Liz y Vince tienen personalidades
muy marcadas. Diferentes, pero atractivos ambos, cada uno a su manera.
El inicio es taaaaaaan típico de
romántica…
Elizabeth Danger (33) «Liz» regresa
al pueblo de su infancia, un villorrio de mala muerte en Ohio. Su (mala) fama
la precede.
Nada más entrar, un policía la para por
exceso de velocidad.
Es Vince Cooper, exsoldado y antiguo
poli neoyorquino que ha recalado allí en busca de un entorno más tranquilo.
Vince Cooper la mira, y le gusta lo
que ve.
El plan de Liz es llegar, dar a su
madre un regalo de cumpleaños (un oso de peluche gigantesco) y largarse echando
leches.
Está camino de Chicago para reunirse
con su cliente, una señora estupenda que está «escribiendo» su autobiografía.
Tú, avezado lector, ya intuyes que Liz no escapará tan
fácilmente de esa small town.
Desde ese primer encuentro, la
química entre Liz y Vince es de las estratosféricas: la mujer peligrosa (la
realidad es ligeramente diferente) y el tipo callado, estable, alguien en quien
confiar, que viene al rescate incluso cuando no te lo esperas.
No es de extrañar que pronto cedan a
la tentación, es cosa de una noche… Ya sabemos cómo van estas cosas, una noche
pasan a ser dos, o tres…
La mano de Bob Mayer, antiguo
veterano, se nota en el realismo que hay tanto en el personaje de Vince, que
actúa, se expresa y se comporta de manera masculina, como en la subtrama
referente al ejército.
Me gustó especialmente cómo cuenta
la relación entre Liz y su madre. Ésta siempre anda criticando a su hija, sin
ser muy consciente, algo que a Liz le duele. Llegará un momento en que Liz
decida marcarle límites.
Lo hace de una forma que suena
emocionalmente muy hábil. Coincide con cosas que he oído a psicólogos
profesionales.
Liz le dice a su madre: «Yo no soy
responsable de tus sentimientos».
Eso es lo primero: cada uno es
responsable de sus propias emociones, no el resto de personas. Así que si te
dicen algo y te sientes mal, es cosa tuya. A ti te toca procesarlo y cambiarlo.
Pero, ¿entonces no puedes decir a
nadie lo que te parece mal?, preguntaréis vosotras, lo mismo que la madre de
Liz.
Liz le contesta que sí, claro. Pero hay
que hacerlo «desde el yo», como he oído a algún terapeuta. O sea, no me llames
tal o cual cosa, cuéntame cómo lo vives tú.
Puedes decir «No me gusta lo que acabas de decir». No puedes decir «Eres mala». Hay una diferencia.
¿No os parece que es algo que la gente hacemos mal? Sobre todo cuando se plantean polémicas políticas. No hace falta que os mencione ideologías antipáticas que se basan en, simplemente, ir etiquetando a los demás y sus sentimientos (eres XXfobo, eres YY). Esto no lleva a ningún sitio, más allá de la irritación del que lo escucha.
Lo lógico sería decir me siento
fatal o yo no pienso así, me siento incómodo por tus palabras, o
en realidad las cosas yo las veo
diferentes por esto y por eso.
Si creyéramos en el diálogo y en la
convivencia pacífica entre personas con diferentes opiniones, lo haríamos mucho
mejor.
Como el personaje de Liz quiere
mantener una relación con su madre, le explica estas cosas porque, como ella
dice, «Siempre te querré. Es solo que no puedo permitirte hacerme infeliz nunca
más».
Se ambienta en una «ciudad pequeña,
infierno grande». Todo el mundo cotillea la vida de los demás, y sin embargo
hay secretos que se guardan durante años…
Por debajo de la aparente
tranquilidad, subyace cierta corrupción, un sofocante clasismo y ricos o
poderosos que acaban saliéndose con la suya en muchas cosas.
Como es suspense romántico, hay una
muerte violenta, de esas que te dejan un poco helada. La víctima es un
personaje al que has cogido algo de cariño, porque lo conoces, tiene líneas de
guion, no te parece tan mala persona como en principio podrías pensar.
Aunque es una trilogía, Liz y Vince
tienen aquí su final feliz.
Aparte del misterio por resolver, de
la tensión sexual (y emocional) no resuelta, lo que me atrae de este libro es
sobre todo el estilo, esa forma de narrar de dos personas (Crusie y Mayer)
inteligentes, que saben de lo que hablan, con diálogos ingeniosísimos, y que
tienen eso que dije más arriba, el timing.
Me resultó una gozada leer diálogos
tan ingeniosos, chistes tan bien elaborados. La ligereza en las palabras
encubre cargas de profundidad. Como es propio de Crusie, si las pillas bien y
si no, es tu problema.
Así es como se cuentan estas cosas, con
la soltura de un guion de rom-com
televisiva.
Esa es, para mí, la esencia de
Jennifer Crusie, el ingenio trufado de mala leche y referencias pop. Cómo presenta
los personajes, cómo lía la madeja, las gracietas muchas veces con retranca.
Le doy cuatro estrellas por comparar con la otra colaboración que tuvieron, Agnes and the Hitman me pareció todavía más loca.
Bueno, y también porque el supuesto
gran secreto y el suspense me parecieron bastante fáciles de intuir.
Estoy deseando ver cómo sigue la
cosa. Hay unos cuantos detalles que este libro deja sin explicar.
Valoración personal: notable, 4
Se la recomendaría a: quienes gusten de la comedia bien
contada.
Otras críticas de la novela:
¿Os podéis creer que no
he encontrado críticas en páginas web a pesar de que, para mí, esta novela es
uno de los acontecimientos de la temporada?
¿Qué pasa, que han
decidido ignorar a una de las grandes, que publica después de una década de
silencio?
¿Hay algún boicot en
marcha que yo ignoro?
¿O es que simplemente
salió a finales de julio y todavía no les ha dado tiempo a leer y comentar…?
Así que os dejo con los
sospechosos habituales, Goodreads y Amazon. En la primera tiene una media de 4.61 estrellas y en la segunda, de 4.7.
Añado algo muy útil que publicó Jennifer Crusie en su blog, que es un esquema de los personajes que pululan por esta novela, a Lavender’s Blue carácter chart.
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