Unos very friendly enemies, and quite
hot
DATOS
GENERALES
Título
original: Flirting with Fire
Subgénero:
contemporánea
Publicación: Pocket Books, 24-3-2015
Parte de una serie: Hot in Chicago #1
Páginas: 400
ISBN 9781476785905
NO TRADUCIDO AL ESPAÑOL, pero sí al francés (JOUER AVEC
LE FEU) y al ¿croata? VATRA I LED
SINOPSIS (según Fiction DB)
La experta gurú de las relaciones públicas,
Kinsey Taylor, siempre se ha
definido a sí misma por su carrera, no por su sexo. Es decir, hasta que se mudó
de San Francisco a Chicago para estar con su prometido, quien pensó que no se
estaba tomando lo suficientemente en serio su «trabajo» de apoyarlo en su
poderosa carrera, y rápidamente la dejó por una enfermera más comprensiva y
«femenina». Ahora, como nueva subsecretaria de prensa del dinámico alcalde de
Chicago, está decidida a mantener la vista puesta en el premio: no hay tiempo
para sentirse inferior por ser una mujer fuerte y espectacular, y, desde luego, tampoco lo tiene para hombres.
Pero todo eso cambia cuando conoce a Luke Almeida, un bombero tan
tremendamente sexi como irascible. Es el segundo hijo de los «Bomberos
Dempsey», una familia de hermanos adoptivos que han comprometido a servir a la
ciudadanía, siempre que las payasadas de Luke no consigan que lo despidan.
Cuando Luke va demasiado lejos y se pelea en un bar con el Departamento de
Policía de Chicago, Kinsey entra en la estación de bomberos de Luke y dicta la
ley, por orden del alcalde. Pero en el parque de bomberos n.º 6, Luke Almeida es la ley. Y no va a permitir que Kinsey
establezca las reglas.
¿Entra dentro de “Lo mejor de la
novela romántica”?
Vaya,
está en torno al puesto siete mil de mi base de datos, gracias a la calificación
de cinco estrellas de páginas y lectoras a quienes sigo, como Becky o la ya
desaparecida Romantic Times, para quien fue un Top Pick! Además, tiene uno de
esos tópicos que tan atractivos me resultan, enemies to lovers.
CRÍTICA
La segunda historia de la serie «Hot in Chicago»,
primera novela larga.
El comportamiento airado de Luke Almeida (32) da mala imagen al cuerpo de bomberos. Así que el
alcalde presiona para castigo ejemplar o que se redima de algún modo. Tiene en
el horizonte su reelección y el Ayuntamiento y sus servidores deben ser ángeles
perfectos.
Ahí entra en juego la relaciones públicas Kinsey Taylor (¿28, 30?). Su objetivo: convencerlo
para que se implique en proyectos públicos de reconciliación con los policías
de Chicago.
Algo que Luke está lejos de querer hacer. Tiene sus
motivos para dejar hecho un Cristo a cierto policía… Serán buenos o malos, pero
son sus motivos. No quiere convertirse en un pelele en manos de esta mujer, ni
menos bailar al son del político de turno que tiene cierta tirria a los
Dempsey.
El choque de voluntades e intenciones es evidente, lo
mismo que la atracción que sienten el uno por el otro.
Claro que ambos vienen con heridas de relaciones
relativamente recientes. A Kinsey la acaba de dejar su novio de diez años. La acusaba de dedicar mucho al trabajo y poco a él. Resulta que encima él corta
justo después de que ella lo dejara todo en California para ir a Chicago y
estar con él.
La competitividad no es terriblemente femenina, Kinsey.
No, cielo, pero desde luego que es mucho mejor que perder.
Por su parte, a Luke le dura aún la infidelidad
sufrida a manos de su mujer y su mejor amigo (todos ex a estas alturas).
Así que más o menos lo suyo será el «ligue de rebote»
que les permita volver a subirse al caballo...
La fase enemies,
digámoslo ya, les dura bastante poco. Estos dos en seguida se entran por el ojo
y se gustan y caen bien, y se ponen la mano encima. El conflicto viene más bien por otro
lado.
Sus circunstancias son peculiares. Dado que
Kinsey está trabajando en estos proyectos de relaciones públicas con Luke, no
pueden enrollarse. Tendrían que esperar a después
de que su relación profesional termine.
