martes, 5 de septiembre de 2023

Crítica: “Speakeasy”, de Sarina Bowen


Un rollo de rebote que se convierte en algo que ninguno espera


 

DATOS GENERALES

Título original: Speakeasy

Subgénero: contemporánea/NA

Publicación: 5/2018

Parte de una serie: True North #5

Páginas: 274

 

SINOPSIS (según Fiction Data Base)

A veces te enamoras del Sr. Perfecto. Y, a veces, del Sr. Perfecto para Ahora…

May.

¿Escuchaste el chiste sobre una chica que entra en un bar y descubre a su amante besando a otra persona? ¿No? Pues eres el único en la toda ciudad que se lo perdió. Por suerte, Alec está allí para envolverme en fuertes brazos y sacarme por la puerta antes de que las cosas se pongan demasiado feas. Y eso no es lo único en lo que Alec es bueno. Nuestra química inesperada lo convierte en el tipo perfecto para el rebote.

Alec.

Debería ser más listo y saber que no es buena idea enrollarme con la hermana pequeña de mi rival, pero la mirada ardiente en los ojos de May realmente me pone loco. Necesita que la animen, y yo soy justo el tipo adecuado para ese trabajo. No es como si me fuera a enamorar. Ni siquiera después de una serie de encuentros ardientes, y de darnos cuenta de que somos buenos en las mismas cosas: noches salvajes y decepciones familiares. No me enamoro de nadie, nunca me ha pasado, ni quiero que me pase. Así que este es el arreglo perfecto, para los dos. Nadie lo aprobaría, pero tampoco tiene por qué saberlo…

 

¿Entra dentro de “Lo mejor de la novela romántica”?

Bueno, la tengo bastante arriba en mi base de datos, sin llegar a entrar entre las mil mejores. Anda poco más allá del puesto dos mil, gracias a críticas muy buenas, de 5 estrellas, de comentaristas como Amy Dickinson, Kimberly Faye, Natasha Is a Book Junkie, Simply Love Book Reviews, Arielle (de Star-crossed) o The Bookish Sisters.

 

CRÍTICA

Aprovechando que Bowen puso la serie True North en KU, me fui leyendo los libros casi uno detrás de otro.

Estas novelas se ambientan en Vermont, pequeño estado de la Costa Este pegadito a Canadá. Un entorno rural, con pequeños negocios, todo muy cuqui.

El corazón de la historia sería la granja de la familia Shipley, que cuenta con un abuelo, una madre y cuatro hijos, dos chicos y dos chicas.

Le toca el turno a la chica mayor, May (27). En novelas anteriores la vimos estudiando derecho, cómo echó una mano a Jude (el expresidiario exdrogadicto de Steadfast), sin darse cuenta de que ella misma tenía un problema con el alcohol.

Ahora está empezando como abogada. Lo del drinking parece que lo ha dejado, aunque sigue teniendo ansias constantes.

May se enrolla indistintamente con chicos o con chicas, pero de quien está enamorada es de su bestie, Lark, la prota de Keepsake. No le resulta fácil verla enamoradísima de su Zach.

Para intentar superarlo, por aquello de que un clavo saca a otro clavo, se enrolla con una chica, Daniela, un bicho (ya se vio en la historia anterior).

Cuando descubre que Daniela le está poniendo los cuernos, May tiene una reacción algo violenta, allí, en medio de un bar.

Entra al rescate el dueño, Alec Rossi (32). Y eso que siente cierta tirria por los Shipley, en particular por Griff (el protagonista de Ni dulce ni amargo), que en su momento se enrolló con Zara, la hermana de Alec, la de Bountiful

Ahora, May es harina de otro costal. Le resulta bastante atractiva. Como Alec es un tipo bastante desenfadado y vivalavirgen, no le importa nada acabar siendo el «rollo de rebote» de May.

Hay cosas que comparten Alec y May, entre otras, que sus familias los tienen en poca cosa

Llevan la cruz de ser los hermanos intermedios, sí, esos que no son tan esperados como el mayor ni reciben la misma atención que los benjamines. Se dice que esto los hace más observadores e independientes. No suelen pedir ayuda porque saben que la atención de los padres está en los otros, lo que puede llevar a cosas como ser más tímido o tener la autoestima algo baja…

Algunas de estas características se reconocen en los protagonistas, Alec y May.