Pero, al mismo tiempo, debe ser antes de que ella se vuelva a California, ahora que nada la une a
Chicago.
Luke nunca podría dejar la ciudad. Ahí es donde
encontró una casa de acogida, la de Sean y Mary Dempsey. Y una familia, otros
cinco acogidos que se convirtieron en sus hermanos. Él, de ascendencia cubana,
pasó a considerarse cubano-irlandés.
Su hermano Logan Keyes, falleció con el padre, Sean,
en un incendio. A él le toca, junto con su hermano Wyatt, proteger a los
peques, a Beck, sí, pero sobre todo a Gage y a Alex. Estos dos bulliciosos
veinteañeros, también bomberos, a veces son demasiado para sus hermanos
mayores.
A pesar de que los jóvenes Dempsey acogen a Kinsey,
esto no le hace sentir que Chicago es su futuro. Demasiado frío. Hasta el punto
de que lo llaman Chiberia. Al menos,
desde 2019, cuando hubo tremendas oleadas de frío ártico.
Nunca convencerás a esta nativa de California que sufrir a través del frígido invierno chiberiano merece la pena.
Genial, cuánto me gusta cómo escribe Kate Meader. Ya
solo la con la narración en tercera persona me tiene ganada. ¡Cómo se nota que
esto es de 2015!
Sabe cuándo ser emocional y cuándo sexi, por momentos
divertida y otras sentimental.
Mezcla bien momentos graciosos con otros serios, lo efusivo
o lo ridículo.
Sus protagonistas
no son perfectos. A veces actúan sin pensar. Por eso se meten en líos.
Deben asumir su responsabilidad y salir adelante sin dañar sus carreras, o
dejar tirada a la familia.
Hay una cosa que se me cruzó un tanto. La novela arranca con el hecho de que Luke ha perdido el control y se ha peleado en un bar con un policía. Es obvio
que los servidores públicos no pueden andar por ahí dando mamporros. Pero
claro, luego te ponen una escena en la que la que agrede físicamente es ella, Kinsey, y para mí eso es un gran
NO NO.
Entiendo la situación, pero ejercer violencia,
dejándonos llevar por la ira y la humillación, sigue siendo violencia. Jamás admitiríamos
que una heroína sufriera eso a manos de su ex. Entonces, ¿por qué parece
admitirse cuando el sexo de los implicados en el incidente es a la inversa?
Lo he dicho y lo repito, porque parece que la gente no
se acaba de enterar: una mujer golpeando a su pareja o expareja, aunque sea un empujón,
un puñetazo o un golpe, es delito, delito que cuenta como violencia doméstica.
Quizá se me hizo un poco larga porque, a mi modo de
ver, metió demasiado de dos romances
posteriores, el de Gage y Brady y el de Eli (el impresentable, que aquí hace más
de una cosa mala, siempre poniendo en peligro el trabajo de los Dempsey) y Alex.
No es que te ponga alguna escena suelta que insinúe y
te pique, no. Es que cosas importantes en sus historias de amor pasan aquí.
Es un poco como la historia de Alyssa y Sam, salvando
las distancias. Suzanne Brockmann la troceó en todas las novelas precedentes,
con lo que
a) robaban escenas cuando eran secundarios;
b) «su» libro no es del todo standalone, pierde mucha intensidad emocional si no los has visto
llegar a ese punto.
Ahora que lo pienso, pasaba lo mismo con Justine y
Adrian (Spymasters de Joanna Bourne), otra de mis parejas favoritas de romance ever. Aparte de robar escenas, su
historia la tienes que reconstruir no solo con su libro, sino a partir de
escenas sueltas de novelas precedentes.
Por eso la serie mejor leerla en orden.
Valoración
personal: notable, 4
Se
la recomendaría a:
quienes gusten de las historias contemporáneas y sexis en tercera persona.
Otras
críticas de la novela:
No he encontrado nada en español. En inglés he encontrado críticas muy positivas.
Booklovers for Life, 5 estrellas.
Caffeinated Book Reviewer, 5… tacitas de café.
About That Story, 4.5 estrellas.
EBookObsessed le pone 3 ½ estrellas y reconoce que le interesaron más las historias de sus hermanos que la de Luke.
Crítica y entrevista con la autora en The Reading Café.
En Read Your Writes, una entrevista con Kate Meader cuando publicó esta novela. Cuenta cosas interesantes.
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