Sobre todo anda mosqueada la familia de May. Con la de disgustos que les ha dado, los Shipley andan siempre atentos a ver cuál es la siguiente cosa en que la caga.

El romper con su novia y tener que volver al hogar familiar con la ropa en bolsas de basura y el rabo entre las piernas, no ayuda a que May mejore su imagen.

Andan vigilantes, no vaya a ser que recaiga en el consumo de alcohol.

May tiene muy claro cómo verían el hecho de que ella se enrolle con uno de los ligones del pueblo, Alec. Por eso se empeña en que la cosa quede entre los dos. No es algo que a Alec le haga muy feliz, pero bueno, tampoco le da muchas vueltas. Hay sexo y lo pasa bien, que dure lo que tenga que durar.

Todas sabemos cómo acaba esto del «solo sexo» en Romancelandia, ¿verdad?

La novela te entretiene hablando de cosas muy diversas.

Por ejemplo, el ansia que siente May por el alcohol, sobre todo en los momentos difíciles.

O cómo siente que se la trata al ser bisexual, como si fuera una lesbiana que no se acepta o, al contrario, como si el gusto por el sexo penetrativo te tachara como lesbiana.

Luego su familia, siempre en un ay, pensando ¿qué va a ser de May?

Por su parte, Alec, por mucho que sea un pichalegre, también tiene su corazoncito.

Dentro de su propia familia, hay quien no cree demasiado en él. O que, pudiendo echarle una mano, no le ayudan.

Este empresario autónomo tiene sus planes de expansión del bar, algo que no es fácil, e implica cosas que él no sabe del todo cuándo y cómo hacerlo

Siempre hay problemas de personal o de financiación. Alec tiene que descubrirlos, asumir lo que hay y ver cómo lo resuelve.

Una curiosidad es que te hablan un poco del mundo de las cervezas artesanas, porque Alec las vende en su bar. Además sabe confeccionarlas, y le gustaría hacer una que tuviera mucho éxito.

Es una moda que hay de un tiempo a esta parte, y no solo en los EE. UU., ese gusto por las cervezas artesanas, o de firmas pequeñas, más que las industriales de toda la vida.

Hablan un poquito de las cervezas sin, y cómo se elaboran de manera algo diferente.

Todas estas cositas tienen su puntillo de interés, sobre todo si eres muy cervecero. No es mi caso, que el poco alcohol que consumo es más vino. La cerveza es para mí una bebida social, y tiro más de la 0,0, sobre todo ahora que hay un par de ellas tostadas muy resultonas.

Con todo eso habéis caído, supongo, en un problemilla obvio por el que Alec y May igual no son buena idea como pareja. El dueño de un bar y una alcohólica reformada… Big no no.

Resumiendo: una novela que picotea varias cosas.

El formato, el típico NA de primera persona alterna, ese estilo que a mí me suele causar problemas, y esta vez no es diferente. Por un lado, no siempre sé quién habla en cada momento. Por otro, casi todos los personajes, de un tiempo a esta parte, me acaban sonando iguales, con independencia de quién sea el autor o de qué vaya el libro. Es como si fuera siempre el mismo personaje, una y otra vez, disfrazado hoy de empresario, mañana de deportista, al otro de actor o de policía…

Una vez más, me encuentro con una perfecta novela tres estrellas: entretenida, de esas que si las lees no te arrepientes porque pasas un buen rato, pero que si pasas de ella, tampoco te pierdes gran cosa.

Valoración personal: buena, 3

Se la recomendaría a: quienes gusten de historias NA en un entorno cuqui.

Otras críticas de la novela:

No he encontrado nada en español.

Kimberly Faye, 5 estrellas y una true gem! 

Natasha is a Book Junkie, 5 estrellas

Blog on the Run, 5 snaps

A Novel Glimpse, 5 estrellas

Book Binge, 4.5 estrellas

Book Need Caffeine Too, positiva, que tiene un content Warnings: infidelidad, consumo de alcohol, alcoholismo/recuperación de alcohol, bifobia por parte de una ex novia malvada, lenguaje capacitista [ableism], menciones de novio abusivo, conducir bajo los efectos del alcohol, consumo de droga, sobredosis, ataque al corazón, muerte de un amigo, accidente de tráfico, enviar mensajes mientras se conduce. ¿De verdad hace falta, tan ñiñis nos hemos vueltos que un libro para adultos necesita advertir que hay temas adultos…?

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